sábado, 30 de junio de 2012

BETO BADÍA ESTÁ EN EL CIELO

No es descabellado el título "Beto Badía está en el cielo". Tanta expresión de afecto y agradecimiento al producirse su muerte a los 64 años, no hizo más que confirmarlo. Juan Alberto Badía está con Dios, aunque lo haya descubierto recién en los últimos tiempos de su vida.
Es bueno que eso haya sucedido porque era lo único que le faltaba para recibirse de Cristiano. Ya lo era por su don de gente, el respeto al prójimo, la solidaridad, el apoyo, la palabra justa, la amistad, cualidades que sus allegados, colegas, compañeros de trabajo, subalternos y los que alguna vez tuvimos la oportunidad de tratarlo y de entrevistarlo, como fue mi caso, reconocieron cuando la vida le abrió la puerta a la muerte.
Con los más de 45 minutos que duró su participación en "Sábado Show", cuando entrevistó a Charly García, no sé cuántos habrán reparado en un comentario al respecto que hizo sobre Dios y que lo emocionó, pero de inmediato saltó a otro tema. Por si alguien lo quiere ver, está en el minuto 26.09 del video que incluyo en este escrito.
Badía se refería a una visita que le había hecho a Charly a la quinta de Ramón Ortega. Palito lo llevó a la capillita que tiene en el lugar y Beto lo recordó así: "ahí empecé a rezar por él, por mi y por todos los que queremos". Y la voz se le quebró.
La misma emoción la sentí yo cuando lo escuché y se convirtió casi en llanto cuando se lo conté por teléfono a mi mamá, que es muy creyente.
El cáncer no te perdona, tarde o temprano te lleva. Juan Alberto sabía que su lucha no tenía retorno, pero le ponía optimismo, alegría, trabajo como medicina, tal vez para que no sufrieran sus seres queridos.
La noche de los Martín Fierro fue la oportunidad para despedirse de todos. Yo le miraba los ojos llenos de lágrimas a Tinelli cuando Beto hablaba y en esos ojos podía ver que el final de su amigo y mentor estaba cerca. Quién que más que Marcelo, tan cercano a él,  podía saber que su salud pendía de un hilo.
Me animaría a decir que fue la personalidad más querida de la televisión y la radio. Son muchísimos los profesionales, que hoy tienen un nombre, que le deben algo a Beto. Fue un gran descubridor de talentos. Como así también, le dio vuelo a valiosos músicos a los que nadie antes les había dado una oportunidad. Y en el programa "Badía y Compañía" tenían la posibilidad de lucirse. Era el único lugar en la televisión donde se tocaba en vivo y los artistas sonaban con una fidelidad fuera de serie.
Por eso en la despedida en el cementerio de Pilar había tantos músicos. Patricia Sosa, Oscar Mediavilla, Pedro Aznar, Alejandro Lerner, Jairo, Víctor Heredia, Juan Carlos Baglietto dieron el presente. Y seguramente hubieran estado el Flaco Spinetta, Mercedes Sosa, Facundo Cabral y unos cuantos más que se le adelantaron en la partida al más allá. Y hasta Gustavo Cerati, si no estuviera "dormido" por ese maldito ACV.
En su programa "Sensación térmica" de Radio 10, Adrián Noriega contaba lo mucho que le debía a Badía. Desde su decisión de ser locutor hasta de conectarlo con Fernando Bravo para un trabajo, cuando se quedó sin empleo. Adrián puso al aire un homenaje que Juan Alberto le rindió a sus colegas en el Día del Locutor, en 1993, en su programa "Una buena idea" y en el cual él también fue invitado. Todos fueron leyendo uno a uno una estrofa de "Desiderata", un poema de Max Ehrmann. Me gustó tanto que lo incluyo en este escrito.
Noriega también contó que en el momento de la despedida, Alejandro Lerner le dijo a Pedro Aznar que la mejor manera de despedir a Badía era cantar un tema de Los Beatles. Empezaron a entonar a capella "Let it be" y a ellos se sumó Patricia Sosa. Fue la emotividad al palo.
