martes, 1 de enero de 2013

DESPEDIDA DE ARIEL ORTEGA EN JUJUY


Hubo fiesta en el estadio "23 de Agosto", de Villa Luján. Fiesta riverplatense en la ciudad de San Salvador de Jujuy, porque se despedía del fútbol un orgullo de la provincia: Ariel Arnaldo Ortega, el "Burrito".
Fue el segundo homenaje, luego que hace cinco meses varios amigos, algunos de los cuales estuvieron presentes en Jujuy, lo acompañaran en San Juan.
Aunque Ariel nunca jugó en ninguno de los equipos provinciales porque empezó en River desde las inferiores, para su debut en Primera a los 17 años, era su lugar de nacimiento, donde tiene a su familia y a sus amigos de la infancia. Y donde comenzó a soñar con vestir algún día la "banda roja" y la camiseta de la Selección Argentina. Ambos sueños se le hicieron realidad.
 
Como fanática de River y admiradora incondicional de Ariel Ortega, no podía perderme su partido de despedida en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Jujuy.
Fue el sábado 15 de diciembre pasado, un día después de mi llegada a la provincia.
En un principio pensé que no iba a conseguir entradas porque mi mamá, quien fue la primera en contarme de este homenaje que tiré en exclusiva en Twitter y Facebook, me dijo que tenía entendido que se habían agotado todas las entradas.
Si había sucedido, era obvio. Los precios eran muy accesibles: $ 40 la platea y $ 25 la preferencial y la popular. Además, se habían instalado puestos de venta en toda la provincia.
El sábado a la mañana hice el intento en la sede de Gimnasia. Pero estaba cerrada. Sin embargo había un cartel sobre la venta en el estadio, que despertó mis esperanzas.
Me dirigí de inmediato con la ilusión de comprar una platea. Sólo conseguí una entrada preferencial o general, pero entre la nada y ésto, me quedé con este boleto. La cuestión era participar como espectadora de esta fiesta del fútbol.
Estuve presente luego de hacer una cola kilométrica para el ingreso al estadio.
 
El partido entre los amigos de Ortega y las Glorias de Gimnasia estaba previsto para las 19. Pero era tanta la gente que comenzó a llegar en tropel, que hubo que atrasarlo una hora y media.
Había familias completas, incluso con bebés y niños, uno de los cuales, un travieso chiquitín de unos 6 años, tuve que padecer en mi sector porque no se quedaba quieto y al ponerse delante de mi cámara, me arruinó varias tomas.
Lo importante es que la mayoría de los que estábamos éramos hinchas de River, porque hubo un grupo reducido que estuvo todo el tiempo a favor de las Glorias de Gimnasia y hasta tuvo el tupé de cantarle a River que "era de la B". Pero no me voy a poner en contra de los hinchas del "lobo", ya que parte de mi corazón futbolero le pertenece al Gimnasia jujeño.
La llegada providencial de la Policía que prácticamente los rodeó, evitó que la situación se tornara violenta. No tenía sentido. Era un amistoso. Y más que nada debía reinar el espíritu de convivencia, que los jugadores locales pusieron en evidencia con los saludos y pedidos de fotos con el ex jugador de River.
Unas 23 mil personas colmaron las tribunas, aunque la más cargada era la preferencial donde yo estaba porque está en el medio, en uno de los laterales de la cancha. Aunque con tanta gente, era bastante incómoda.
Lo que me molestó fue que me dijeron que se habían agotado las plateas y sin embargo observé enfrente varios asientos vacíos.
Aún así valió la pena estar apretujada, rodeada de hinchas de River, que vivaban hasta el cansancio no solamente a Ariel, sino también a sus amigos, ex compañeros del "millo".
En medio de dos hileras de nenitos, ingresaron finalmente los protagonistas de la festividad.
A la cabeza lo hizo el ex árbitro Héctor Baldassi, amigo del "Burrito" y con quien hizo una pared muy festejada durante el partido. Tanto que en el último penal, un hincha gritó: "Que lo patee Baldassi".
Detrás venían los jugadores. De un lado los amigos de Ariel, con Enzo Francéscoli a la cabeza y con la pelota en la mano, seguido entre otros por Marcelo Gallardo, El "Mencho" Medina Bello, el "Diablo" Monserrat, Hernán Díaz, Ramón Díaz en el banco de director técnico y con Marcos Gutiérrez en el arco, quien nunca jugó en River, pero se ganó el lugar por su amistad con el "Burrito". Es que ambos nacieron en Ledesma.
Todos llevaban una camiseta muy similar a la de River, con la diferencia que la banda roja tenía un borde negro y todos llevaban el número de 10 de Ariel en la espalda, lo que provocó más de un dolor de cabeza en los relatores.
Del otro lado, el emblema era Mario Lobo, un ídolo de Gimnasia de todos los tiempos, y Francisco Ferraro a cargo de la dirección técnica.
Los jugadores formaron un círculo para darle la bienvenida a él, el ídolo. Con la mano en alto, el cinto decapitán en su brazo y unos botines naranja, Ortega entró al campo de juego, ante un estadio encendido que coreaba su nombre.
Imposible no emocionarse en ese momento. Más de una lágrima rodó por la mejilla de varios hinchas.
 
