jueves, 6 de octubre de 2011

LA DISCRIMINACIÓN ME HACE MUCHO DAÑO


"No podés sentirte tan mal por eso". Esto me lo dijo Alejo Rivera cuando me vio en la redacción del noticiero angustiada y llorando.
Entiendo que por ser mi amigo sólo trató de animarme. Pero lo que él no sabe, porque nunca lo vivió, es lo que siente alguien cuando es discriminado.
El miércoles 5 de octubre viví uno de los peores días del año. Lloré en silencio y sin parar más de seis horas, mientras redactaba las notas y la rutina de "Telenueve al Amanecer". Mi tristeza no me quitó la responsabilidad para cumplir con mi trabajo.
No voy a dar nombres, porque no quiero acusar a nadie. Pero sí pretendo tomarlo como ejemplo que aunque pasen los años, que aunque haya una política de Derechos Humanos que condena la discriminación, el gen racista no está aniquilado.
No estamos ni en Finlandia, ni en Suecia, ni en Noruega, ni en la Alemania nazi que soñaba Hitler: todos rubios y de ojos claros. Pero la discriminación está presente para norteños, inmigrantes de países vecinos, negros, villeros, homosexuales y travestis. Todos en la misma bolsa, sin tener en cuenta al ser humano.
Además, lo escribo para desahogarme y dar por terminado este episodio.
Todo comenzó cuando el productor ejecutivo del envío mañanero me llamó para decirme algo que le había pedido que me transmitiera el director del noticiero.
"Decile a la "coya" que el accidente que sacamos ayer fue el viernes y que se vaya a tocar la quena a otro lado..."
Lo del accidente es una cuestión interna que dejo de lado. Lo que me dolió fue el mensaje y el mensajero.
Si bien es cierto, ambos ya me pidieron disculpas y se las acepté, me da la oportunidad para expresar mi parecer sobre cómo actúo yo con los mensajes de terceros. Ya lo viví antes cuando otros jefes me decían: "llamalo y decile que...y se vaya a la puta que lo parió". Obvio que si había que llamar a la persona para transmitirle el desagrado del jefe, yo no utilizaba los insultos. ¿Para qué arruinarle la vida, si con decirle que se equivocó y que no lo vuelva a hacer es suficiente?.
Será tal vez porque a mí sólo me gusta dar mensajes positivos. Cuando alguien me pide que insulte a otro/a de parte de él o ella, le respondo: "decíselo vos". Pero sí me gusta decirle a la gente que alguien habló bien de él o ella. Es una caricia para el alma que no cuesta nada.
Cuando alguien te está dando un mensaje que contiene un insulto y te lo lanza a la cara, lo siento como si él o ella también me lo está diciendo.
Eso fue lo que más me dolió ese día. Porque la persona que me lo decía era alguien a quien aprecio y el que mandó el mensaje, también. Porque nos une el amor por los animales y le estoy agradecida que muchas veces reconoció mi voluntad de trabajo.
Yo sé que en algún momento me voy a reir de imaginarme "ir tocando un carnavalito con la quena". Pero todavía no me pasa y tampoco es el punto.
El punto es sentir asco por la gente que nació en un lugar donde "se toca la quena y se baila el carnavalito", aunque en el caso mío nací en Jujuy porque mis padres vivían allí. Pero ninguno de los dos nació en la provincia. Mi padre es de Tucumán y mi madre es entrerriana.
Esto es como el caso de los militares y los empleados del Banco Nación o del correo, que tienen que ir a donde los mandan y sus hijos nacen donde a las mujeres les toca el parto.
¿Alguien alguna vez discriminó a Raquel Welch porque nació en Bolivia?. Supongo que no. Quién se iba a meter con semejante belleza, que celebro, volvió muchos años después a Santa Cruz de la Sierra para reencontrarse con sus paisanos.
Yo amo a Jujuy porque nací, me eduqué hasta terminar el Secundario y me enamoré de la persona que más quise en mi vida, en esa provincia. La amo porque, aún separados, mis padres continúan en ese lugar, como así también tíos y primos, y por los amigos de la infancia y la adolescencia.
La amo por su sol, por sus paisajes, por su inimitable y única Fiesta Nacional de los Estudiantes. Porque fue el portal de la Patria. El general Manuel Belgrano la eligió para dejar su Bandera, en honor al sacrificio de un pueblo que dejó todo para que cuando lleguen los españoles no encuentren nada. Y ese fue el histórico "Éxodo Jujeño".
La amo por Gimnasia y Esgrima, el lobo jujeño, por ser el equipo que elijo después de River. La amo porque es Argentina, si Argentina, aunque los que discriman la tilden como una parte de Bolivia. Y aclaro que no tengo nada contra los bolivianos. Son parte de América, la América que también adoro.