Lo que siempre me sorprendió de Beto fue el respeto que imponía sin levantar la voz. En los años 80', cuando iba a menudo a "Badía y Compañía", fui testigo del buen clima con el que se trabajaba, a pesar de las exigencias que había para que todo saliera perfecto. Mientras su hermana Marisa era una caldera, Juan Alberto daba órdenes tranquilo, con pausa, como si tuviera todo el tiempo a su favor.
Ambos se adoraban, pero se peleaban por trabajo. Eran los únicos que se sacaban chispas en la producción del programa. Pero siempre terminaban abrazados.
Recuerdo cuando llevaron a Silvio Rodríguez para un reportaje. Sólo eso, porque Silvio cuando venía a Buenos Aires, siempre se negaba a cantar en televisión. Yo estaba presente en el estudio. Marisa con el resto de los productores se había ocupado de preparar una biografía con fotos del cubano cuando era pequeño. La idea era poner el video, sin decir de quién se trataba. Así lo debía presentar Juan Alberto. Pero   éste se adelantó y presentó directamente a Silvio. Como no estaba preparado, cuando se abrieron las puertas del escenario, se veía a los músicos de otro grupo preparando los instrumentos para su próxima actuación y desde el control, Marisa ordenó el cierre inmediato. Entonces Badía, de manera manual abrió las puertas y lo hizo entrar al músico. Un blooper poco común en el programa.
Cuando la entrevista terminó, Marisa bajó del control para "matar" a su hermano. Fue la única vez que los vi a ambos muy enojados. Sin embargo, a los pocos minutos, el orden había vuelto a reinar. Así eran los hermanos Ramón Badía, unos perfeccionistas sin remedio.
La moderación de Juan Alberto terminaba con su fanatismo por River. Era un "enfermo" por la blanca y roja. Él mismo lo contaba en una radio, que sufrió más el descenso del "Millo" a la "B", que enterarse del cáncer de mediastino.
Él siempre había apostado a una reunión de Joan Manuel Serrat con Joaquín Sabina. Y cuando ésta se concretó y los músicos vinieron a presentar el espectáculo a la Argentina, Badía no fue a verlos porque era en la cancha de Boca. "Es que es la cancha de ellos", en referencia a los xeneizes, fue la explicación del animador.
A pesar de las veces que lo entrevisté y lo vi en "Badía y Compañía", cuando asistía a los recitales de los músicos que me interesaban, no fui amiga de Juan. Pero aún así, su muerte me tocó. Desde la noche que comenzaron a decir que había muerto, primero por error y luego cuando realmente se produjo su deceso, no paré de llorar. 
Me conmueve la gente que es capaz de lograr que un auditorio se levante al unísono para aplaudirlo, como sucedió con Badía en la noche que le dieron el Martín Fierro a la Trayectoria. Porque esa gente vale oro. Y Beto lo valía.
Juan conmovía en su último tramo de vida. Daba cátedra de cómo enfrentar la adversidad, siempre con una sonrisa y enseñando a ser mejores personas. Es que era bueno. Muy bueno. Y por eso hoy está en el cielo.

domingo, 24 de junio de 2012

RIVER DESPERTÓ DE UN ACV

Casi como decía el cartel en la tribuna del Monumental: "me pasé 363 días esperando volver a Primera". Se hizo larga y dura la espera desde aquel fatídico 26 de junio de 2011, cuando Belgrano de Córdoba no hizo más que dar el empujoncito final, en una caída sin retorno.
Había que tocar fondo para dar el gran salto o quedarse un año más en una divisional nueva y con palos en la rueda. Y se volvió, jugando muchas veces mal y otras bien, pero siempre con el objetivo puesto en el ascenso.
Lo que para varios era un desacierto, yo lo vi como un acierto de Daniel Passarella que le encomendara a Matías Almeyda la nada fácil tarea de conducir el equipo a lo largo de 38 partidos. Porque así como decidió  volver a calzarse la blanca y roja, cuando en verdad ya no lo necesitaba, y convertirse en el jugador símbolo por su temperamento, dedicación y talento, la misma entrega iba ofrecer como director técnico.
