lunes, 27 de junio de 2011

EL DOLOR Y LA PASIÓN DE UNA HINCHA DE RIVER


El domingo, con el resultado inapelable, decidí que no iba a llorar por el fútbol. Porque en la vida hay cosas más importantes por qué llorar.
Pero sólo lo pude sostener hasta la noche, cuando me enteré de los desmanes y saqueos que habían protagonizado un grupo de inadaptados a los que no se puede considerar hinchas de River. Me dio un ataque de vergüenza y de impotencia, que no pude evitar llorar. Y así estoy desde ayer.
Me dolió que River se fuera a la "B" Nacional (y esto me cuesta escribirlo). Sin embargo, más me dolió que el final de un partido fuera titular en las páginas policiales.
River, el supercampeón del siglo XX, no se merecía tanta humillación, por más que las últimas gestiones se equivocaron unos y estafaron otros.
¿Era necesario atacar a las casas de los vecinos de Núñez? .¿Era necesario romper comercios y quedarse con lo que había adentro?. ¿Eran necesarios tantos desaciertos?. Tantas salvajadas.
Si bien la gente de Huracán también protagonizó incidentes después de bajar de categoría, no hizo lo mismo la gente de Quilmes. Es admirable la entereza de esa gente. Apechugaron el mal momento y no le hicieron daño a nadie. Y menos a quien nada tenía que ver, como ocurrió con los forajidos que se ocultaron detrás de nuestros colores.
Tengo una tristeza que no puedo describir. Mi corazón de hincha, de fanática, está destrozado, como nunca me hubiera imaginado que me iba a pasar. Y estoy segura que no me sentiría tan mal, si esos incidentes no hubieran existido.
Juro que me da vergüenza ajena. Que digan que somos malos perdedores. Es horrible. Porque yo no me siento una mala perdedora. He perdido tantas cosas en mi vida, que sé lo que se siente. Pero no por eso me vengué con los demás. Lloré en mi casa, mordiendo la almohada para que no se escuchen mis gritos desgarrados. Y después salí, aliviada, y con la mejor onda con todos. Esa también es mi postura respecto a la debacle de River.
Por eso me duele lo que pasó con esos barrabravas. Los hinchas de verdad, los que amamos estos colores maravillosos, sufrimos sin molestar. Y cuando terminemos el duelo, vamos a apoyar al equipo en su nuevo torneo. Que es como debe ser. Estar ahí, en las buenas y en las malas. Siempre alentando. Para volver con dignidad a Primera.
Claro que es difícil salir adelante, con tantas bocas abiertas y escupiendo cargadas. Y tener que soportar cómo los medios tratan al tema como si fuera una tragedia. Pero hay que salir. Hay que ponerse en la mente que se puede volver a empezar. ¿Cuándo?, no importa. Todo a su tiempo y con fe.
River es demasiado grande para que un traspiés lo descalifique. River va a salir adelante. Con los mismos jugadores y otros nuevos, otro técnico, otro presupuesto, otro espíritu. Los hinchas estamos ahí para acompañar al equipo. Mientras tenga una banda roja cruzando el pecho, es River señores.
Me emocionó lo de Cavenaghi, por su ofrecimiento para ponerse a disposición del club. Lo mismo lo de Ramón Díaz. Mi querido Ramón, no me podía fallar. Y del "Burrito" Ortega, el "Chino" Garcé, el "Chori" Domínguez y tantos otros, que poco a poco se van a ir sumando, porque a River le deben haberse convertido en estrellas internacionales y sobre todo en millonarios.
Lástima que el "Pelado" Almeyda aceptó la dirección técnica del equipo. Yo lo quería jugando, porque tiene resto para rato y se necesita a un capitán como él en este momento crucial.
Si la soberbia de Daniel Passarella no fuera tal, que es lo único que me molesta del "Gran Capitán", bien podría haber aceptado el ofrecimiento de Ramón. Un tipo así, con experiencia, amado por los hinchas, era el ideal para sacar a River del pozo. Porque Almeyda tiene un amor indiscutible por la camiseta, pero carece de experiencia en la dirección técnica. Ojalá me equivoque y haga una buena gestión.
