Amo a la Fiesta Nacional de los Estudiantes de Jujuy porque es parte de mi vida. Crecí con ella. La viví de todas las maneras posibles. El solo hecho de ingresar a la Secundaria, me dió el tácito pasaporte de ser en algún momento parte de ese mundo de flores de papel crepé, alambres, luces y un sinfín de piezas, destinadas a hacer la carroza más linda para representar al colegio.
No hay jujeño que se precie de tal en la "Tacita de Plata", que no haya participado aunque más no fuera en una mínima parte de esta fiesta.
Yo fuí alumna del Colegio Nuestra Señora del Huerto, donde en ese momento, década del '70, éramos todas mujeres y por eso indefectiblemente para tener nuestra carroza, debíamos contar con el aporte de padres, amigos, novios. En una palabra: hombres, para hacer el trabajo pesado. Nosotras, si no nos animábamos al martillo, a las pinzas y a las tenazas, nos quedaba la simple y no menos responsable tarea de confeccionar miles de flores de papel.
En primer año era lo primero que nos enseñaban a hacer. Y las alumnas de los cursos superiores, nos obligaban a aprender, en beneficio de la institución.
Al menos en mi colegio, en el tiempo en que yo estuve, las clases nunca se suspendieron por la carroza. Si bien los profesores nos cedían algunos minutos de su hora para que confeccionáramos flores, nosotras mientras tanto, nos quedábamos sin recreo o íbamos algunas horas a la tarde para colaborar.
La Fiesta que se vive durante una semana en el mes de Septiembre en Jujuy, siempre con el día 21 incluido, comienza a gestarse desde Mayo o Junio, cuando se presentan los proyectos de la alegoría que tendrá la carroza. En Julio ya sabe cuál será el boceto. Y en Agosto, ya se comienza a trabajar.
Ni hablar en Septiembre, donde el tiempo apremia para llegar al primer día del desfile.
Decía anteriormente que me tocó vivirla de todas las maneras posibles, porque estuve en las carrozas desde laburante, hasta desfilar en una de ellas, que no fue precisamene la de mi colegio.
En los últimos años como alumna, fuí algunas veces al "canchón" donde se hacía la carroza, para trabajar codo a codo con los carroceros. Incluso, sólo en una o dos ocasiones (porque mi mamá no me dejaba), me quedé a dormir allí.
Como en esa época no había muchas escuelas mixtas, los alumnos de los colegios privados de chicos o las escuelas de Educación Técnica, para tener su reina y sus princesas, iban a buscar las candidatas a mi colegio o a nuestro tradicional rival, el Instituto Santa Bárbara.
Yo estaba lejos de ser una beldad. Pero gracias a que había "gente con problemas de visión", me llamaron para participar de la elección de la reina de la Escuela Técnica de Palpalá, donde dicho sea de paso, asistía el que era mi novio en ese momento.
Aunque no salí ni siquiera princesa segunda, no recuerdo por qué motivo, una de las chicas elegidas decidió no participar de la fiesta. Y como algunos de los chicos de esa escuela me conocían, me pidieron que fuera una de sus representantes.
Yo me veía muy fea para estar ahí arriba de la carroza, tirándole flores a la gente, en la recorrida por la Avenida Córdoba. Pero mi familia, mi novio y mis amigos, me convencieron. Y terminé aceptando el convite.
Una chica me prestó un vestido largo floreado. Una tía hizo lo propio con un chal, que entre paréntesis se me quemó por un incendio en la carroza y tuve que devolverle otro. Y así, de prestado, en todo el sentido de la palabra, desfilé como "una monarca de la Realeza Europea".
Desde entonces, aunque hace mucho tiempo que no estoy presente en la Fiesta, año a año trato de enterarme por mi mamá, cómo es la carroza de la ENET N° 1 de Palpalá y qué premio recibió al término de la celebración.
Cuando comencé a trabajar como periodista, me tocó estar del lado de la entrevistadora de los chicos carroceros, los laburantes que son el alma de la Fiesta. Como así también de las candidatas y las reinas elegidas. Lo hice en 1978, cuando estuve en el Diario "Pregón" y tres años después, en el Diario "El Tribuno".
Por todas esas y muchas más razones es que quiero tanto a esta Fiesta de los Estudiantes.
Y eso va más allá de haber sido la cuna de una posterior y exitosa carrera como modelos de Daniela Cardone y Carolina "Pampita" Ardohaín, ambas elegidas en diferentes años como Reina Nacional de los Estudiantes, por Río Negro y La Pampa, respectivamente.
Más allá de ser una Fiesta institucionalizada en el país y en el mundo.
Tiene que ver con los afectos. Con la tierra de donde una nació. Con el lugar donde se gestaron los sueños de vida.
Y escuchar la música que antecede a este texto, es como trasladarme a mi pasado adolescente. El que no se olvida. El que se lleva en la memoria por siempre y para siempre.
Con una lágrima rodando por mi mejilla, les digo a todos los que entendieron mi mensaje. Simplemente: "Felíz Primavera".
No hay comentarios:
Publicar un comentario