La explicación es que el Pelado ama a River. Y River, en un momento tan difícil, necesitaba a alguien del paño, que dejara la vida por el club. Almeyda se puso el equipo al hombro y lo importante es que el equipo entendió el mensaje, y no lo dejó solo en la patriada.
Otros que vinieron a ofrecer su corazón riverplatense, dejando contratos millonarios en Europa, fueron Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez. Por más que cometieron errores, algunos de ellos garrafales, los hinchas los eligieron ídolos indiscutidos. Comparto con los hinchas esa postura. Como comparto que se haya erigido a David Trezeguet en el preferido de todos. Otro grande, campeón del mundo con Francia en 1998, figura de la Juventus, que con humildad y goles fundamentales, como los dos últimos ante Almirante Brown, fue uno de los artífices de la vuelta a Primera.
Fue muy difícil este año con River en la B. Creo sin temor a equivocarme, que muchas de las arrugas que aparecieron en los últimos tiempos en mi cara, se deben a eso. Fue un golpe tan fuerte, que dañó la salud física y mental de unos cuantos, y no me siento exceptuada. Había que ser muy fuerte para aguantar la andanada de burlas del otro lado de la vereda. Lo veía como si una estuviera velando a un ser querido en la habitación y en el patio los vecinos estén organizando un asado con música y baile.
Era una maldición. Mientras River lloraba por el descenso, Boca daba la vuelta olímpica en el siguiente campeonato, el Apertura 2011. No podía ser peor.
Así como lo hice aquel horrible 26 de junio, fueron numerosas las ocasiones en que lloré de impotencia. River sufrió una especie de ACV y tenía que despertar.
Cuántos insultos me tragué, cuántos puños cerrados escondí en el bolsillo para que no se convirtieran en trompadas. Hubo varios, casi todos "bosteros", que estuvieron a punto de sacar lo peor de mí. A veces llegué a envidiarle al "Tano" Pasman su facilidad para putear uno a uno a los culpables del descenso. Sólo que en mi caso, esas expresiones nada amigables las quería lanzar contra los que se burlaban de mi desgracia. Y aún siendo familiares y amigos.
La imagen que también tenía era la de varias personas riendo a carcajadas a mi alrededor. Porque al fin de cuentas era lo que sucedía. Boca tenía muchos motivos para reír y nosotros más para llorar.
Todo, como en un hilo macabro, los favorecía para seguir pateándonos en el suelo. Su primer festejo, ya con River en el torneo de la B, fue que nosotros perdiéramos con los insufribles de Boca Unidos. Los de la ribera se apoderaron del triunfo con voces altisonantes y sus asquerosos afiches, hirientes y sin ninguna pizca de gracia.
Hasta más allá de la mitad de sendos campeonatos, la buena fortuna favoreció a Boca.
Se propusieron salir campeones en tres torneos y casi lo consiguieron. En la Copa Libertadores están a dos partidos de lograrlo. También pueden ganarle a Rácing, que nos sacó a nosotros por penales, en la Copa Argentina. Sin embargo, se quedaron con las ganas de repetir en el Clausura. Arsenal, con dignidad, se alzó con la copa y Boca terminó encima derrotado por All Boys.
No podían continuar las burlas sin ningún castigo. Ya era demasiado. Pero como en la vida todo vuelve, en este tiempo preferí callar y esperar, como se dice siempre, "que pase el cortejo de mi enemigo".
Estoy feliz con mi equipo y no quiero imitar a los rivales en materia de burlas. Sólo que no puedo evitar imaginarme  el supuesto destino de los miles de afiches que habrán hecho sobre un River aún en la B y ellos, en contrapartida, dando la vuelta olímpica.
Yo sabía que la tortilla tenía que darse vuelta algún día. No se podía seguir sufriendo tanto y sin argumentos para responder. Admiro por eso enormemente a Almeyda y a sus jugadores por hacer oídos sordos a las burlas. Cuánto tuvieron que aguantarse en este tiempo, al perder con equipos que no les ganaban a nadie, tal es el caso de Atlanta, que encima descendió y se agrandaban como si fueran el Barcelona ante River. Eso explica por qué el técnico y los futbolistas lloraron tanto al terminar el partido. Era un desahogo por tanto sufrimiento contenido. Y los hinchas se conmovieron con ellos. Los que tuvieron la suerte de estar en el Monumental, como los que en mi caso, lo vimos por televisión.