La amo más allá de no estar ahí, porque trabajo y estudié en Buenos Aires desde hace 32 años. Y el amor no tiene explicación, sólo se siente.
Las primeras muestras de discriminación en esta ciudad, inundada de inmigrantes nacionales y extranjeros, las tuve allá por el año 84', cuando cerró la revista "Casos", donde yo trabajaba en la Editorial Perfil, y me pasaron a "Tal Cual". En esa revista había dos compañeros que se burlaban de mí todo el tiempo por el hecho de "ser jujeña". Eran insoportables. Y aunque me dolía lo que me decían, nunca les respondí. No quería pelearme con nadie, que era lo que en definitiva buscaban. Y a la distancia, me imagino cuánto habrán disfrutado cuando me despidieron de la empresa. Allá ellos.
Después de mucho tiempo, lo sentí en Canal 9, con algunos jefes y directores. Frases como "muerta de hambre que vino con una mano atrás y otra adelante", o "coya de mierda", no me son ajenas. Al contrario, laceraron mi corazón.
La misma persona que en esta oportunidad envió "el mensaje", ya había utilizado varias veces esos términos para dirigirse a mí. Hasta que un día me planté y le dije que "la próxima vez que me discrimines, te voy a denunciar en el INADI". Esto fue hace unos cuatro años y no pensaba que podía repetirse.
En ese tiempo, había también un compañero, que no recuerdo si ya lo habían ascendido a productor ejecutivo, que también utilizaba términos discriminatorios para dirigirse a mí. Sin ningún motivo. Ni siquiera para llamarme la atención por algo.
Hasta que un día me cansé y lo enfrenté. La imagen es como la de David y Goliat.
Era un mediodía en la redacción, cuando había muy poca gente, porque se habían ido a almorzar. Como siempre, sin ninguna razón, me dijo "coya de mierda". En ese momento no me importó que fuera grandote, que me llevara medio cuerpo, que fuera gritón y que la mayoría le temiera. Yo estaba hastiada del maltrato y hasta decidí jugarme el empleo. Si me echaban, iba a ser injusto, pero por una buena razón.
Cuando escuché de su boca la frase lapidaria, corrí hasta donde estaba y sin importarme nada, me paré y mirándolo a los ojos, le dije:
"¿Querés pelear?, vamos afuera, porque aquí están las cámaras...resolvamos esto con los puños, ya..."
El tipo se quedó petrificado. Nunca se hubiera imaginado que alguien le iba a decir eso y menos aún una mujer. No me respondió nada, dio media vuelta y se fue.
Los compañeros que estaban allí, no lo podían creer. Y algunos se acercaron a preguntarme, qué hubiera pasado si aceptaba el reto. Y yo les dije: "al menos una patada en los huevos le iba a dar...". Nunca jamás, aunque nuestro trato siguió siendo distante hasta que lo despidieron de la empresa, volvió a discriminarme.
Esta vez, en cambio, me tocó en un momento en que creía que las actitudes discriminatorias para conmigo estaban superadas. Que no se iban a volver a repetir.
Tenía por eso la guardia baja, estaba invunerable, y por eso me dolió tanto.
De repente, me empezó a pasar la película de mi vida, donde llegué a una edad en la que tendría que ser alguien. Que pasé por varios trabajos y nunca me ascendieron. Que todo el esfuerzo, las horas que le robé al sueño para estar informada, no sirven para nada. Que me compré una netbook, sólo para tener más posibilidades de estar atenta a la actualidad. Que tengo una cámara encima, por si me toca ser testigo de un hecho importante en la calle.
Pero al parecer todo es inútil, porque "nunca dejaré de ser una negrita jujeña, con un acento diferente".
Y no lo estoy sacando en cara, porque amo mi trabajo con toda mi alma. Simplemente es así y lo triste, como dice Serrat es que "no tiene remedio".
Más de lo que tengo no voy a conseguir. Porque hay gente más talentosa, más inteligente, más preparada, más joven y más atractiva que yo, que tiene prioridad.
Lo que me queda entonces, es mi entusiasmo por cumplir con mi tarea, con no bajar los brazos, nunca. Y sobre todo, contar con este blog, donde no gano un peso. Pero me da la posibilidad de despuntar el vicio de la escritura, de recordar lo bueno y lo malo, de emocionarme y en definitiva, de sentirme libre, al escribir sólo lo que mi corazón me dicta. Y lo hago con orgullo, muy a pesar de ser una "negrita jujeña, coya, que debería irme a tocar la quena a otro lado..."

