A ella ya la tuve como protagonista en otro enigmático, pero como la chica ha sido prolífica en las cuestiones sentimentales, la tengo aquí por otra relación clandestina.
En este caso el importante de la historia es él, muy vigente en los años 80', por ser el número dos indiscutido en la Argentina, en un deporte que comenzaba a ganar adeptos.
Ella, modelo, vedette, actriz, chica de tapa de varias revistas, era muy requerida por los hombres de todos los ámbitos. Pero más de aquellos con una sólida posición económica que podían regalarle autos, departamentos, joyas y viajes al exterior.
Con el hombre en cuestión, prevalecían los viajes al exterior. Específicamente a los lugares a donde él debía ir a competir. Y a eso se sumaba un dinero extra para gastarlo en el shopping.
Él estaba casado y era padre de varios hijos. A simple vista, un señor de familia ejemplar. Sólo que cuando viajaba, como su esposa debía quedarse a cuidar de los chicos pequeños, y a él no le gustaba estar sin compañía, la llamaba a nuestra enigmática. Lo que se dice, un pirata muy listo...
Esa relación nunca trascendió en los medios. A ella le hubiera dado estatus social. Sin embargo a él no le convenía. Arruinaría su imagen. Y como no era más que una transacción de sexo, el acuerdo que tenía con ella era que nunca revelara la existencia del "affaire".
Yo lo sabía porque ambas teníamos una amiga en común. Pero jamás salió de mí ningún comentario al respecto, porque a la que iba a dejar mal parada era a mi amiga.
Los viajes habituales de la pareja eran a Miami.
Cualquiera diría que eran unos perfectos desconocidos. Porque no sólo llegaban por separado al Aeropuerto de Ezeiza, sino que en el vuelo viajaban en asientos separados y así también se dirigían al hotel. Recién allí se encontraban. Pero eso sí, directamente en la habitación, por si había algún argentino cerca que los reconociera.
Ella le contaba a mi amiga que se aburría bastante en esos viajes. Y mi amiga le respondía: "¿De qué te quejás?. El tipo no sólo te paga el pasaje sino que te da plata para que te compres lo que quieras en los shoppings. Yo que vos me callo la boca y disfruto de tanto lujo".
Lo que sucede es que esta chica, a pesar de que era consciente que se trataba de "un trabajo de geisha", pretendía un poquito más de atención de su amante.
Tampoco podían ir a comer juntos. La modelo debía ir sola a los restaurantes. Sólo algunas veces compartían una comida en el cuarto.
A él le importaba que ella siempre estuviera dispuesta a tener sexo, pero sólo cuando él lo requería. No hay que olvidarse que era un deportista de elite, que debía cuidarse de los excesos. Y además, la necesitaba para que le hiciera masajes luego de los partidos.
En esos términos, la relación duró varios años, hasta que un buen día, por un violento asalto que sufrieron su esposa e hijos en la casa donde vivían en el norte del gran Buenos Aires, nuestro hombre decidió radicarse con toda la familia en Estados Unidos.
A nuestra chica se le terminaron entonces los viajes como dama de compañía del famoso personaje del deporte argentino.
1 comentario:
A todos los que dijeron que el deportista era Guillermo Vilas. No lo es, pero no está demasiado lejos. Gracias por participar.
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