Un sitio donde reflejo los momentos buenos, malos, emotivos y graciosos que me han tocado vivir
jueves, 28 de octubre de 2010
ADIÓS "BAMBITA"...SIEMPRE TE AMARÉ...
Murió el martes 26 de octubre a las 22.50, después de una agonía de tres semanas. Tres duras semanas en las que traté de acompañarla lo más posible, porque desde el primer momento, el veterinario me advirtió de la gravedad de su cuadro.
Aún así, decidí someterla a todos los estudios necesarios, para saber si era posible salvarla. Pero en su deterioro paulatino se notaba que no había posibilidades de salvarse.
Le sacaron varias veces sangre, le hicieron una radiografía y dos ecografías. Y por estos estudios, supe que tenía Diabetes y un tumor en la zona del páncreas, imposible de operar, que fue el que la llevó a la muerte.
Ningún medicamento la mejoró. Ni las pastillas, ni el jarabe, lograron que comiera. "Bambita" fue perdiendo el apetito. Y si bien al principio, tomaba sólo agua, en los últimos días, tuve que suministrársela a la fuerza con una jeringa, para que no se deshidrate más de lo que estaba. De la misma manera, también le daba leche.
Pobrecita. Terminó como una bolsita de huesos y un maullido casi inaudible.
Bamby llegó a mi vida hace diez años. La traje con su hermanito, Cocó, de Canal 9. Eran dos negritos recién nacidos, muy lindos y ávidos de cariño.
Su mamá, una gatita negra como ellos, vivía en el patio del canal, en una época en que los gatos no eran muy bien vistos por algunas autoridades de esa época de la emisora. Y llevarlos a casa, pese a que ya tenía cinco, era la mejor manera de salvarles la vida.
Ese día busqué una caja, los puse allí, mientras continué con mis tareas en el noticiero. Hasta que llegó la hora de salida y nos fuimos en taxi, para empezar una historia de amor, que es también la que me une a todos mis animalitos.
Los dos hermanitos se criaron muy apegados a mí. Yo me convertí en su madre sustituta.
Mientras "Cocó" se hizo un gato grande y robusto, "Bambita" se quedó pequeñita. Era menos de la mitad de chiquita que su hermano. Y aunque a veces se peleaban, se tenían un gran amor entre sí.
Muchas veces dormían juntos y era muy común verlos lamerse mutuamente.
Me causaba mucha gracia cuando "Bambita" elegía un almohadón para dormir, sin imaginarse que "Cocó" también lo pretendía. El gato se acercaba, la despertaba con los lamidos en la cabeza, le pegaba uno o dos sopapos, "Bambita" se iba enojada y el atorrante de su hermano se quedaba con el lugar.
Con el paso de los años, cada vez se hizo más estrecha mi relación con esos animales. Pero voy a referirme específicamente a "Bambita".
Ella comía conmigo. Le encantaba el pollo y el pescado. Yo comía un pedacito y otro era para ella. Y así sucesivamente.
También le gustaba el postre "Danette". Cualquiera, el de chocolate, crema y dulce de leche. Yo le hacía lamer la parte interna de la tapita, y cuando lo terminaba, le ponía el pote cerca, para que le pase su lengüita, hasta dejarlo limpito.
"Bambita" dormía conmigo. Le gustaba colocarse sobre mis rodillas, que para el frío del invierno, era ideal. Además, cuando me ponía a escribir en la computadora, se quedaba dormida en mi regazo.
Su maullido era muy particular. Como si quisiera hablarme. Más todavía cuando la alzaba y en el oído, me maullaba y no paraba de ronronear.
Yo decía de ella que "era muy charleta". Cuando empezaba a maullar, solía hacerle la parodia que entendía lo que me decía.
"¿Así que eso te hizo tu hermano?". Y mi gatita seguía con su maullido, como si me contara más. Y yo le seguía diciendo: "Pero, qué barbaridad, ya lo vamos a retar..."
Toda mi vida tuve gatos. Muchos de ellos murieron. Es más, mi gato favorito, "Pilito", también murió. Y aún hoy, a cinco años, sigo emocionándome cuando lo recuerdo. Pero con "Bambita" se dió algo muy particular.