Los que están de festejo por la desgracia de River, no crean que les será muy fácil lo que tienen por delante. Tan poderosos que son y ni a una Copa de Leche se clasificaron en este Torneo Clausura.
Se les fue el goleador Palermo, Riquelme está más cerca del retiro que de la continuidad, no tienen arquero y tampoco una figura preponderante para salvar las papas. Salvo que compren a alguno que se adapte al mundo Boca.
La burla fue demasiado exagerada. ¿No pensaron que el año próximo también podrían enfrentar la misma situación terrible de River?. Nadie está exento de caer. Salvo Vélez, Lanús, Godoy Cruz, Argentinos y no sé cuántos más se pueden sentir seguros de permanecer en Primera.
River es grande, aún en la mala. Y es tan grande, que apenas faltan horas para el inicio de la Copa América y nadie se acuerda de la Selección Argentina, y eso que tenemos a Messi, el mejor jugador del mundo. Todas las portadas sólo titulan con River. Claro, títulos horribles, pero allí está, como lo está en la conversación de los hinchas de todos los equipos. Sólo un grande puede lograr tanto interés.
Por eso redoblo mi amor por River. Lo quiero más que nunca, mi pasión no ha muerto, aunque hoy tenga mi corazón herido.

lunes, 20 de junio de 2011

RIVER, SÓLO UN CAMPEÓN EN DESGRACIA...









En los años 90' cuando River Plate era invencible. Cambiaban los jugadores, pero todos los que llegaban se sumaban al juego bonito y los festejos por campeonatos no paraban. No por nada fue considerado el Campeón del Siglo XX.
En ese tiempo, fructífero a nivel futbolístico, mi vida personal era un desastre. Venía de una tremenda desilusión amorosa, tan tremenda que desde ese momento me juré no volver a enamorarme ni nada. Fue la mejor decisión para no sufrir más.
En el noticiero, "Nuevediario", la situación era complicada. Era el noticiero más visto de la Argentina y había que rendir examen todos los días. El trato tampoco era de lo mejor. Es cierto, aprendía con la sapiencia de Horacio Larrosa, pero se sufría bastante. Y ni qué hablar cuando fueron cambiando las "cabezas". Difícil esa época.
Con tanta preocupación, sólo el fútbol me daba alegría. River, en su cancha o de visitante, sólo él me hacía inmensamente feliz.
Por eso, en este momento, cuando debe pagar las culpas de la gestión de José María Aguilar, un tipo tan nefasto que su corazón parece pintado de azul y amarillo, apoyo a River. La debacle no es de ahora. La hicieron los que le robaron al club, los que hicieron su propio negocio, los que eligieron a malos técnicos o que no tenían nada que ver con el juego de River y compraron, con algunas excepciones, a malos jugadores, chicos que no hubieran jugado ni en Atlas. Perdón a la gente de Atlas.
A Passarella le cayó una dinamita a punto de estallar. Y si bien mucha gente confió en él como el "salvador", está visto que no pudo hacer nada. La imagen que me trae es la del hundimiento del Titanic: cuando se partió por la mitad y comenzó a hundirse, los que no habían podido prenderse de la baranda, resbalaban hasta caer al mar.Y después, todo se hundió y no quedó nada.
No quiero, ni creo que este sea también el final para River. Pero se está a tiempo para evitarlo. De lo contrario voy a tener que pensar, como alguna vez lo dije cuando Boca tenía problemas para conseguir técnico, que me dieran la dirección técnica a mí y yo los llevaba derecho al descenso. No quiero pensar que River está gobernado por hinchas de Boca disfrazados de dirigentes de River. No, por Dios.
