martes, 13 de diciembre de 2011

"LOS ABUELOS..." EN EL EX MERCADO DE ABASTO






En 1954, el cineasta Lucas Demare reflejó como nadie en su película homónima, lo que era el mundo del Mercado de Abasto.

Guapos, mujeres de armas tomar y dispuestas a tomarse a golpes por el amor de un hombre, un dueño que se negaba a pagar los impuestos y el tango infaltable para ponerle letra y música a los avatares de la vida. Y en ese mundo de verduleros, fruteros y carniceros, estaba Tita Merello, la carnicera del mercado, para inmortalizar con su voz, su belleza criolla y su particular manera de interpretar, el inolvidable tema "Se dice de mí".

Este era el barrio de Carlitos Gardel. El de los primeros amigos. El barrio donde comenzó a deslumbrar con su voz única y que lo llevó a los escenarios del mundo.

Al viejo Mercado de Abasto llegaban los camiones y los carros del campo, cargados con las frutas y verduras, y los animales faenados, para vender directamente al público, y para distribuir a todos los centros de venta de la ciudad de Buenos Aires.

Esa mole marrón que ocupaba dos manzanas y que con el paso de los años, convirtió al barrio en un sitio sucio, invadido por las ratas y lugar de cita de malandras, un buen día cerró sus puertas.

En 1985, comenzó a hablarse de un proyecto de centro cultural como el Pompidou francés. Un lugar ideal para cambiarle la cara al barrio, como en definita sucedió.

Pero el sueño en manos de una docena de arquitectos, más allá de los cines y salones de exposiciones, se centró en los locales comerciales, donde hasta el sótano fue aprovechado con más comercios y el estacionamiento subterráneo.

Yo trabajaba en esa época en la revista "Siete Días", donde surgió la posibilidad de unir el escenario de un edificio vacío, pero limpio y listo para comenzar a edificar, para hacer una entrevista delirante con el entonces exitoso grupo de rock "Los Abuelos de la Nada".

Ana Albarellos, jefa de prensa de la agencia que representaba a los músicos, se encargó de llevar los disfraces de mago para Miguel Abuelo, voz y percusión; Cachorro López, bajo y voz; Andrés Calamaro, teclados y voz; Polo Corbella, batería y voz; y Juan del Barrio, teclados. Y una carretilla cargada de lechugas, repollos y acelgas, mezclados con libros e instrumentos musicales, como una manera simbólica de unir la Cultura con la historia del viejo Mercado de Abasto.

Con buena onda, los artistas se prestaron al juego de imaginarse magos para las fotos de un fotógrafo de lujo como Eduardo Marti, amigo de Luís Alberto Spinetta y el padre del músico Emmanuel Horvilleur.

Miguel, Andrés, Cachorro, Polo y Juan disfrutaron como chicos del enorme espacio, al que elogiaron por su belleza arquitectónica y que un jovencito y no menos talentoso Andrés Calamaro señaló: "se parece al decorado de la película Blade Runner". Y hasta trajeron a colación la figura de Carlos Gardel, un ídolo para todos.

Miguel Abuelo, un encanto de persona, lo describía así: "Era un atorrante...en el buen sentido de la palabra".

Andrés Calamaro se extendía aún más: "Fue el que llevó la música argentina a lo más alto que se haya podido llegar. Morocho, ganador, un zorzal con voz de ruiseñor y no nos olvidemos que además de ser una figura mitológica, fue el músico y poeta que hizo las canciones más inolvidables de nuestra música".

Y Polo Corbella cerraba el concepto: "Y a su manera fue medio rockero, porque desde abajo llevó la música popular a los lugares más inalcanzables como Nueva York y París..."

Disfruté mucho de esa nota. No sólo por tener delante mío a figuras tan relevantes de la música, sino sobre todo porque iba ser la única vez que vería vacío y antes de convertirse en Shopping al ex Mercado de Abasto. Y eso de alguna manera, es ser una testigo privilegiada de la historia.

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Lástima que nadie comentó nada. No por lo que dice el escrito, sino porque estuve en un lugar histórico, vacío es cierto, pero que luego se convirtió en un shopping muy visitado.