"Mira" se me fue de repente. Menos de una semana duró su enfermedad, o al menos los síntomas visibles. Tanto que no me dio tiempo de llevarla al veterinario. Y eso me hace sentir en deuda con ella. Aunque estimo, como en el caso de "Bamby", otra de mis gatitas que se fue en dos semanas, que debe haber padecido un cáncer de páncreas.
"Mira" era tan blanca, tan suave, tan hermosa y tan cariñosa. Me va a costar aceptar que ya no está. Sobre todo cuando me siento a escribir en la computadora, porque ella venía a dormir en mi falda. Y no me importaba que me dejara sus pelos blancos y largos en mi ropa.
También voy a extrañar la entrada a casa, donde siempre encabezaba "el comité de bienvenida". Se acercaba para que le hiciera un mimo y después volvía al lugar donde estaba durmiendo.
Tuve a "Mira" casi 15 años, desde que mi tía me la trajo para evitar que sus hermanos la embarazaran cuando crecieran. Y más que nada fue una especie de venganza por haberle entregado a su mamá embarazada. Sin embargo, eso yo no lo sabía cuando traje a "Luli" de Canal 9.
Cuando en 1997 el canal se mudó de Pasaje Gelly y Salguero, en Palermo, a Dorrego y Conde, en Colegiales, decidí salvar a "Luli". Era tan bella como su hija, incluso con una carita más bonita. Me había encariñado con ella. Le llevaba todos los días de comer y me daba pena dejarla a la deriva.
Nunca supe de dónde vino "Luli", como la bauticé apenas la vi. Mi tía decía que seguramente había sido de un "ricachón" de la zona, que la tiró por haber quedado preñada. Es posible.
Lo cierto es que un buen día apareció en el patio del canal y no sólo yo comencé a alimentarla. Varias actrices también le traían comida. Y lógicamente, ante tanta atención, nunca más se movió de allí. Su raza era Angora Turca, por eso tenía ese pelaje tan suave, largo y de un blanco nieve, que "Mira" heredó, aunque no puedo dar fe si el padre también tenía el mismo pedigree.
Apenas se produjo la mudanza del canal, fui con una jaula a buscarla. Sólo que no esperaba una reacción tan adversa en casa.
Por ese entonces ya tenía a "Pilito", hijo único y celoso. Cuando aparecí con "Luli", se puso furioso conmigo. No sólo le gruñía a ella, sino también a mí. Se negaba a comer y se pasaba la mayor parte del tiempo debajo de la cama.
Ante esta situación insostenible, le pregunté a mi tía si quería recibirla. Ella no tenía ningún gato. Sólo un perro, "Chispa", un animal buenísimo. Al principio se negó, pero cuando vio lo hermosa que era, aceptó llevársela. "Pilito" volvió a comer y a mostrarse cariñoso conmigo como siempre. Sin embargo, mi tía se encontró con una sorpresa desagradable: la gata estaba preñada.
De ese embarazo nacieron tres gatos y una gata. Y fuera cual fuere la actitud de "Pilito", decidió darme la gata. Como fue la tía quien la llevó, esta vez mi gato no se enojó conmigo, y aunque de mala gana, terminó aceptando que debía compartir el hogar con quien sería para siempre "Mira".
Hasta que mi tía la llevó a castrar, mi chiquita tuvo muy mal humor, incluso conmigo. Pero después de la castración, se volvió sumamente mimosa. Aún así, con el resto de los gatos nunca llegó a ser muy sociable. Mantuvo su rivalidad con "Pilito" hasta que éste murió. Y el enfrentamiento siguió con "Cocó". Se disputaban mi preferencia, pero yo los quería por igual y para apaciguar los ánimos, los acariciaba a la vez.
"Mira" tenía una particularidad que lamentablemente nunca pude fotografiar o filmar, porque lo hacía cuando me acercaba y era pararse en dos patitas y mover hacia adelante las patitas delanteras, para reclamar un mimo. Y nunca se quedaba con las ganas.