Hacia mi chiquita yo tengo un agradecimiento de vida, que ya lo mencioné cuando empecé con esta experiencia del "blog propio". Le puse por título "El remedio de "Bamby", porque fue eso lo que ella quiso brindarme en un momento muy duro que atravesé de salud.
Amerita recordarlo. Yo estaba con un terrible ataque de asma. El aire me era cada vez más escaso y ya no sabía cómo ponerme en la cama, a la espera de la ambulancia. Estaba como desvanecida, cuando al sentarme y apoyar la cabeza sobre mi costado izquierdo, ella subió a la cama. Y comenzó a lamerme en la cabeza para que me ponga bien.
Todo eso me lo contó mi tía, que fue mi compañía inseperable en esos instantes, y quien no pudo evitar emocionarse cuando la vió tratando de salvarme.
Por ese gesto, amé cada día más a ese animal. Y mientras lo escribo, no puedo parar de llorar.
Eso explica por qué traté de hacer todo lo posible para salvarla también a ella. Era una deuda que yo tenía. Y lo peor, es que no pude hacerlo.
Hasta el último momento, yo soñé con el milagro. Es más, le decía a Dios: "Ya salvaste a los 33 mineros, ahora salvá a mi chiquita".
Y no hubo milagro. Pero igual a Dios lo quiero. Porque por algo sucedió.
Tal vez ahora está en su regazo, en ese cielo en el que creo. Y algún día, tal vez, nos volvamos a encontrar.
"Bamby", mi "Bambita" querida, te digo simplemente: adiós, mi amor...
KIRCHNER, UN VALIENTE, UN GRANDE...
Esta imágen hizo que me despertara una admiración que no tenía por Néstor Kirchner.
Nadie se había atrevido a bajar los cuadros de los presidentes de facto, de los usurpadores del poder, que no tenían derecho a estar allí, al lado de los hombres votados por el pueblo.
Fue una ceremonia sencilla, breve, pero con una contundencia tan fuerte, que era como si enarbolara una espada y les dijera: "Este no es el lugar de ustedes y nunca más van a estar, porque el pueblo no los quiere y no los va a elegir."
Sólo deseo que Cristina, porque ahora es simplemente Cristina, una mujer que perdió a su marido, a su amor de 35 años de matrimonio, tenga la fortaleza para seguir adelante y no dejarse engañar por los oportunistas que nunca faltan.
Falta sólo un año para las próximas elecciones. De modo que los que no estén de acuerdo con ella, tendrán entonces la ocasión de optar por otros candidatos.
Pero en este momento, sólo vale apoyar. Apoyar a la presidenta. Apoyar a la Democracia.
Néstor Kirchner cometió muchos errores. Pero hay hechos importantes que son innegables. Su lucha por los Derechos Humanos. Las jubilaciones para gente que en su vida hubieran soñado con tener un dinero mensual. La intevención en conflictos de Latinoamérica, donde trajo solución. El fútbol para todos. Y numerosas medidas más que lo enaltecen.
Gracias Néstor. La historia te juzgará. El pueblo ahora te llora y te reconoce como un gran militante y un luchador que murió en su ley. Que Dios te tenga en su Santa Gloria.
domingo, 24 de octubre de 2010
LOS 50 DE DIEGO
Y Diego llegó a los 50...
Demasiada vida en apenas cinco décadas. El auténtico Ave Fénix, que vivió, murió y resucitó de sus propias cenizas. Una y mil veces.
Cuánto camino recorrido. Cuántas buenas. Cuántas malas. Cuánta vida vivida al límite. Y el tipo llega indemne, como si no le hubiera pasado nada...
"Nada". Qué palabra más alejada para la vida de Diego Armando Maradona, un polvorín en el fútbol y en su vida personal. Un elegido de y por la pelota. Un elegido de la gente. Un protagonista permanente en todos los ámbitos.
Porque se puede ser bueno con la redonda, pero la idolatría la consiguen pocos. Y Diego es un ídolo. Indiscutible, por donde se lo mire.
Por su magia en las canchas. Por su sensibilidad. Por su entrega. Por su personalidad avasallante. Por su solidaridad. Por su irreverencia. Por ser políticamente incorrecto. Por ser único.
A Diego se lo ama o se lo detesta. Pero eso sí, nunca pasa inadvertido.