Por la historia: La Máquina, la pelota naranja del Beto Alonso, el grito intercontinental de Funes, el golazo de chilena de Francécoli en un torneo de verano en Mar del Plata, los goles de todos los colores, los campeonatos que sumaron 33 y los jugadores. Qué jugadores. Los de la Máquina, todos. Después, el Beto Alonso, al que era un espectáculo verlo jugar. El príncipe Francéscoli, un señor dentro y fuera de la cancha y un futbolista increíble. Ramón Díaz, mi querido Ramón, al que le debemos sus goles y su trabajo insuperable como director técnico.Passarella, un capitán enorme e impasable.
En la lista pongo a Ortega, mi paisano, el querible aunque se mandara las peores macanas, pero un grande en la cancha. También Gallardo, socías del Burrito en el mediocampo. También Aimar, el cordobés de pocas palabras, pero que hablaba con sus pies.
Tuvimos a los mejores arqueros del fútbol argentino: Amadeo, Fillol, ¿hay alguien mejor que él?, Pumpido, Goycochea, pero en este caso más por los penales atajados en el Mundial del 90', Comizzo y por qué no Carrizo, que ahora le toca bailar con la más fea.
A esa gente talentosa le sumemos a Kempes, Caniggia (cuando mentía que era de River), Sívori, Hernán Crespo, Sorín, Gallego, Merlo, Astrada, Perfumo, Saviola, Morete, Jota Jota, Di Stéfano, Rossi, los hermanos Onega, Artime y Walter Gómez, aquel de "la gente no come por ir a ver a Walter Gómez", Buonanotte, el Pipita Higuaín y la lista es interminable.
Dejo en un aparte a Matías Almeyda, quien había abandonado el fútbol y volvió a ponerse el equipo al hombro. Pobre "Pelado", tantas vueltas olímpicas que dio en su vida y ahora ser parte del peor equipo de la historia. No es justo para él. No se lo merece. Cómo no iba a llorar en el vestuario, abrazado a sus hijas, si él da la vida por River en cada partido.Sin embargo, no alcanzó.Bien igual, Almeyda. Vale tu entrega para el corazón del hincha.
River sabe de sufrimientos. Se pasó 18 años siendo el súper campeón de los subcampeonatos, hasta que en el 75', don Angel Labruna y un grupo de jugadores exquisitos rompieron el maleficio. No sé si era peor de lo que pasa hoy. Porque llegar a la final y quedarse justo ahí, era frustrante. Yo, niña, con mi mamá lo padecíamos, hasta que salimos campeones y saltamos de alegría.
Se vienen momentos durísimos y lo escribo antes de una posible hecatombe. El equipo está dolido. A los jugadores no les gusta perder. Son humanos. Y sufren cuando toda esa gente que los aplaudió al entrar a la cancha los terminan insultando. Y ni qué hablar de los hinchas contrarios. Un festín para sus cargadas.
Pero como decía la "Chiqui" Legrand:..."si te ven mal te maltratan", River no debe dejarse maltratar, aunque toque fondo, con hidalguía se tiene que levantar.
Los jugadores no deben leer diarios, ni ver televisión, ni escuchar las cargadas y los insultos de los propios hinchas. Oídos sordos y una concentración absoluta. Eso y la mentalidad puesta en ganar o ganar.
La paradoja del destino es que en el mejor momento de mi vida, donde soy felíz con mi familia, con mis animales, con mis amigos, con mis compañeros y amigos de Telenueve, con escribir por obligación y por placer, donde vivo sin rencores y el hoy por hoy, ignorando a los necios, valorando a los que valen y agradeciéndole a Dios estar viva. En todo este momento, el fútbol me jugó una mala pasada.
River, que tantas alegrías me dio, me toca devolverle lo que me brindó en su momento. Lo bueno es que me toma en un instante insuperable, donde no me doblego ni lloro. Es más, cambié mis fotos del facebook y twitter por un "Yo amo a River" porque no me escondo, me la banco.
Me juego por River. Por eso le dono mi entusiasmo, mi fe, mi espíritu de lucha, mis ganas de superarme día a día como persona y como profesional, mi amor "gallina".