5 comentarios:

gustavo siegrist dijo...

Querida Yayi...La indignacion que senti al leer tu cometario en Facebook, aumento al leer este testimonio tuyo.
Vos sabes, y lo hemos hablado mas de una vez, que me arrepiento de haber sido en algunas ocasiones duro con vos, pero tambien sabes que jamas utilize la discriminacion como herramienta.
Primero porque jamas me senti superior a alguien. Si mi primera novia fue Tucumana y comparti mucho veranos con ella y su familia en Mardel y en el Jardin de la Republica. Fui a un colegio primario del estado, donde comparti con amigos judios (muy buenos amigos)como Alejandro Roztitchner, Leo Sujatovich,Jorge Strunz, y tantos otros,como comparti con amigos de origen ultracatolico, descendientes de ingleses, etc.
Mis padres y mi familia en general, me enseñaron a valorar a la persona como tal.
Es muy bajo de alguien y mas de un jefe insultar a una persona por no ser "rubia y de ojos celestes" o porque no nacio en la CAPTIAL FEDERAL.
Como bien vos dijiste, si bien Dios esta en todos lados algunos creen que solo atiende en Buenos Aires y el interior del pais es nuestro pais. Fijate en nuestro medio y tan cerca nuestro...Horacio de Villegas, Carrizo de Villegas, y cordobeses, jujeños, salteños si hasta San Martin era Correntino no??..jeje.
Pero la parte que mas me preocupo es cuando vos consideras que nunca llegaste a algo y que sos una "negrita jujeña"....Yayi vos sos un ser humano con muchos valores, humanos y profesionales y todos tenemos en la vida un destino que nos puede llevar muy alto o muy bajo, pero jamas te sientas que nos alguien que no vale..Eso no es verdad!!!..Nadie esta en un lugar del nivel de nuestra profesion por el tiempo que estas vos si no lo merece..
Querida Yayi...los jefes pasan, sobretodo si son malos y las buenas personas quedan...De nuevo me adhiero a tu bronca y mis respetos para una MUJER Y JUJEÑA!!!.Besos!!

Yayi Villegas dijo...

Gracias, Gustavo. Me emocionó tu comentario, sobre todo porque nuestra relación no fue buena en "Nuevediario" y se fue mejorando con los años. Me gusta este Gustavo Siegrist tan reflexivo, tan humano, tan comprensivo. Nuevamente gracias por tu apoyo.

gustavo siegrist dijo...

Querida Yayi...Gracias a vos por reconocer que estoy mas viejo!!..NO en serio..Gracias por darme la oportunidad de ser quien realmente soy...Por supuesto que en el fragor de la lucha diaria, siempre puede haber idas y vueltas, pero con mis 51 cumplidos, despues de pasar los casi peores 2 años de mi vida sin laburo cuando mi "amigo" Cura se dio el gusto de verme renunciar luego de 20 años en el canal y sin un peso, uno tiene que crecer. La vida te da dia a dia golpes que en mi caso han servido para darme mas fuerza y sentir que tengo que seguir adelante y tambien para comprender mucho mas a los demas, aunque como bien vos dijiste nuestros ultimos años mejoramos mucho la relacion.
Tambien me sirvio el haber conocido otras culturas y otras formas de trabajo para reconocer aun mas a quienes tuve la suerte de tener como compañeros...Por supuesto sigo siendo ariano,jeje..Pero si los cordobeses extrañan a un porteño y hasta los cubanos (no todos pero bastantes) tienen buenos recuerdos de uno es porque tal vez la madurez no solo sirve para perder pelo, tener mas arrugas o usar anteojos..La madurez debe servir para ser exigente como corresponde pero tambien comprensivo con quienes te rodean...Tambien la vida me ha dado la posibilidad de devolvele la sonrisa a algunos de nuestros compañeros que realmente no estaban pasando un buen momento.
Y eso tambien es alimento para el alma..Y no hablo del "almanaque" jeje.
Te aseguro, Yayi que en esta etapa siento casi la obligacion de ser como quiero ser y tratar de que nadie se lleve lo que no merece..Obvio como te dije que mi caracter sigue siendo el que, creo, debe tener un jefe pues aqui tengo 30 personas a mi cargo y a veces necesitan de una "voz de mando" y siempre hay "traviesos"..
Te deseo lo mejor, me alegro que hayas superado este mal momento y lamento que no se viva el mismo ambiente que en nuestra epoca, pues aun con las diferencias habia trabajo de equipo..Un beso grande...Gus

Yayi Villegas dijo...

Me doy cuenta que cambiaste para bien porque Verónica Lazzaro, que fue compañera mía, te tiene mucho aprecio y respeto. Y ella es una chica especial, de carácter, que no se casa con cualquiera. Así que adelante con tu buena onda y sigamos la amistad que tan bien nos hace. Gracias nuevamente por tu apoyo en cuanto a la discriminación. Un beso.

gustavo siegrist dijo...

De nada, de nuevo y gracias a vos..y si, Vero es muy buena persona y con caracter, jeje..pero hemos sabido unirnos para este trabajo...Besos..buen finde!! y que gane Argentina!!