No lo conozco. Menos él a mí. Sólo dos veces lo entrevisté. Cuando hace más de 20 años intentaron secuestrar a sus hermanos "Lalo" y "El Turco" y hablé con él en la entrada de su quinta en Moreno. Y la otra fue a las apuradas para la revista "La Revista", en el estacionamiento de Canal 9, cuando salía tras haber participado en "Grandes Valores del tango". Después, algunas declaraciones en las canchas. Pero siempre en el montón, tapada por los demás periodistas.
Sin embargo, me alegro que así sea. La gente que se admira, a veces genera más expectativas, y cuando se la conoce, se pierde el encanto. Yo me quedo con el encanto. Sin desilusiones.
Por eso me pongo del lado de los que lo aman. Ni River me hizo llorar de emoción las veces que lo ví campeón. Sí lo hizo el segundo gol que Maradona le hizo a Inglaterra en el Mundial de México en 1986.
Es inexplicable. ¿Iré ya por las 500 las veces que lo ví?. No lo sé. Tal vez más. Sólo sé que siempre me detengo a observarlo como si fuera la primera y no puedo evitar que se me caigan las lágrimas. ¿Hay algo más lindo que ese gol para los que elegimos el buen fútbol, amamos a la Selección Argentina y admiramos a su autor?. No, no lo hay.
Eso es magia. Eso es poesía. ¿Cómo no se iba a ir del relato Víctor Hugo Morales, para que afloren los sentimientos de un hombre que también lloraba?. Porque es lo que él mismo dice: "fue mi peor relato, porque no describí la jugada". Y eso a la larga, qué importó, si todos nos quedamos con el grito emocionado y la surrealista descripción de "barrilete cósmico".
Nadie más que Maradona podía conseguir que el relator descarrilara por unos segundos. Y hasta los ingleses, en sus propios relatos, se rindieran a semejante maravilla.
En otros tiempos, admiré al "Pelusa" de Argentinos Juniors. Una explosión de talento en bruto. Alguien que estaba destinado al estrellato
Sin embargo, no me gustó en absoluto su pase a Boca. Porque no podía querer a alguien que me iba a hacer sufrir. Y el muy "guacho" lo hizo. Su corazón boquense lo hacía disfrutar como nunca, cuando le ganaba a River. El "10" era una espada certera para destrozar mi corazón "gallina".
No puedo olvidarme de ese "olvidable" clásico de 1981, cuando perdimos 3 a o y Diego le hizo una joyita a mi admirado Pato Fillol. Porque había que hacerle goles a Fillol. Sólo Diego podía humillarlo de ese modo y con lujo incluido.
Es tan intensa su vida, que de Maradona me quedan pantallazos. Los buenos y los malos.
En 1982 se incorpora a Barcelona. En 1983 resulta brutalmente lesionado por Andoni Goikoetxea, lo que lo obliga a estar varios meses parado. En ese impasse, creo que tuvo su primer contacto con la droga, una perdición para su vida, que le impidió incluso que su carrera se extendiera por más años, como sucedió en cambio con José Luís Calderón.
De haberse cuidado, Diego no hubiera tenido límite.Pero la droga no sólo le "cortó las piernas", sino que le socavó el cerebro en las "caidas" y "recaidas" que lo tuvieron como protagonista.
Aún así, su siguiente desempeño en el Nápoli fue realmente glorioso. Nadie como él le hizo ganar una Copa UEFA y dos scudettos. Y le creó un estilo propio.
Su paso por Italia marcó tanto su vida futbolística como personal. Allí nació Diego Jr. en 1986, su hijo obligado a reconocer por la Justicia. Al año siguiente, pero en Buenos Aires, nació Dalma y en el '89, también en Argentina, vino al mundo Giannina.
Cuando el tema de la droga le fue cerrando puertas al fútbol, con fatídicas suspensiones, en 1991 decidió retornar al país. Y el 24 de abril se produjo uno de los espectáculos más lamentables, y que a mí me dolió muchísimo, como fue la detención por tenencia (y consumo) de estupefacientes, en un departamento que tenía en Caballito. Recuerdo su salida, rodeado de policías y de cámaras, vistiendo un suéter ordinario y con la mirada perdida.
Sin embargo, otra vez como el Ave Fénix, típico de escorpiano, se recompuso y en el '92 llegó a un acuerdo con el Sevilla, donde tenía a Diego Simeone como compañero y a Carlos Bilardo como técnico.
