viernes, 12 de octubre de 2012

LA BANDERA MÁS LARGA Y LA MEJOR, ES DE RIVER



La presentación de la bandera de River, me reconcilió con una parte muy genuina mía, la de la hincha fanática, que disfruta estar al lado de gente con los mismos sentimientos por esta camiseta con la banda roja cruzada en el pecho.
Me trajo el recuerdo de los años 90', cuando seguía a River de local y de visitante, siempre y cuando no pasara del Gran Buenos Aires, donde mezclaba mi rol de periodista con el amor indeclinable al equipo.
Una época donde dar vueltas olímpicas era cosa de cada seis meses o como sucedió en el tiempo de Ramón Díaz como director técnico, en 1996, que River dio tres vueltas olímpicas en apenas una semana. Soy bastante tímida cuando no trabajo, pero ese mediodía del 8 de octubre pasado, ya en el colectivo 102 que me llevaba a Palermo, intercambié sonrisas con la gente que iba vestida con camisetas del "millo", remeras o camperas identificatorias.
La primera sonrisa me la regaló un nenito de no más de 2 años que iba en brazos de su padre y que se disponía a bajar en el mismo lugar que yo, en Avenida Las Heras y Tagle. Cuando vi esa sonrisa cargada de inocencia y ternura, le pregunté: "¿Vos también sos de River?". Y el pequeño me respondió "Sí", mientras me mostraba el autito de juguete que llevaba en su mano.
Fue el mejor puntapié inicial para un momento maravilloso, que aunque no pude completar en el Monumental porque al otro día tenía que trabajar muy temprano, disfruté cantando con los hinchas y filmando, y fotografiando lo que sucedía, hasta pasadas las 14 horas.
Me ubiqué primero en la rampa de la Televisión Pública, frente al camión donde estaban los conductores de la fiesta y con una visión ideal para registrar las imágenes de una hinchada colorida y bulliciosa, instalada frente a la puerta principal del canal, y para tener un panorama de todo lo que allí acontecía.
Cuando comenzó la marcha con la bandera de 7.829,74 metros, caminé por la Avenida Figueroa Alcorta, donde la llevé en dos oportunidades con una emoción indescriptible, y luego me instalé a esperar su paso en un pequeño escenario que se había levantado para un homenaje a Guillermo Brown, en la plaza que está en el cruce con Salguero.
Allí, ya con poca batería en la cámara, registré los últimos videos y fotos. Y cuando pude cruzar por debajo de la bandera, me fui hasta la Avenida del Libertador donde tomé un taxi para volver a casa.
Muchos agoreros intentaron enturbiar la alegría de River. Y no me refiero sólo a los hinchas de Boca, sino a todos los que arrojaron sus energías oscuras.
Los aguafiestas, con un dejo o mucho de envidia, se burlaron porque no merecíamos la bandera por haber pasado en 2011 en la "B".
Se rieron porque en un tramo del recorrido la bandera se cortó y hubo que unirla de emergencia.
Llenaron de cargadas, insultos y burlas las redes sociales, utilizando como de costumbre, de manera peyorativa el término"gallina".
 Se ocuparon con suma paciencia de buscar otras banderas más largas para decir que a la de River no le correspondía ingresar en el Libro Guinness de los Récords.
Recurrieron al creador en Rosario del proyecto "Alta en el Cielo", para que critique al club de Núñez, cuando es bien sabido que la bandera argentina que desfiló hasta este año, tiene un largo impresionante y no puede ponerse a la altura porque no es de un club de fútbol, con los cuales River sí compite.
Cuando quedó aclarado este tema, se fueron al otro del planeta para decir que en Marruecos existe la bandera más grande del mundo y en la India hay un club que sí tiene la bandera más larga del mundo, con más de 50 mil metros de largo.
Sin embargo, con todas esas refutaciones, no pudieron lograr romper la magia de este encuentro gigantesco de hinchas "millonarios". Porque eso tuvo esa reunión multitudinaria de 70 mil, 80 mil, 90 mil, 100 mil hinchas, o un promedio de esas cifras.
El encuentro por el Día del Hincha de River atrasado tuvo también camaradería, emoción, espíritu familiar con padres acompañados por sus hijos, incluso bebés. Y una alegría imposible de disimular por las goleadas de las dos últimas fechas, ante Arsenal y Godoy Cruz.
 La bandera, en definitiva, fue una excusa para el abrazo gigante que nos debíamos los hinchas por haber estado en el fondo y haber resucitado. Si eso no es un motivo valedero para festejar, es porque nos quedamos sin sangre en las venas.
 Nada más alejado de la realidad. Tenemos la sangre caliente y estamos con todas las pilas para seguir dando batalla en Primera y hasta aspirar a pelear los primeros puestos del Torneo Inicial.
Les digo "basta" a los intolerantes. Y enarbolo la bandera de la esperanza y del amor incondicional por River. Con eso es más que suficiente.
 Les dejo mis videos y mis fotos de la gran fiesta...

 

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Si bien es cierto, ningún conocido me dijo nada sobre este informe documentado con videos y fotos, sí lo hizo la gente que hará la película sobre la Bandera, a quien puse a disposición mi material. Me lo agradecieron y me señalaron que lo incorporaron al material que reciben de los hinchas. No sé si algunas de mis imágenes saldrá en la peli, pero me basta con haber participado en algo relacionado con el club que amo.