domingo, 3 de octubre de 2010

EL BESO DE JULIO IGLESIAS








En el verano del '83, me tocó ser parte del Operativo Verano de la Editorial Perfil, en Mar del Plata.
Fue una experiencia tan divertida como extenuante. Pero como era joven y con muchas ganas de crecer profesionalmente, me dispuse a hacer una tarea lo más digna posible.
Como en verano, todos los artistas, argentinos y extranjeros, van a actuar a "La Felíz", ese año, la presentación de Julio Iglesias fue una de las atracciones para los turistas.
Para nosotros, los periodistas, no era un artista más. Era "El Artista" y había que hacer una cobertura absoluta de todas sus actividades. No solamente de su actuación.
Con su fama de "Don Juan", que él mismo se encargó de fomentar, teníamos que estar atentos para saber a qué modelito o actríz del momento se "iba a llevar a la cama". De más está decir que su seguimiento se convirtió en un "asunto de vida o muerte".
No sé si como premio o castigo, la tarea de seguirlo de día, me tocó a mí.
Por su amistad con el "Muñeco" Mateyko, la clave era él para saber cuáles serían las actividades del ex arquero del Real Madrid.
Julio Iglesias se había comprado unos atrás una estancia en General Madariaga, cerca de Pinamar, pero sólo la conocía por fotos. Nunca había estado allí.
El nombre original era "La Felicidad", pero él la bautizó "Momentos", en homenaje a uno de sus discos.
El lugar estaba en refacción, porque quería darle un estilo propio, mezcla de español y argentino. Y con un quincho amplio, para recibir a los amigos y agasajarlos con asado.
Julio quiso aprovechar su estadía en Mar del Plata, para visitar su "casita". Lo hizo en compañía de Mateyko y un grupo de amigos. En manada, todos los periodistas los seguimos en caravana hasta el lugar.
Yo estaba empecinada en hacerle un reportaje y el señor Iglesias estaba empecinado en no dármelo.
Cada vez que tenía oportunidad de estar más o menos cerca, porque los guardaespaldas me lo impidían, le decia: "Julio, ¿puedo hablar con vos un ratito?. No quiero incomodarte, pero podría ser...?". Nada. El artista sonreía y para el fotógrafo ponía su perfil "bueno". Sólo eso.
Ese día fuimos testigos del asado que Julio, Mateyko, modelitos "dispuestas a todo" y otros allegados, degustaron en el quincho de "Momentos". Aunque debo reconocer que los periodistas también probamos el asado. Pero de lejos.
Más que interesada en comer, yo lo que quería es que Julio dijera algo, así nos podíamos volver a Mar del Plata. Pero Julio no demostraba ningún interés en acceder a los pedidos de los periodistas. Menos a mí, la más insistente.
No nos quedaba más remedio que intentar ganarle por cansancio.
Esperamos que terminara de comer, que recorriera por primera vez el interior de su estancia, que paseara por el parque, que jugara con los perros que había allí, que conversara con los caseros. Todo eso esperamos, a una distancia prudencial, porque los guardaespaldas nos tenían cercados.
Yo seguía solicitándole la nota, incluso a través de Mateyko.
Hasta que en un momento, al caer la tarde, para mi sorpresa, se vino hasta donde estaba yo. Sin decirme ni una palabra, me tomó el rostro y me estampó un beso en la boca. Un beso de novela.
Me quedé descolocada. Fue la "mejor" manera que eligió para que no lo "jodiera más". Lo logró. Porque yo quedé tan sorprendida, que me dí por vencida.
Mi fotógrafo se quería matar. Cuando Julio se acercó a mí, él estaba distraido y no alcanzó a sacar "la foto del beso". No era el comienzo de un romance, ni mucho menos, pero de tener esa imágen, mis jefes seguramente le hubieran dado una gran utilidad.
Todos esperando fotografiarlo dándole el beso a alguna famosa y el "travieso" de Julio, me lo dió a mí. Qué "sacrificada" fue mi vida como cronista de espectáculos...


2 comentarios:

Sergio dijo...

Dicha anecdota me la conto mi vieja varias veces.Es bueno que empiezes a deschavar tu pasado de notera fashion........(JODAAAAAA!).
Ves?....si hubieras sido una periodista-gato como tantas......que distinta hubiera sido tu RUN TO THE FAME!

Yayi Villegas dijo...

Seguramente hubiera sido una famosa con casa, auto, joyas y notas en las revistas, pero como protagonista, no escribiendo como una obrera. Una trola importante. Pero elegí el camino de la dignidad y así me fue...Fuera de broma, me siento orgullosa de lo que conseguí sólo con mi esfuerzo, aunque no tenga dónde caerme muerta. Saludos Sergio.