Parece increíble que una pelotita pateada por 20 tipos y atajada por dos, trastoque los sentimientos, modifique el carácter amable por el violento de una bestia salvaje, y haga envejecer diez años.
Lo que no pude decir, lo dejo a cargo de Ignacio Copani, un fanático del "Millo" que ha sabido pintar como nadie los buenos y malos momentos del club. Elegí los temas: "Ahora más que nunca " y "El vals del olvido. Yo simplemente le digo "Gracias River por salir campeón, subir a Primera y devolvernos la alegría a los hinchas".

domingo, 10 de junio de 2012

SORTEO "CELEBRAR LA VIDA"

Desde que comencé a recibir muestras de apoyo, tanto personales como por teléfono, correo electrónico, Facebook y Twitter, por un pronóstico incierto sobre mi salud, decidí hacer este sorteo entre mis compañeros de Telenueve.
Me hubiese gustado hacerlo extensivo a otras personas, familiares, amigos y ex compañeros del noticiero, pero técnicamente y monetáreamente (porque todos saben que estoy muy lejos de ser adinerada) era imposible.
Pese a algunas críticas que debía limitarme a sólo los compañeros de las ediciones del "Amanecer" y el "Mediodía", no me pareció justo. Yo tenía gente querida en todas ediciones, algunas de las cuales también se habían solidarizado con mi situación.
Por eso opté por hacer un sorteo muy democrático, también con las ediciones de la "Tarde" y la "Medianoche", con la inclusión de compañeros a los cuales ni siquiera conocía o al menos sólo había intercambiado un saludo alguna vez. Para eso, conté con la lista oficial del personal que me cedió Luís Toni.
A ellos les agregué tres personas: Luís Núñez, porque lo conozco desde hace más de 20 años; Marina Tomiozzo, porque nos vemos todos los días en el canal y tenemos un contacto permanente a través de Facebook; y el doctor Claudio Montoya, el médico del canal.
A éste último, quien además ganó uno de los premios y no fue muy bien visto por algunos, es porque siempre estuvo interesado por mi estado salud. Además, cuando el viernes 1° de junio me entregaron los resultados de la punción, donde yo no entendía nada del léxico médico y encima debía esperar hasta el lunes que tenía el turno con mi ginecóloga, él fue quien me explicó cada uno de los puntos. Se lo leí por teléfono y allí supe que "todo estaba bien".
Es más, me dijo que me abriera un champán, pero como le dije que yo no tomo alcohol, me sugirió una gaseosa. Sin embargo, yo ya tenía la idea del concurso. Y ese era mi verdadero festejo.
Había dos opciones para titular el sorteo. Si el resultado de los estudios determinaban que tenía cáncer de mama, lo iba a llamar "Sorteo de la Esperanza", porque estaba dispuesta a luchar hasta las últimas consecuencias. Y si el resultado era bueno, que no eran más que nódulos benignos, como gracias a Dios finalmente sucedió, el título era "Celebrar la vida".
Comencé de a poco a comprar los premios. Primero pensé en diez. Pero al extender el sorteo a todo el noticiero, me parecieron muy pocos y le fui agregando CDs y DVDs, los cuadernos, más chocolates y las  delicias de Havanna. El miércoles 6 tenía 21 premios, al sumarle una chalina que traje en abril desde Jujuy, para un eventual regalo de cumpleaños.
Sin embargo, no me sentía conforme, sobre todo porque eran más de cien los participantes. Así que el jueves, que no trabajé, le agregué más chocolates, CDs y DVDs, y así llegué a la cifra definitiva de 30 premios. Como no me había alcanzado el talonario de 100 números, tuve que comprar otro de 300 números. En total, participaron 108 personas.
El día que elegí para el sorteo fue el 7 de junio, Día del Periodista. Pero como ese día es una suerte de feriado para nosotros, no todos trabajan y a mí me dejaron afuera. Por eso lo pasé para el viernes. Y fue mejor, porque pude tomarme el tiempo necesario, sin pensar que al otro día debía volver a trabajar.