River, te amo y te apoyo. Vas a volver a ser grande, grandísimo. Y le vas a tapar la boca a todos los que se burlan y festejan. Como el refrán que dice "nadie muere mocho", en relación a los cuernos, en este caso, "todos mordemos el polvo alguna vez". Y así que los que se creen ahora invencibles, ya los veré mordiéndose los codos y con la calculadora en mano, para no irse a la "B".
Es parte de la vida. Todo vuelve. Y volveremos a ser "los más grandes, lejos..."

lunes, 6 de junio de 2011

LAS MUJERES DE GARDEL

























En 1985, cuando se cumplían 50 años de la muerte de Carlos Gardel,tuve la suerte de trabajar en la revista "Siete Días" en un informe dividido en tres entregas sobre la vida del "Zorzal Criollo".
La primera parte del homenaje denominado "Vida, pasión y muerte de Carlos Gardel", se tituló "Los misteriosos dineros del Zorzal" y se refirió a lo que ganó en su prolífica carrera en Argentina y el exterior. La segunda parte se llamó "Una novia en cada puerto" y sobre la cual voy a explayarme en este escrito. Y la tercera, fue "Del hombre a la mitología", sobre los misterios y leyendas de un artista extraordinario.
La redacción del informe estuvo a cargo de Alejandro Sáez-Germain, un excelente periodista, sensible, buena persona y de una generosidad fuera de lo común. Porque siendo el editor del trabajo, me hizo aparecer a mí primero al pie de página.
Si bien es cierto, mi tarea fue la de realizar las entrevistas y de traer redactada buena parte de la información, el periodista consagrado y respetado que merecía el mayor crédito era él. Y por esa actitud, le estaré agradecida por siempre.
Tengo un cariño especial por la segunda parte, referida a las mujeres que compartieron en algún momento la vida del "Morocho". Porque ese acercamiento tan íntimo que cada una tuvo a su manera con Gardel y que pusieron en evidencia en mis charlas con ellas, me permitió ahondar más en la esencia de un hombre tan especial.
Además, como ninguna de las tres con las que hablé, sigue viva, eso me hace dueña de un documento muy valioso e irrepetible.
No recuerdo a quién entrevisté primero. Pero voy a basarme en el orden en que el informe fue redactado por Alejandro.
Carlos Gardel, con su sonrisa de dientes perfectos, su pinta de hombre recio y su voz incomporable, lo hacían un ser irresistible para miles de mujeres. Muchas de esas mujeres consiguieron compartir el lecho del cantor. Pero formaban parte del montón.
Fueron muy pocas, poquísimas, las que consiguieron elevarse a la categoría de novias de don Carlos. Una de ellas fue Isabel Martínez del Valle, "Isabelita", una mujer encantadora que tuve la dicha de entrevistar, a la edad de 78 años, en su casa de Montevideo. Fuí sola, sin fotógrafo, a una vivienda que quedaba muy cerca del Estadio Centenario.
Isabelita es quien le inspiró al maestro el tema "Aquel tapado de armiño", porque el tapado en verdad existió. En la casa de Gardel, en la calle Jean Jaurés 735, en el Abasto porteño, hay una fotografía gigante al fondo del salón principal donde el Zorzal aparece al lado de Isabelita y ella tiene puesto el famoso tapado de armiño.
Isabel me contó que conoció a Gardel cuando era una adolescente. Él le llevaba 20 años, pero eso nunca fue un impedimento para la relación. El noviazgo duró algo más de 12 años.
La que no estaba muy convencida de la relación era Berta, la madre de Gardel. Así me respondía Isabelita sobre su noviazgo con Carlitos:
"Carlos fue mi primer novio. Me llenaba de atenciones que yo nunca había tenido, me llevaba a los cines y a los teatros, al box, a las carreras, a todas partes, y a veces venía con nosotros doña Berta, su madre. Ella le decía a cada rato que yo era muy chiquita para él, pero él no le hacía caso: "Para el amor no hay edad, viejita", le contestaba, y a mí me guiñaba un ojo. Doña Berta era un poco celosa...en el sentido de que Carlos tenía que mentirle sobre el precio de los regalos que me hacía. "Si le digo la verdad de lo que me costó un regalo -me explicaba- seguro que me sale con que toda la plata me la gasto con vos". Carlos la quería muchísimo a su madre. Bueno: fue un noviazgo muy lindo, muy feliz, y fueron muchas las cosas que él hizo por mí. Me pagó los estudios de canto en Francia, y ...¡qué hermosa aquella época en Europa!. Estábamos muy cerca uno del otro. Sinceramente, no me puedo quejar...fue mucha la felicidad que me dio".
