Yo ya no estaba en el Periodismo gráfico cuando Romina Yan comenzó su carrera artística.
Recuerdo en cambio a la Romina nenita, cuando me tocaba ir a hacerle notas a Cris Morena, cuando era una de las figuras de "Mesa de noticias", y Gustavo Yankelevich, entonces marido de la actríz y padre de Romina, era el productor del programa.
Siempre fue para mí una familia muy encantadora, muy amable conmigo, por lo que guardo un muy buen recuerdo ellos.
En ese momento, Tomás era un nenito, que sólo iba al living de la casa, para el momento de las fotos, porque Cris quería salir en las fotos con todos. Y si estaba Gustavo, también lo obligaba a aparecer.
En cambio Romina se quedaba toda la nota y hasta participaba de la entrevista, porque me gustaba preguntarle sobre su futuro, al lado de padres tan vinculados a la televisión. Y Romina, con su timidez, su admirable sencillez y esa mirada verde y dulce, respondía que "todavía no lo tenía decidido, pero que le gustaba lo que hacía su mamá".
Me gustó verla después en "Jugate conmigo" y después en la explosión de "Chiquititas". Porque eso daba la prueba de que había encontrado su camino y que nunca más se iría de él. La chica había demostrado tener talento propio y eso era muy valioso.
Más allá de su labor actoral, Romina demostró ser una chica común, trabajadora y sobre todo una persona extraordinaria.
Nunca se le escuchó hablar mal de nadie. Todas sus palabras en las entrevistas estuvieron dirigidas a su familia. Adoraba a su familia. A sus tres hijos. A su marido Darío. Ese era el tema principal de sus notas. Después venía su trabajo.
Me encantó que eligiera a ese chico. No buscó a un millonario, que podría haberlo encontrado. Seguro que sí. Romina se enamoró de Darío, un técnico de TELEFE, un laburante de la televisión. Y por él se hizo bautizar para ser Católica. Y por él, se casó bajo el rito Católico.
Fue tan linda y a la vez tan simple la Boda por Civil. Ambos con remera blanca y ella con un jardinero. Y ese amor que se notaba que se tenían, y quedaba tan evidencia.
En el mundo artístico, tan plagado de egoísmo, de vanidad, de odios, envidia y puterío (no todos por supuesto), Romina era una compañera solidaria, y una madre y esposa ejemplar.
Tal vez por eso no le hacían tantas notas. Varias de ellas eran obligadas por el éxito resonante de sus programas y en el teatro. Pero para los medios "amarillos", "Romina no vendía".
Claro, no salía con el traste parado y mostrando las tetas, contando "intimidades en la cama". Tampoco había un pasado amoroso para traerlo a colación.
En una de las comunicaciones telefónicas que hizo "Telenueve" con algunos periodistas y artistas, salió Susana Roccasalvo. Y el ejemplo sobre lo que acabo de mencionar, lo dió ella.
Dijo que le había hecho hace poco una nota a Romina, pero "por esas cosas de la realidad", no la había puesto al aire, pero que "la iba a pasar ahora en su programa".
Seguramente si Romina hubiera criticado a algunas de las bailarinas del "Bailando por un sueño", o contado "que se había separado" o "estaba por posar en bolas en una revista", o cualquier otra declaración polémica, esa nota hubiera salido al aire.
Romina no se metía con nadie. Romina era buena. Romina era una chica felíz. Tal vez por eso Dios se la quiso llevar, para llenar de alegría el cielo. Mi Fé en Dios, me hace que piense de esa manera. Pero no puedo evitar que me haya quedado por ella, "el corazón con agujeritos".
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