domingo, 10 de octubre de 2010

EL RICKY MARTIN NIÑO QUE CONOCÍ








En los años '80, favorecidos por el cambio monetario, Argentina se convirtió en un imán para los artistas extranjeros. En su mayoría, venían de Puerto Rico.




En 1986, se apostó por el grupo "Menudo", que vino a hacer la telenovela "Por siempre amigos", que aquí en Argentina se grabó y se emitió por el entonces Canal 11. Y por supuesto, se vendió al exterior.



Entre esos adolescentes, que eran un "boom" para los chicos de su edad, el más simpático y dulce, al menos para el trato con la Prensa, era Ricky Martín.




Enrique Martín Morales, quien había adoptado el nombre Ricky Martin, tenía 15 años y nadie podía imaginarse la impresionante carrera como cantante, compositor, actor y bailarín, que iba a desarrollar en el futuro.




Gracias a mi amistad con otros elencos de Puerto Rico, conseguí la corresponsalía de una revista de espectáculos de allá. Se trataba de la revista de espectáculos "Vea", a la que le enviaba no sólo las notas sino también las fotos que yo misma tomaba.




Por ese trabajo, que hacía paralelo al de la revista "La Revista", iba casi todos los días a los estudios donde se grababa "Por siempre amigos". Y mi trato, tanto con los chicos de "Menudo", como con el resto del elenco, ya era casi de amistad.


Voy a contar lo que me quedó de recuerdo de Ricky Martin. Son pequeños detalles que permiten advertir cómo se fue forjando la carrera y la vida personal de una estrella de la música, como lo es en la actualidad.


Tuve la suerte de ganarme la confianza de varios integrantes de "Por siempre amigos". Con las personas que más afinidad tuve fueron Cristina Lemercier, una persona encantadora, Pablo Rago, un chico muy despierto y con futuro, y entre los adolescentes de "Menudo", Ricky Martín, una delicia de ser humano.



Ricky siempre me salía a recibir con los brazos abiertos. Además de lindo, con su "jopo" deslizándosele sobre la frente y su sonrisa compradora, era un chico dispuesto a dar afecto permanentemente.




Yo creo que parte de su dulzura se debía a una necesidad enorme de sentirse querido y protegido. Todos los chicos de "Menudo" estaban en la Argentina acompañados de uno o más familiares. Menos él. Ricky estaba solito. Su mamá viajaba de vez en cuando a visitarlo, pero su presencia no era habitual.


Ricky se refugiaba en Joselo, el coreógrafo del grupo y en sus compañeros adolescentes de la tira. También se lo veía muy cerca de Graciela Pal, que hacía de su mamá, y de Cristina Lemercier. Pero esa amistad tenía un límite, la puerta del piso donde se grababa la tira. A Ricky le esperaba después la soledad. A Ricky le hacía falta el calor de su madre.



Pablo Rago fue un buen amigo de Ricky Martin. Aunque no estuve invitada a la fiesta, pero sí enterada de lo sucedido porque me mostraron las fotos, cuando el más "encantador" de los "Menudo" cumplió años el 24 de diciembre, Pablo puso su casa para la celebración.



De este modo, Ricky Martín, aún lejos de sus seres queridos, recibió el cariño de la gente que lo rodeaba en la telenovela.



Desde esa tira, nunca más lo volví a ver. Pero me gustó saber que su carrera siempre fue en ascenso. También me agradó enterarme de su espíritu generoso, que aún convertido en multimillonario, con todo el egoismo y vanidad que esto acarrea, pudo desarrollar y seguramente seguirá haciéndolo. Ricky es una persona de gran corazón, que ni la fama ni el dinero, pudieron cambiar.



Es un orgullo para mí haber sido, al menos en un corto tiempo, una de las personas que pudo disfrutar del Ricky adolescente, dulce, buen compañero y con muchos sueños por delante. Pero eso sí, sin perder la esencia de un excelente ser humano.



Conocí al "cachorro" de líder, que se sumó con los años a varias causas justas, como la loable de defender a los chicos abusados. Y lo ví de lejos, participar en cuanto festival se hiciera para ayudar a la gente con hambre.


En definitiva, de Ricky, me quedó el mejor de los recuerdos.





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