Está visto que la prioridad de Gardel fue la música por sobre las mujeres. Pero por Isabelita tenía un sentimiento especial que se traduce en los regalos, en la exposición con ella y en las cartas y esquelas que le escribía. Pude leer algunas de ellas:
"Para que no se olvide de este grone que la recuerda con cariño", había escrito en una postal. Y en otra decía: "Tu gaucho viejo que te quiere con toda el alma".
Isabel le ganó la batalla a una amante francesa de Carlitos y esto contaba:
"Jamás rivalicé con ninguna mujer por el amor de Carlos. Lo nuestro era evidente, ya que él me presentaba como su novia en todos lados y cuando estaba en Buenos Aires, se lo pasaba en mi casa charlando, jugando a las cartas o ensayando.Pero...haría un año que estábamos de novio, yo tenía 15, cuando me enteré que había otra mujer en su vida, una señora francesa llamada Rinatta. Así que me armé de coraje y fui a verla. Ella me atendió, me abrió el armario de su cuarto y me mostró varios trajes que eran de Carlos. Fue la única vez que le dije: "O ella o yo". Y Carlos me eligió a mí".
El amor de Isabel hacia el Zorzal fue tan fuerte que el hombre con el que se casó, un cantante lírico llamado Mario Fattori, supo de entrada que el corazón de su mujer siempre le pertenecería al cantor que murió en el accidente aéreo de Medellín, el 24 de junio de 1935.
"Cuando mi marido me declaró su amor, yo le dije bien claro: "A usted no lo quiero, pero igual acepto casarme". La verdad era que él quería irse a cantar a los Estados Unidos y yo no quería estar más en la Argentina: por eso acepté. Las cosas le fueron tan mal a Mario, pobre, que apenas si llegamos a Montevideo y ...desde entonces no me moví de acá".
Isabelita estuvo casada 33 años con Fattori hasta que éste murió, tuvo un hijo y tres nietos. Y como Gardel fue siempre un tema presente en la familia, los propios nietos, me contaba, le decían:
"Abuela: si vos te hubieras casado con Carlitos Gardel él hubiera sido nuestro abuelo, ¿no es cierto?". Y yo les sonrío, ¿qué voy a hacer?".
Si había alguien que podía dar fe que El Morocho no era uruguayo, esa era esta mujer. Ella me decía que uno de los motivos por los que no se casaron, además de sentirse cómodos sin papeles, fue el problema de la documentación de Gardel:
"Estábamos cómodos de esa manera. Además...seguro que él iba a tener problemas en el Registro Civil. Carlos se llamaba Charles Romuald Gardes, y fue acá, en el Uruguay, en Tacuarembó, que se puso Carlos Gardel. Después, en la Argentina, volvió a sacar otra cédula. Me acuerdo que cuando estaba con un uruguayo le mostraba la cédula uruguaya y le decía que era uruguayo, y cuando estaba con un argentino hacía al revés: le mostraba la cédula argentina y le decía que era argentino. Yo le pregunté un día, por qué hacía eso: "Qué querés -me contestó-, son los dos países que me dan de morfar".
Loretta Dartés era muy diferente a Isabelita, tan culta y elegante. Loretta vestía muy pobremente, pero esto era por su precaria condición social, y usaba un vocabulario cargado de palabrotas, que se eludieron en la nota de "Siete Días".
Nunca supe si lo que me dijo en el reportaje era verdad o fruto de su imaginación, o ambas cosas. Me dio la impresión de estar un tanto desequilibrada, pero asimismo, me pareció muy simpática.