Personalmente, disfruté como nunca de esa transferencia. Enrique Moltoni, compañero en "Nuevediario" y uno de los pocos periodistas amigos de Diego, fue enviado a España para cubrir el retorno del "10". A mí me tocó recibir por satélite todo el material que cubría en forma exclusiva: Diego en familia, con sus compañeros y hasta bailando con Claudia en una disco el tema de Los del Río, "Sevilla tiene un color especial".
En el '86 se produjo la explosión de un enorme Diego en la Selección Argentina. Nos dió todo: magia, emoción, "venganza", si se quiere hacia los ingleses por Malvinas, y más que nada la gloria de levantar la Copa del Mundo.
En el '90 estuvimos a un paso de volver a tener la Copa. Pero ese árbitro insufrible llamado Codesal, nos negó el Campeonato Mundial. ¿Cómo no íbamos a llorar todos con Diego, en el momento de la premiación, cuando las cámaras dirigidas por la televisión italiana, se detenían como una burla en el llanto del jugador argentino?.
En el '93 volvió al país para jugar en Newell's. Hasta que en el '94, se produjo una nueva oportunidad en la Selección, para jugar el Mundial de Estados Unidos. Allí apareció la maldita efedrina, la que "le cortó las piernas". Y volvimos a llorar con él. Pero otra vez de dolor.
En el '94 se puso el buzo de D.T. para una poco felíz actuación en el Mandiyú correntino. Y en el '95, le sucedió lo mismo en Rácing.
Sin embargo, le faltaba una etapa más en Boca, que fue la última como jugador. El 25 de octubre del '97 "colgó los botines" en el fútbol oficial. Justo un 2 a 1 ante nosotros, como para reafirmar que se iba "teniéndonos de hijo".
En ese tiempo, se repitieron los episodios de salud, causados por el consumo de drogas, que sumados a otros excesos, se convirtieron en una bomba para su anatomía.
Diego quiso salir del "veneno" de la droga y se fue a Cuba a buscar la rehabilitación. Pese a estar cerca de su amigo y admirado Fidel Castro, su situación, allá solo con Guillermo Cóppola, sin sus adoradas hijas, resultó muy difícil.
Por eso, la visita de Rodrigo, que fue llevado por el programa "Versus", significó para Diego una inyección de optimismo. Era la primera vez que se veían y allí, el cordobés le cantó en vivo el tema "La mano de Dios". Cómo lloré con ese programa. Rodrigo cantando en un restaurante con músicos cubanos y todos revoleando las servilletas.
Pero por esas cosas del destino, nunca más volvieron a verse, porque Rodrigo murió en un trágico accidente el 24 de junio de 2000. Y Diego, siempre presente para despedir a los grandes, se vino desde Cuba para darle su último adiós.
Así llegó el 10 de noviembre del 2001, donde jugó en la Bombonera, su partido despedida. Aquel en el que lanzó la famosa frase: "Yo me equivoqué y pagué. Pero la pelota no se mancha".
Los años siguientes estuvieron cargados de serios problemas de salud, que lo tuvieron al borde de la muerte. También en el 2003, se divorció de Claudia Villafañe y se peleó con Guillermo Cóppola.
Sin embargo, el "eterno" Maradona volvió a reinventarse a sí mismo.
Hasta se dió el gusto de conducir su propio programa de TV, "La noche del Diez", con el que incluso ganó un Martín Fierro.
Después llegó la posibilidad de dirigir a la Selección Nacional. Su Selección. Y todos los que lo queremos estuvimos con él para apoyarlo en la patriada de ganar en Sudáfrica.
Los que lo queremos festejamos los triunfos, nos enternecimos con el Diego padre y abuelo, y "padre postizo" de los jugadores. Pero Alemania, con 4 balazos letales, le quitó (y nos quitó) la ilusíón de volver a ser campeones. Y a Diego volvieron a "cortarle las piernas".