A nadie le había comentado la idea del sorteo. Pero el 1° de junio, luego de hablar con el doctor Montoya, la llamé a Ale Maroto para contarle el resultado del estudio y también le conté que haría un sorteo que iba a involucrar a todo el personal. Como estaba al lado de Chiche Ferro, me pasó con él para que le cuente las buenas nuevas, y con sus gritos de alegría, se enteraron varios compañeros del turno tarde, que empezaron a enviarme sus saludos y a interesarse además por el "enigmático sorteo".
El lunes 4 les dije a mis compañeros del "Amanecer" y de la "Primera Edición", que iba a hacer un sorteo. Y la expectativa fue en aumento con el transcurso de los días.
El jueves 7, luego de hacer las últimas compras, me dediqué a numerar a todos los premios e ir guardándolos de mayor a menor en un bolso rojo con flores blancas.
El viernes 8 fue el gran día. Desde temprano, mis compañeros empezaron a pedirme que adelantara el sorteo, que ya tenía previsto hacerlo al mediodía. Yo no tenía ninguna intención de descuidar el trabajo. Debía hacer las rutinas para los noticieros del "Amanecer" y el "Mediodía", y pese a los cantos y pedidos, no comencé con el sorteo hasta haber cumplido con todas mis obligaciones.
Emilia Frigerio se convirtió en asesora y secretaria a la vez, ya que fue quien me sugirió que antes de sacar el primer número, les explicara a mis compañeros el por qué del sorteo. Y fue quien se encargó de anotar en una lista a los premiados ausentes con su correspondiente número.
Mi discurso fue muy breve, porque veía que todos estaban ansiosos por saber si salían favorecidos.
Para sacar el primer número, convoqué a Paulita Espoile, embarazadísima. Y ella le dio la suerte a Miguel Tortosa, del turno tarde y ausente en ese momento. Se llevó un paquete de caramelos frutales.
Todas las chicas presentes sacaron números y después les tocó el turno a los muchachos, y al final volvieron a hacerlo las chicas.
El segundo ganador fue Fabián Veppo, también del turno tarde y ausente en ese instante, quien se llevó el mismo premio que Miguel.
El tercer ganador fue mi amigo Alejo Rivera, quien estaba concentrado frente a la computadora, porque debía relatar en pocos minutos el inicio de la Eurocopa. Su premio fue una tableta de chocolate con leche y fue con el primero con quien me fotografié para la posteridad. Alejito fue el único que tuvo el privilegio de leer la lista de premios cuando llegó ese día a la madrugada.
Andrea Duplá se llevó el cuarto premio, también un chocolate con leche. Virginia Trombetta, ausente ese día, se ganó una caja de bombones, al igual que el camarógrafo Carlos Montenegro, ausente en ese momento.
Marcelo Antín se sorprendió de ser el beneficiado con el séptimo premio, un Juego de Ingenio. No pudo decir lo mismo Sergio Cardoso, quien se ganó un premio igual, pero ese día estaba ausente.
Andrea pidió que nos sacáramos junto a Marcelo la foto para el recuerdo.
En todas aparezco como una viejita, medio agachada (no sé por qué) y mirando por sobre los anteojos. Sinceramente, las fotos no me favorecieron en nada. Creo que voy a necesitar photoshop...
Anita Stollavagli ganó el noveno premio, un CD de Franco de Vita. Me hubiese gustado que estuviera presente, pero se encontraba de franco. Lo guardé para entregárselo.
En el décimo premio hicimos una trampa. Daniel Míguez fue el ganador del CD de Adele, pero a pedido de todos los presentes y con mi consentimiento, porque es un columnista del "Amanecer", que viene directamente al piso, nunca está con nosotros en la redacción y tampoco me conoce, es que decidí sacar otro número.
La ganadora en este caso fue Gaby Viola, una amorosa que contó con la aprobación de los presentes. Con ella, también posé para la foto.
Chiche Ferro, quien se preparaba como Alejo, para conducir y hacer los comentarios de la Eurocopa, quiso  hacer valer sus habilidades como mago para "inventarse" un premio. Cuando le pedí que saque un número, sacó el de él, que no tenía anotado el nombre del ganador como todos los demás. Pero por más que es mi amigo y lo quiero, no acepté su jugada, y tuvo que darle la suerte a otro.