Tenía 83 años y vivía en una humilde vivienda, que de tan humilde, parecía una cueva, en la localidad bonaerense de Ituzaingó.
En esa especie de cueva, oscura y con todo revuelto, se destacaba por sobre todo el recuerdo de Gardel. Había posters por todos lados, fotografías, recortes de diarios, cartas y numerosos objetos, que esta mujer pequeña conservaba como regalos del Zorzal.
Loretta, portuguesa de nacimiento, huérfana de padre, violada cuando era una niña,en suma una mujer sufrida, me dijo que nunca le importó ser "la amante de Gardel". Aunque me aseguró que fue a la única a la que el cantante le propuso tres veces matrimonio y las tres veces ella le respondió que "no quería casarse".
Mi pregunta fue entonces, por qué si don Carlos la quería tanto, la relación se mantuvo en secreto. Y la ex actríz y ex acróbata del Circo Sarrasani me respondió:
"Fue una idea de Carlos, después que yo me le negué al casamiento por tercera vez. Estábamos festejando mi cumpleaños, mi último cumpleaños antes de que él se fuera, junto a Le Pera, Delfino, Petorossi y otros amigos. De repente se levantó y dijo: "Quiero que todos los que están aquí guarden el secreto de mi amor por Loretta, y -dirigiéndose a mí- recién cuando vos cumplas los ochenta años podrás contarlo...o esconderlo para siempre". Hay una duda que no me pude sacar nunca: ¿cómo sabía Carlos que yo iba a llegar a los ochenta?".
El resto del reportaje a Loretta lo voy reproducir tal cual salió publicado, porque tiene detalles desopilantes:
"-Su relación comenzó en...
-Montevideo. Cuando la inauguración del Estadio Centenario. Por esa época, yo actuaba en Radio Belgrano -también cantaba-, y don Jaime Yankelevich nos llevó a varios para ese acto inaugural. Yo noté que Carlos se me acercaba mucho, pero no le di importancia. Cuando terminó todo, viene derecho y me dice: "Vos te venís conmigo para el lado de Carrasco: vamos a ver los murciélagos". Más que nada para no tener después problemas con don Jaime, me negué. Pero me convenció, ¿quién podía resistirlo?. Y allá fuimos. Primero, paseamos por la playa, después nos metimos en una quinta a comer frutillas y por fin llegamos a Punta Gorda, a un palacio que estaba en ruinas, lleno de murciélagos. "Sentate -me dijo-, vas a ver lo amigo que soy de estos bichos". Se paró en una ventana, y empezó a cantar "Cuando tú no estás", y los murciélagos venían de a montones, se paraban cerca y escuchaban muy quietitos. Nunca volví a ver un público igual. Más increíble aún: cuando terminó, todos los murciélagos se pusieron a volar de golpe alrededor de Carlos, agitando las alas...y juro que parecía que lo aplaudían...
-Parece una leyenda...
-Pero no lo es. Volvimos a ir a Punta Gorda. "Vamos al caserón de los murciélagos -me dijo un día-, que te tengo una sorpresa". Cuando llegamos, veo que nos estaba esperando un cura franciscano: Carlos lo había citado ahí. "Ahora nos casamos y listo el pollo -me propuso-, porque esto no puede seguir así". Fue mi primera negativa. Pero volvimos a Punta Gorda, una segunda vez, y además del cura se había llevado a dos testigos.
-¿Por qué tanto empeño en esa negativa, doña Loretta?
-La verdad es que yo estaba muy cómoda siendo su mujer secreta, sin papeles. Puro amor...y nada más.
-Curioso lo que usted cuenta. Porque se dice que la madre le había prohibido que se casara.
-Doña Berta era muy celosa de él, de eso no hay duda. Pobre: la verdad es que Carlos, su hijo natural, era lo único que tenía en la vida. Y él, que la adoraba a la viejita, le hizo caso...hasta que me conoció a mí y cambió de opinión. Porque si realmente hubiera estado enamorado de Isabelita (Martínez del Valle) le hubiera propuesto casamiento a ella, ¿no?. A Isabel la usó de pantalla.