Parecía que supiera que era muy linda y que su cola tenía una belleza inigualable. Verla caminar en consecuencia, era como asistir a un desfile de alta costura. Y más se lucía, cuando le decía: "Qué linda, qué cola, ella es la modelo con la mejor cola del mundo".
Su maullido era apenas audible. Pero con sólo mirarla, ella comenzaba a maullar. Siempre en procura de una caricia.
Desde hace tiempo la adopté como cábala, antes de salir de casa, ya sea a trabajar o hacer cualquier otra actividad fuera del hogar. Le hacía un mimo a cada uno de mis mininos y a ella siempre la dejaba última. Porque quería quedarme con su blancura, su pureza en mi mano, para enfrentar la calle. Después tocaba las imágenes de Cristo que tengo y entonces sí, salía al mundo.
Desde que ya no la tengo, me costó retomar la cábala, porque me quedaron dos gatos negros, "Cocó" y "Milly", y una blanca con negro, "Alish". Así que resolví tocarle la parte blanca a "Alish". Y no dejar nunca la despedida a las imágenes religiosas.
Fue todo tan fulminante, que el miércoles 4 de julio cuando volví del canal, la encontré en una especie de coma. Estaba contra la puerta de entrada y cuando la empujé un poquito para ingresar, emitió un maullido fuerte y raro para ella, que sin embargo ya había escuchado lamentablemente en otros gatitos que se me murieron. Y su cuerpito siempre tibio, estaba helado. Allí comprendí que por más que la llevara al veterinario, iba a ser inútil. Le quedaban pocas horas de vida.
La coloqué sobre un felpudo y la llevé cerca de mi cama, donde le coloqué la estufa para darle calor. Dormí muy mal esa tarde, pensando que en cualquier momento se iba a producir el final. Pasó la noche sin novedades, hasta que me tuve que ir al canal en la madrugada.
La abracé llorando, intuyendo que no me esperaría. Y así fue. Cuando el jueves volví a casa, su cuerpito estaba rígido. Seguramente murió esa madrugada, apenas me fui. Mi chiquita bonita se había ido y yo no podía parar de llorar. Así, entre lágrimas, la llamé a mi mamá para contárselo, porque necesitaba una palabra de aliento de algún lado. Lo mismo hice con mi tía, quien también se emocionó, porque casualmente uno de los hermanitos de "Mira", que ya no está, había sido su gatito preferido.
Mucha gente entendió y respetó mi dolor, y me manifestó su apoyo para recomponerme. Ya sea de manera personal como por Facebook y Twitter. Y estoy muy agradecida por eso.
El viernes fue el momento del último adiós. Le agregué una bolsa más a las que ya tenía para cubrirla y un poco en subte y otro tanto en taxi, la llevé al Instituto Pasteur para hacerla cremar.
Con cada dato que le daba al veterinario que me atendió, sentía que me desgarraba por dentro. Salí de esa sala y me quedé un rato llorando en el patio. Cuando logré recuperarme, pegué la vuelta. Opté por quedarme con la imagen en mi mente de una "Mira" viva, radiante, mimosa y la más bella del mundo...
2 comentarios:
No recuerdo con exactitud,la fecha del natalicio de los que yo siempre llame"los lulitos".Se que fue un martes,y que 4 dias despues,sabado,se produjo la muerte de Lady Di.Asi que por ahi andamos.De los cuatro,solo permanece conmigo CARUCHA,asi que para cuando falten 4 dias de los 15 años de la muerte de la princesa de Gales,CARUCHA sera el unico lulito que cumplira esa cifra.Sus hermanos FLACUCHIN y PELULO murieron en:noviembre 2005(renal)y enero 2012(sacrificado por un tumor el la boca que no le permitia comer ni beber).Mi vieja dice que estan los tres juntos,hay un candor e inocencia tan vintage en esa creencia que cuando lo dice prefiero permancer en silencio y pensar....brindo por ello!
Muy buena reflexión, Sergio, y un aporte fundamental para la historia de mi chiquita. Lady Di murió el 31 de agosto del 97'. Saludos.
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