El campo de juego se llenó de fotógrafos, camarógrafos, dirigentes y seguramente los colados que nunca faltan, y en el medio Ortega, tironeado de uno y otro lado para posar con todos.
En ese tumulto aparecieron los premios para el ahora ex jugador: una plaqueta del Club Gimnasia de Jujuy y otra del dueño del Banco Macro, como patrocinante del partido y como hincha de River, integrante además de una agrupación opositora en la institución de Núñez.
 
Después de las fotos individuales y de a dos o tres jugadores, tanto de uno como del otro equipo, siempre con Ortega como protagonista, vinieron las fotos de todos juntos. Se sumaron hasta los colados.
Pero había que dejar el campo de juego libre. Cada uno de los jugadores se fue ubicando en sus respectivos puestos.
Era la hora del comienzo del partido homenaje.
 
El público enloqueció con la presencia de Enzo Francéscoli.
Cuando pasó cerca de la tribuna preferencial, el canto de "Enzo, Enzo", lo hizo girar para saludar muy agradecido.
Nadie se olvida de sus jugadas, sus goles y su enorme talento que aún conserva, pese a sus más de 50 años y a los kilitos de más.
Un genio a prueba del paso del tiempo.
 
Otro que se ganó la ovación cuando pasó a pocos metros de la tribuna preferencial, fue el "Muñeco" Gallardo.
El ex jugador y actual director técnico conformó en River una dupla imparable con el "Burrito". Una dupla que era el terror de los defensores contrarios.
 
Ortega y Francéscoli, previo abrazo entre ambos, fueron los encargados de dar el pelotazo inicial del partido que se dividió en dos tiempos de 25 minutos cada uno.
Los amigos de Ariel trataron de tomárselo como un picado, con lo necesario para cumplir con el homenaje, pero se encontraron con las "Glorias..." dispuestas a ganarle a los ex River. Y éstos no tuvieron más remedio que ponerse a la altura de las circunstancias, lo que lo convirtió en un partido muy entretenido.
 
No pasó mucho tiempo en que el "Burrito" y el "Muñeco" se encontraron como en los viejos tiempos. Sorprendieron con una hermosa pared que casi termina en gol y que fue aplaudida por toda la concurrencia.
 
Otro momento para el aplauso fue el encuentro entre Ariel y Enzo.
Ortega le dio un pase certero que el uruguayo casi termina en gol, de no haber sido atajado por el atento arquero de los ex Gimnasia.
 
Orteguita demostró que su cintura sigue intacta. En un quiebre similar a sus épocas de oro, eludió a dos jugadores contrarios y a punto estuvo de abrir el marcador. Las Glorias de Gimnasia se pusieron en ventaja, pero fue imposible registrar el gol por la gran cantidad de gente que me atajaba la visión.
Los amigos del "Burrito" no se quedaron atrás y siguieron atacando. Pero a los pocos minutos Mario Lobo puso el 2 a 0. Los locales estaban jugando muy en serio. Ariel comenzó a poner las cosas en su lugar con un lindo gol, que lamentablemente no pude registrar porque el nene que mencioné anteriormente se cruzó delante de mi cámara.
Sin embargo, alcancé a filmar el festejo y las felicitaciones de los compañeros de Ortega. Ambos técnicos decidieron realizar a la vez sus respectivos cambios y los aplausos por los se iban y por los que entraban, no se hicieron esperar.
Mientras tanto, la gente seguía "mimando" con sus gritos al gran Enzo.
 
Ariel pateó el penal, un "regalo" de Baldassi porque sólo él lo vio, que le permitió poner el partido 2 a 2.
 
Marcelo Gallardo fue "bajado" dentro del área por el defensor Riquelme, lo que le dio la posibilidad al equipo de Ortega de aumentar el marcador.
Tanto el público como el propio "Burrito" le pidieron a Francéscoli que pateara él y el "príncipe" no defraudó.
3 a 2 a favor de los amigos de Ortega fue el resultado final del partido.
 
A los 25 minutos, sin un minuto adicional, Baldassi pitó para dar por terminado el partido.
Los jugadores de ambos equipos se acercaron a saludar al "Burrito", emocionado por tanto afecto, que se complementaba con la ovación de todo el estadio.
Jujuy le había brindado su tributo al hijo pródigo.
Ahora habrá que esperar hasta junio, donde un Monumental, seguramente repleto, le dirá "gracias y hasta siempre, Ariel".

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Aunque nadie escribió nada aquí, sí recibí i-mails y otros comentarios por teléfono y personalmente sobre mi experiencia en el último partido de Ortega. Así que todo vale y estoy muy agradecida por eso.