De todas maneras, Chiche no se enojó porque es una buena persona y destacó la buena y larga amistad que nos une, se mostró muy contento que mis estudios hayan salido bien y además pidió sacarse una foto conmigo.
Los siguientes ganadores no estaban presentes: Ángel Rey, quien se ganó el DVD de Enrique Pinti, "Salsa criolla" y luego pude entregárselo cuando llegó al canal. Pablo Fernández ganó el DVD "Rosaura a la diez", pero entraba más tarde. Roberto González, ganador de una tableta de chocolate, se la entregué cuando entró al noticiero. Sergio Castro, también ganador de una tableta de chocolate, entraba más tarde. Yanina Méndez, ganadora de unas coronitas de chocolate, estaba en nota y se las iban a entregar cuando volviera. Ella me escribió después en Facebook para agradecérmelo.
María Contartese sí estuvo presente para recibir el premio 16°, el mismo que Yanina. Con ella, otra de las amorosas conmigo en el noticiero, me tomé una foto.
Diego Schiaritti, editor de la tarde y de vacaciones, se ganó un cuaderno rayado, que le guardó Alejandro Martín. Mientras que Mariana Filloy, quien se retiró al mediodía, se llevó otro cuaderno, pero en este caso cuadriculado, que se lo daré yo. Ella me escribió su agradecimiento en Facebook.
Claudio Manzini ganó una tableta de chocolate, que pude entregarle personalmente cuando llegó a trabajar. Más tarde me informó, vía Facebook, que "estaba riquísima". A Christian Mangiafave, productor de la madrugada, le daré yo la tableta de chocolate que ganó.
Flavio Pace ganó una caja de alfajores que quedó Guadalupe Longar en entregarle. Lo mismo sucedió con el editor Andrés Perrone, cuya caja de alfajores se iba a encargar Ale Martín de dársela en mano.
Nico Cáceres se ganó el DVD "Como agua para chocolate" y como ese día me fui mucho más tarde, pude entregárselo personalmente y hasta fotografiarnos juntos.
Mariela Molina aún no había llegado para llevarse el 24° premio, el DVD "El Turista", que Andrea Duplá prometió dárselo más tarde. Ella también me agradeció por Facebook.  A María Guerra, con franco ese día,  le guardé el Surtido de Bombones. A Ximena Minteguiaga, en cambio, le dí sus bombones cuando llegó al noticiero.
Ale Martín le guardó su premio, el DVD "2012", a Sebastián Cabrera. Y Guadalupe hizo lo propio con el premio de Roberto "Cuca" Torino, hasta su llegada más tarde. Se ganó el DVD "Esperando la carroza". Y tuvo la gentileza de llamarme para agradecérmelo.
El doctor Claudio Montoya ganó el CD de Carlos Baute. Y Jorge Pereira se llevó la chalina, muy contento porque se la iba a dar a su mamá que cumplía años.
Fue un día muy lindo, que aún los perdedores me agradecieron. Y eso lo valoro enormemente, porque el noticiero es mi segundo hogar. Y al tener a mi familia tan lejos, mis compañeros son también mi familia.
En esta crónica del sorteo "Celebrar la vida", no quiero olvidarme de otra persona que me ayudó muchísimo durante estos cuatro meses de incertidumbre: Anita Stollavagli.
Cuando en febrero me descubrí una dureza en la axila izquierda, fue a la primera persona a quien se lo comenté. Si bien yo me había puesto a buscar oncólogos en la cartilla de la Obra Social, fue ella quien me dijo que debía buscar a un o una ginecóloga. Y no sólo eso, ella misma se puso a llamar por teléfono para pedir un turno lo más urgentemente posible.
Cuando me hicieron la ecografía y mamografía, salió que la dureza de la axila izquierda era un ganglio inflamado, que más tarde supe era por un diente que se me partió y no me enteré. Pero allí apareció que tenía una mancha extraña que merecía un estudio especial, una punción con aguja gruesa, en la lola derecha, donde nunca me había advertido una dureza y tampoco dolor.
