domingo, 17 de enero de 2016

QUINCE VECES "DRÁCULA"



Ya son 15 las veces que me dejo cautivar por "Drácula".
El "Drácula" de Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler.
El "Drácula" magníficamente interpretado, desde siempre, por Juan Rodó.
Lo hice nuevamente en esta serie de presentaciones en el Teatro Astral de la ciudad de Buenos Aires. Y volvería a ver este musical maravilloso una y mil veces, porque para mí es "El Musical".
Tiene todo: una historia de amor fuera de lo común, una música increíble de Ángel Mahler y unas actuaciones destacadas, aunque cambien los elencos.
Josefina Scaglione en el rol de Mina es un hallazgo para la ovación.
Luna Pérez Lening no es nueva en "Drácula", ya que debutó a los 16 años en el papel de Lucy, el mismo que ahora vuelve hacer de una manera insuperable.
Lo mismo sucede con el resto del elenco, cuidadosamente elegido por el gran Pepito, con un talento sobresaliente para el canto, el baile y la actuación.
Y ni qué hablar de su protagonista, Juan Rodó.
Es oro en polvo.
A mi modo de ver, el 80 por ciento del éxito del musical se le debe a él.
Creo que nadie podría encarnar a un "Drácula", a la vez odioso y querible como él.
Es el "Drácula" que no asusta.
Al contrario, es el "Drácula" que enamora.
Ojalá que pueda seguir por 25 años más en ese papel, aunque el irremediable paso del tiempo no se lo permitiría.
Volví a emocionarme con este musical.
Volví a dejarme llevar por la historia, aunque me la sepa de memoria y me conozca las letras de algunas canciones.
"Drácula" tiene una magia imposible de explicar.
Así como yo, que la vi desde su estreno en agosto de 1991 y varias veces en esa serie de presentaciones en el Luna Park, y después en sus distintas repeticiones, son muchas las personas que vuelven a verla.
Y sienten la misma sensación de regocijo que yo.
Por algo, desde su estreno el 7 de enero pasado se ubicó en el primer puesto en recaudaciones.
La gente la elige siempre.
Cuando se hizo la serie de presentaciones en 2011, también en el Teatro Astral, le escribí en Twitter a Pepe Cibrián,  pidiéndole que hiciera con "Drácula" lo que los estadounidenses hicieron del musical "Cats": no bajarlo de cartel.
Porque además de ser un negocio seguro, siempre habrá alguien que nunca la vio y siempre estarán los locos como yo, que querrán disfrutarla una y mil veces.
No me contestó.
Pero si sigue reponiendo "Drácula" es porque realmente lo vale.
No pude hacer fotos ni filmar durante la representación, porque la producción del espectáculo no lo permite.
Pero nadie podía prohibirme que registrara el saludo final y esa última foto, cuando ya se cerraba el telón.
Aunque pensándolo bien, la medida es correcta.
Ideal para el disfrute pleno.
Porque cuando se está filmando o fotografiando, pensás más en que las imágenes salgan bien y te olvidás de disfrutar de lo que sucede en escena.
Y además, no te quedan las manos libres para aplaudir a los artistas.
Simplemente me dejé llevar por la historia y la música maravillosa.
Grité "bravo" con entusiasmo y me quedaron "ardiendo" las palmas de las manos por los aplausos a Juan Rodó.
La gente, tan acostumbrada a filmar todo con el celular, no pudo contenerse y vi a varios grabando a escondidas.
El resto se desquitó de la prohibición, filmando y fotografiando a Ángel Mahler, dirigiendo a la orquesta que interpretó algunos acordes de la obra, mientras el público terminaba de acomodarse tras el intervalo.
Yo también hice mi foto de ese momento.

Contemplé la obra desde una privilegiada ubicación en fila 3, casi al medio, porque compré la entrada a principios de diciembre de 2015, cuando en el teatro ni siquiera estaban los carteles de su próximo estreno y tampoco había publicidades que la anunciaran.
En silencio la guardé, porque la magia de la espera sólo me pertenecía a mí.
Ahora que me di el gusto de ver nuevamente a "Drácula", lo puedo compartir.
Me encantó, aunque ninguna representación alcanzará la magnificencia del Luna Park.
Ese espectáculo fue único y irrepetible, que me quedará en la memoria para siempre.
La escena de las telas blancas agitándose al viento, con bailarines corriendo como si bajaran de una montaña, es una imagen que dejó con la boca abierta no sólo a los cinco mil espectadores que asistieron al estreno, entre los que me cuento, sino a todos los que vieron la obra a lo largo de 40 funciones.
No tengo más que agradecer, como simple espectadora y fanática de "Drácula", a Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler por su creación, y a Juan Rodó por ser el genio de la criatura.
Saben cómo hacer feliz al público...