Así llega a los 50, con un sueño frustrado en la Selección. Pero como Ave Fénix que es, estoy segura que va a tener revancha. No ahora, porque hay muchos que se lo van a impedir. Pero Diego va a volver. Diego va a sacar campeón a Argentina. Y ahí tendrá que poner la firma, porque la novela de su vida, habrá llegado a un final felíz.
martes, 19 de octubre de 2010
CHICHE: SHOWMAN Y AMIGO ENTRAÑABLE
Alexia, una criatura preciosa que ví crecer con el tiempo.
domingo, 10 de octubre de 2010
EL RICKY MARTIN NIÑO QUE CONOCÍ
En los años '80, favorecidos por el cambio monetario, Argentina se convirtió en un imán para los artistas extranjeros. En su mayoría, venían de Puerto Rico.
En 1986, se apostó por el grupo "Menudo", que vino a hacer la telenovela "Por siempre amigos", que aquí en Argentina se grabó y se emitió por el entonces Canal 11. Y por supuesto, se vendió al exterior.
Entre esos adolescentes, que eran un "boom" para los chicos de su edad, el más simpático y dulce, al menos para el trato con la Prensa, era Ricky Martín.
Enrique Martín Morales, quien había adoptado el nombre Ricky Martin, tenía 15 años y nadie podía imaginarse la impresionante carrera como cantante, compositor, actor y bailarín, que iba a desarrollar en el futuro.
Gracias a mi amistad con otros elencos de Puerto Rico, conseguí la corresponsalía de una revista de espectáculos de allá. Se trataba de la revista de espectáculos "Vea", a la que le enviaba no sólo las notas sino también las fotos que yo misma tomaba.
Por ese trabajo, que hacía paralelo al de la revista "La Revista", iba casi todos los días a los estudios donde se grababa "Por siempre amigos". Y mi trato, tanto con los chicos de "Menudo", como con el resto del elenco, ya era casi de amistad.
Voy a contar lo que me quedó de recuerdo de Ricky Martin. Son pequeños detalles que permiten advertir cómo se fue forjando la carrera y la vida personal de una estrella de la música, como lo es en la actualidad.
Tuve la suerte de ganarme la confianza de varios integrantes de "Por siempre amigos". Con las personas que más afinidad tuve fueron Cristina Lemercier, una persona encantadora, Pablo Rago, un chico muy despierto y con futuro, y entre los adolescentes de "Menudo", Ricky Martín, una delicia de ser humano.
Ricky siempre me salía a recibir con los brazos abiertos. Además de lindo, con su "jopo" deslizándosele sobre la frente y su sonrisa compradora, era un chico dispuesto a dar afecto permanentemente.
Yo creo que parte de su dulzura se debía a una necesidad enorme de sentirse querido y protegido. Todos los chicos de "Menudo" estaban en la Argentina acompañados de uno o más familiares. Menos él. Ricky estaba solito. Su mamá viajaba de vez en cuando a visitarlo, pero su presencia no era habitual.
Ricky se refugiaba en Joselo, el coreógrafo del grupo y en sus compañeros adolescentes de la tira. También se lo veía muy cerca de Graciela Pal, que hacía de su mamá, y de Cristina Lemercier. Pero esa amistad tenía un límite, la puerta del piso donde se grababa la tira. A Ricky le esperaba después la soledad. A Ricky le hacía falta el calor de su madre.
Pablo Rago fue un buen amigo de Ricky Martin. Aunque no estuve invitada a la fiesta, pero sí enterada de lo sucedido porque me mostraron las fotos, cuando el más "encantador" de los "Menudo" cumplió años el 24 de diciembre, Pablo puso su casa para la celebración.
De este modo, Ricky Martín, aún lejos de sus seres queridos, recibió el cariño de la gente que lo rodeaba en la telenovela.
Desde esa tira, nunca más lo volví a ver. Pero me gustó saber que su carrera siempre fue en ascenso. También me agradó enterarme de su espíritu generoso, que aún convertido en multimillonario, con todo el egoismo y vanidad que esto acarrea, pudo desarrollar y seguramente seguirá haciéndolo. Ricky es una persona de gran corazón, que ni la fama ni el dinero, pudieron cambiar.
Es un orgullo para mí haber sido, al menos en un corto tiempo, una de las personas que pudo disfrutar del Ricky adolescente, dulce, buen compañero y con muchos sueños por delante. Pero eso sí, sin perder la esencia de un excelente ser humano.
Conocí al "cachorro" de líder, que se sumó con los años a varias causas justas, como la loable de defender a los chicos abusados. Y lo ví de lejos, participar en cuanto festival se hiciera para ayudar a la gente con hambre.