Para no asustarla, teniéndola tan lejos, tardé un tiempo en contarle a mi mamá lo que me sucedía. Pero al pedirme la doctora un estudio tan complicado, no tuve más remedio que comunicárselo. Mi mamá no quería que me lo hiciera, porque se sabía que era doloroso, al menos al principio y luego de pasado el efecto de la anestesia. En cambio, Anita y Ale Maroto, eran las que me alentaban a hacerlo.
Como hay tanta demanda de turnos en el Centro de Investigaciones Mamarias, tuve que esperar casi dos meses para que el 11 de mayo me hicieran la biopsia con aguja gruesa. En ese lugar me pidieron que fuera acompañada por alguien y fue Ale Maroto quien se ofreció voluntariamente a estar a mi lado ese día. Y eso se lo agradeceré por siempre.
Mucha gente rezó por mí en este tiempo, además de mi mamá. Asimismo recibí energía, luz y deseos positivos a través de Facebook y Twitter, incluso de personas a las que apenas conocía. Lucía, la esposa de  Raúl Portal, a quien conozco por el compartido amor a los animales, no sólo me escribió en Twitter, sino que me llamó por teléfono para alentarme. Y después, también lo hizo cuando le escribí para contarle que todo había salido bien.
Para todos, miles de gracias y mis bendiciones. Porque tanto insistieron, que Dios les hizo caso y se produjo el milagro. Los médicos no son muy afectos de hablar de milagro, pero por un detalle en la conversación con mi ginecóloga, yo creo que lo hubo.
Cuando el lunes fui a la consulta, nunca le dije que ya sabía el diagnóstico, gracias al doctor Montoya. Esperé que leyera el informe y que me informara ella el resultado del estudio. Cuando terminó, me miró sorprendida, se sonrió y me dijo: "¡Estás bien!", así con énfasis. Entonces me explicó que, a partir de la mamografía y la ecografía, ella esperaba otro resultado. "Ví una mancha fea", fue como definió lo que creía era un cáncer maligno. Y me dijo que volviera en febrero o marzo del año que viene para un nuevo chequeo médico.
Cómo no pensar de ese modo que los milagros existen y a mí me volvió a tocar uno. El anterior fue cuando un delincuente me apuñaló en un intento de robo.
Desde ese momento, siento que Dios espera cosas buenas de mí. Más de mis buenas intenciones habituales. Siento que tengo mucho por hacer. Por mi familia, por mis amigos, por mis animales y todos los que encuentro en la calle o me entero de sus desgracias a través de los proteccionistas, y por la gente conocida o no. Es como que tengo una misión de hacer buenas obras.
La vida se ve muy linda, cuando estuviste a un paso de pasarla mal. Aunque hace tiempo que aprendí a ser feliz con el día a día, a dejarme sorprender por todo y a soportar con esperanzas los malos momentos, ahora reafirmé esa postura.
Trabajo en lo que me gusta, tengo este blog al que adoro y es la voz de mi corazón, tengo gente que quiero y me quiere, los animales (incluidos los callejeros) se rinden a mis caricias. Soy joven de espíritu, aunque mi cuerpo delate el paso del tiempo. Mi mente está abierta para aprender siempre y saber discernir entre el bien y el mal. Sé lo que quiero y lucho por eso.
Por todo lo dicho soy inmensamente feliz y estoy sana, gracias a Dios, para seguir disfrutando de la vida...



domingo, 3 de junio de 2012

ENIGMÁTICO 8

En los años 80' la Argentina se convirtió en un polo de atracción para los productores televisivos de Puerto Rico. Con el dólar a favor, todo les resultaba barato. Tenían a su disposición los estudios independientes con la tecnología necesaria para hacer un producto de nivel, listo para ser emitido en cualquier parte del mundo. Y en materia de actores, tenían para elegir entre figuras y talentos en bruto.
Los actores eran muy conscientes que si su labor se destacaba, se les abría la posibilidad de trabajar en el exterior, empezando por Puerto Rico y siguiendo por México, Colombia y otros países de Latinoamérica.