-¿Le hubiera gustado tener un hijo de él?.
-Quedé embarazada, lo perdí a los tres meses. Carlos estaba loco por ese hijo. "Sea varón o mujer -me decía-, será mi adoración".
Ya fuera de la entrevista, sin grabador de por medio y con el fotógrafo a punto de subir a su auto, le pregunté a Loretta qué opinaba sobre los que hablaban de una supuesta homosexualidad de Gardel. Y ella, ni corta ni perezosa, me contestó a su manera y utilizando las manos: "Pero qué va a ser homosexual, nunca hice el amor con un hombre como con él, era insaciable y además tenía un pedazo así..."
En el informe se dejó a Mona Maris en un tercer lugar, simplemente porque nunca se pudo confirmar si existió o no un romance con el Zorzal Criollo.
La actriz tuvo el privilegio de ser convocada en 1934 para ser la pareja de Gardel en la película "Cuesta abajo", que se filmó en Estados Unidos, donde ella vivía. Y ese mes de trabajo, les permitió iniciar una amistad que siguió hasta la muerte de don Carlos.
María Rosa Capdevielle, tal el verdadero nombre de Mona Maris, era una de las pocas actrices que había conseguido triunfar en el exterior.
Gracias a que hablaba Francés, Inglés y Alemán, y era además cantante y bailarina, trabajó primero en Inglaterra, Francia y Alemania, y desde allí partió a Estados Unidos, donde se radicó en Hollywood. Allí intervino en películas habladas en inglés y las primeras que se hicieron en español con actores latinos.
Así surgió la propuesta de "Cuesta abajo".
Conocí a Mona Maris cuando tenía 78 años y venía de hacer el logrado papel de "La Perichona", la amante del virrey Liniers y abuela del personaje de Susú Pecoraro en la película "Camila".
Vivía en un hotel frente a la Plaza San Martín, el mismo donde se alojaban Palito Ortega y Evangelina Salazar, cuando venían de paseo desde Miami, donde se habían radicado. El día que fui a entrevistar a Mona, la crucé a Evangelina en la puerta.
Mona era una mujer bella, elegante y muy reservada. Me costó mucho que me hablara de su relación con Gardel. Sus respuestas dieron pie a la duda, sobre si existió o no amor entre ellos. Lo primero que le pregunté fue si le molestaba que todos se interesaran más por saber de don Carlos que de su carrera artística:
"No me molesta que me pregunten solamente por él y dejen de lado mi actividad artística. Al contrario: es un orgullo haber podido trabajar con Carlos y estar todavía viva para poder contarlo. Y...no se trata de un orgullo de ahora: fue el mismo orgullo que sentí cuando me llamaron para trabajar en "Cuesta abajo".
-¿Se enamoró usted de Gardel?.
-Un poco. Aunque...no sé si fue enamoramiento. Pero sí una poderosa atracción. De todos modos, fue corto el tiempo que estuvimos juntos: nada más que las cuatro semanas que duró la filmación, y que fueron de duro trabajo. Pero...no era nada difícil enamorarse de Gardel, era un hombre muy atractivo, con un carisma especial.
-¿Se anima a definir ese atractivo, señora Mona?.
-En mi caso, le diría que me impresionaba su simplicidad. Había sido un muchacho pobre, inculto, que a fuerza de sacrificio se convirtió en un ser refinado, con ganas de saber siempre más, pero ajeno de verdad a toda forma de pedantería y con una maravillosa sencillez.
-Se dijo, alguna vez, que quería casarse con usted...
-Eso es falso. Creo que Gardel jamás le propuso matrimonio a ninguna mujer: tuvo muchas amigas, pero jamás una novia, aunque...fueron muchas las que dijeron que eran novias suyas. Era, ¿cómo le diría?, era un poco marinero: muy viajero, y con una nena en cada puerto".
Imposible agregar algo más a las palabras de Mona. Gardel fue el hombre más amado de la década del 30'. Y la muerte inesperada, siendo joven y exitoso, quiso que su vida amorosa, también formara parte de su leyenda...