En definitiva, de Ricky, me quedó el mejor de los recuerdos.
jueves, 7 de octubre de 2010
CHAU "PIPI" Y GRACIAS POR TODO
domingo, 3 de octubre de 2010
EL BESO DE JULIO IGLESIAS
En el verano del '83, me tocó ser parte del Operativo Verano de la Editorial Perfil, en Mar del Plata.
Fue una experiencia tan divertida como extenuante. Pero como era joven y con muchas ganas de crecer profesionalmente, me dispuse a hacer una tarea lo más digna posible.
Como en verano, todos los artistas, argentinos y extranjeros, van a actuar a "La Felíz", ese año, la presentación de Julio Iglesias fue una de las atracciones para los turistas.
Para nosotros, los periodistas, no era un artista más. Era "El Artista" y había que hacer una cobertura absoluta de todas sus actividades. No solamente de su actuación.
Con su fama de "Don Juan", que él mismo se encargó de fomentar, teníamos que estar atentos para saber a qué modelito o actríz del momento se "iba a llevar a la cama". De más está decir que su seguimiento se convirtió en un "asunto de vida o muerte".
No sé si como premio o castigo, la tarea de seguirlo de día, me tocó a mí.
Por su amistad con el "Muñeco" Mateyko, la clave era él para saber cuáles serían las actividades del ex arquero del Real Madrid.
Julio Iglesias se había comprado unos atrás una estancia en General Madariaga, cerca de Pinamar, pero sólo la conocía por fotos. Nunca había estado allí.
El nombre original era "La Felicidad", pero él la bautizó "Momentos", en homenaje a uno de sus discos.
El lugar estaba en refacción, porque quería darle un estilo propio, mezcla de español y argentino. Y con un quincho amplio, para recibir a los amigos y agasajarlos con asado.
Julio quiso aprovechar su estadía en Mar del Plata, para visitar su "casita". Lo hizo en compañía de Mateyko y un grupo de amigos. En manada, todos los periodistas los seguimos en caravana hasta el lugar.
Yo estaba empecinada en hacerle un reportaje y el señor Iglesias estaba empecinado en no dármelo.
Cada vez que tenía oportunidad de estar más o menos cerca, porque los guardaespaldas me lo impidían, le decia: "Julio, ¿puedo hablar con vos un ratito?. No quiero incomodarte, pero podría ser...?". Nada. El artista sonreía y para el fotógrafo ponía su perfil "bueno". Sólo eso.
Ese día fuimos testigos del asado que Julio, Mateyko, modelitos "dispuestas a todo" y otros allegados, degustaron en el quincho de "Momentos". Aunque debo reconocer que los periodistas también probamos el asado. Pero de lejos.
Más que interesada en comer, yo lo que quería es que Julio dijera algo, así nos podíamos volver a Mar del Plata. Pero Julio no demostraba ningún interés en acceder a los pedidos de los periodistas. Menos a mí, la más insistente.
No nos quedaba más remedio que intentar ganarle por cansancio.
Esperamos que terminara de comer, que recorriera por primera vez el interior de su estancia, que paseara por el parque, que jugara con los perros que había allí, que conversara con los caseros. Todo eso esperamos, a una distancia prudencial, porque los guardaespaldas nos tenían cercados.
Yo seguía solicitándole la nota, incluso a través de Mateyko.
Hasta que en un momento, al caer la tarde, para mi sorpresa, se vino hasta donde estaba yo. Sin decirme ni una palabra, me tomó el rostro y me estampó un beso en la boca. Un beso de novela.
Me quedé descolocada. Fue la "mejor" manera que eligió para que no lo "jodiera más". Lo logró. Porque yo quedé tan sorprendida, que me dí por vencida.
Mi fotógrafo se quería matar. Cuando Julio se acercó a mí, él estaba distraido y no alcanzó a sacar "la foto del beso". No era el comienzo de un romance, ni mucho menos, pero de tener esa imágen, mis jefes seguramente le hubieran dado una gran utilidad.
Todos esperando fotografiarlo dándole el beso a alguna famosa y el "travieso" de Julio, me lo dió a mí. Qué "sacrificada" fue mi vida como cronista de espectáculos...