Ninguna de las telenovelas que se hicieron aquí con un mix de actores portorriqueños y argentinos tuvo éxito en la Argentina, pero varias de ellas ocuparon los primeros puestos de audiencia en el país centroamericano.
Los productores que venían de afuera soñaban con un romance en la vida real entre la protagonista de Puerto Rico y el galán de Argentina, como una forma de darle más incentivo a la historia.
Pero no lo consiguieron. Y en dos de las telenovelas por culpa de nuestro enigmático.
Nuestro hombre de hoy, poco conocido aquí en ese entonces y menos aún en el exterior, fue convocado como contrafigura de Antonio Grimau para un culebrón cuyas primeras escenas se grabaron en los alrededores del restaurante "El Mangrullo", en Ezeiza.
Aunque Grimau estaba casado, en la producción aspiraban a que tuviera un acercamiento íntimo con la protagonista, muy linda, muy joven y recién divorciada.
Sin embargo,  la chica cayó rendida a los brazos del actor secundario, que estaba casado pero como dicen en estos casos "no castrado".
En Argentina, los medios de Espectáculos prácticamente ignoraron el romance. "No son conocidos", decían los jefes en las redacciones. En cambio en Puerto Rico, la noticia explotó. Todos querían saber quién era el galán que había conquistado el corazón de la actriz que había roto recientemente su matrimonio.
Como yo trabajaba como corresponsal de la revista "Vea", de ese país, su director me tenía loca pidiéndome datos de nuestro "rompecorazones". Todas las semanas salían notas, comentarios o chimentos sobre él. Es que estaban muy interesados en saber si la relación con su estrella tenía futuro.
A la par que crecía su popularidad en Puerto Rico, aumentaba su protagonismo en la tira. Nunca advertí el disgusto de Antonio Grimau, pero me imagino que no debe haber estado muy conforme con el notable crecimiento de su contrincante en la ficción.
El romance con la actriz "boricua" duró lo que duró la telenovela, es decir unos seis meses. Sin embargo, los productores quedaron muy interesados en ese joven, que además de conquistador ya daba muestras de ser un buen actor, que es en lo que se convirtió con el tiempo. Es más, estuvo como candidato en la última entrega del Martín Fierro, pero no ganó y tampoco estuvo presente en la fiesta en el Hotel Hilton.
Al año siguiente de la telenovela de Grimau, los portorriqueños eligieron a nuestro actor como protagonista de su nueva tira. Como compañera de rubro optaron por una exuberante y muy simpática actriz y cantante del país centroamericano.
Seguramente pensaron que nuestro galán fijaría sus ojos en ella y que sería correspondido, para darle más difusión a la historia que llevaba el nombre de una mujer. Pero se equivocaron. Pese a que se llevaban muy bien trabajando juntos, ninguno se interesó de manera personal por el otro. Al contrario.
Para desilusión de los productores, la chica comenzó un romance con Jean-Pierre Noher, quien tenía un papel secundario en la tira. Y nuestro enigmático, siempre a espaldas de su esposa de entonces, inició un affaire con otra actriz secundaria del envío, hija de un conocido artista plástico y en algún momento relacionada sentimentalmente con Joan Manuel Serrat.
La "amistad" con esta chica no se conoció públicamente, porque nuestro enigmático me pidió por favor que no lo diera a conocer en la revista de Puerto Rico. Para él era una historia pasajera y no quería seguir sumándole conflictos a su ya conflictivo matrimonio.
Nunca supe en qué quedó esa relación, aunque supongo que no duró demasiado como las anteriores.
Desde que los portorriqueños levantaron vuelo para no volver, no me encontré nunca más con nuestro actor. Yo dejé de trabajar para la revista "Vea" porque me costaba horrores cobrar los cheques en dólares y un tiempo después entré en el noticiero "Nuevediario", y dejé el vínculo con el Espectáculo en el pasado.
Después me enteré que se enamoró de una actriz, a quien yo había entrevistado en varias oportunidades con otro marido. Y al parecer, el amor fue más fuerte, porque siguen juntos hasta ahora. Y según lo han declarado de ambas partes en distintas notas, son muy felices. Qué bueno, nuestro actor encontró paz en su corazón inestable...