domingo, 26 de noviembre de 2017

LA NOCHE MÁGICA DE LOS 50 AÑOS CON LA MÚSICA DE VÍCTOR HEREDIA

No pretendo hacer una crónica de esta noche mágica con la música maravillosa de Víctor Heredia. Simplemente quiero agradecerle al "Negro" por permitirnos compartir sus 50 años con la música, regalándonos un baño de emociones a flor de piel en el Teatro Ópera.
Estocadas al corazón las voces en el limbo de Silvio Rodríguez con el tema "Mandarinas" y de Joan Manuel Serrat con "Razón de vivir".
Y el placer de escuchar a los invitados increíbles que sumaron su talento para darle otro vuelo a las canciones de Heredia: Piero, Sandra Mihanovich, Juan Carlos Baglietto, Pedro Aznar, Teresa Parodi y León Gieco, además de sus hijos, Daniela, con un embarazo a punto de estallar, y Lautaro, y unas voces jóvenes que subieron al escenario con ellos.
También los músicos de Víctor, que sonaron de puta madre: Babú Cerviño, Panchi Quesada, Ricki Zielinski, Gustavo López, Gabino Fernández, Víctor Carrión y Daniel Homer.
Fui de casualidad a esa fiesta.
Después de haber escuchado que se habían agotado las entradas del sábado 25 de noviembre y que sólo quedaban para el domingo, sentí que me la iba a perder porque el 26 me era imposible ir.
De todos modos, me tiré el lance y en la mañana del sábado fui a la boletería del Ópera, porque siempre algún lugar para una sola persona hay.
Y había.
Nada menos que en la fila 3, asiento 14, a un paso del escenario y con todas las posibilidades de registrar en imágenes lo que allí sucedía.
Llegué de rebote y la pasé bárbaro.
Moraleja: nunca te quedes con el cartel de "localidades agotadas", porque por ahí te encontrás con un "huequito", que en este caso fue un "huecazo" para meter mi entusiasta humanidad...






Había un clima de hermandad.
Por demás necesario en estos tiempos.
Un clima de sentimientos compartidos.
En manos de este militante de la vida, que supo convertir su dolor, la denuncia y la vida misma, en maravillosas letras y melodías.
Es que se silenciaron tantas voces últimamente, que los temas de Víctor Heredia, flamante ganador de un Grammy en Las Vegas por su trayectoria, sonaron como un grito de libertad.
Era el lugar ideal para decir: "aquí estamos, no nos mataron, seguimos vivos para seguir luchando".
Por eso la gente se envalentonó a la salida y explotó en una expresión de deseo hecha canción.