lunes, 9 de enero de 2012

EL NIÑO JESÚS QUE DECIDIÓ VOLVER A SU CASA


Este Niño Jesús de bellas facciones, tamaño considerable y una obra de arte única en su género, se convirtió desde fines de diciembre de 2011 y la primera semana de enero de 2012 en protagonista de una historia de robo y de misterioso retorno, luego de tres días de ausencia.

El ladrón o ladrona que cargó con la imagen en un descuido de los colaboradores de la Iglesia Santa Rosa de Lima, en el barrio porteño de Balvanera, habrá pensado que podía obtener algún dividendo con su venta. Pero la pronta difusión del caso a través de los medios de comunicación, hizo que le resultara imposible conseguir un comprador.

Esa persona, al no poder venderlo, lo más factible es que se hubiera rebelado destruyéndolo, o al menos dañándolo. Era un sacrilegio al alcance de la mano. Pero no, a su regreso, el Niño Jesús estaba intacto, como si en el lugar donde estuvo, lo hubieran estado venerando. Y si eso fue posible con su sola presencia angelical, vaya, qué milagro, por Dios...

Lo bueno también es que quien lo tuvo reflexionó al punto de no tirarlo en un basural. Lo dejó tal vez a algunos pasos de la Iglesia, para que algún colaborador lo encuentre de inmediato y lo vuelva a colocar en el Pesebre.

Los que no tienen Fe, se habrán quedado con la fría crónica policial, aunque el padre Alberto Sorace, párroco de la iglesia, se negó a explicar cómo se produjo el regreso del hijo de Dios, para cerrar la historia.

No soy de ir a Misa los domingos a una misma iglesia. Lo manejo de acuerdo a mis tiempos y necesidades. Y este domingo 8 de enero, opté por ir a la ceremonia religiosa de las 12 en Santa Rosa de Lima.

Allí me encontré con un momento tan emotivo, de felicidad de los feligreses por tener al Niñito de nuevo presidiendo el altar, que decidí registrarlo lo más posible con mi cámara, para que todos los que leen mis escritos, también puedan compartirlo.

El padre Alberto llegó al altar por el pasillo central con el Niño Jesús en alto y el aplauso de todos se hizo inevitable. El sacerdote volvió a decir que no importaba en qué circunstancias se produjo la recuperación de la imagen, sino que sólo importaba su regreso. "Estuvo de paseo tres días". Fue la frase del religioso.

El párroco aprovechó para anunciar que la imagen dejará de estar guardada todo el año en un armario, para ser sacada solamente en Navidad y hasta la Fiesta de Reyes. En los próximos días comenzará la construcción de un pequeño altar, en el costado izquierdo del templo, justo debajo de una imagen de Jesús, donde será entronizada de manera definitiva.

Debo reconocer que estuve un cierto tiempo, allá por 2005, resentida con algunos colaboradores de esta iglesia, por un gesto reprochable para conmigo.

Como en esa época yo vivía en el barrio de Monserrat, era más habitual mi presencia en ese templo. Como así también, cada vez que decidía desligarme de la ropa que ya no usaba, o la llevaba a la gente de Cáritas, que tenía una oficina allí, o lo hacía al Moyano.

Ese año me tocó mudarme al departamento donde vivo actualmente. Aproveché como siempre para separar la ropa que no utilizaba, para donarla a los pobres. Todo lo puse en una bolsa de residuos para consorcios, la cerré y la coloqué en el último lugar de una fila india de bolsas similares, donde yo iba poniendo mis pertenencias para la mudanza.

Como estaba pasando un momento muy difícil porque no era una mudanza voluntaria, sino obligada por una vecina del piso de abajo que me hacía la vida imposible, pasó lo que tenía que pasar: en lugar de llevar la bolsa con la ropa para donar, llevé a la iglesia una con mis pertencias. En ella había ropa nueva, recuerdos, adornos, papeles personales y no recuerdo qué más. Pero a simple vista, cualquiera se hubiera dado cuenta que lo que iba allí no era para donar.

En ese entonces, en Santa Rosa de Lima había una especie de buzón, por donde se arrojaban las bolsas con las donaciones y en el lugar donde caían, sólo los delegados de Cáritas tenían acceso.

El día que llevé la bolsa era un domingo a la mañana, aprovechando que tenía que asistir a Misa.

Cuando regresé a casa, me asaltó la duda sobre si había llevado la bolsa correcta y cuando abrí la última de la fila, me quise morir. Era la que contenía la ropa para regalar.

Tuve que esperar hasta la tarde, para el horario de Misa, para ir a reclamar la bolsa que había dejado por error y de paso trasladé la que correspondía.

Como en el caso de la anterior, la arrojé por el buzón, con un cartel donde aclaraba que me había equivocado y que necesitaba recuperar la que me pertenecía.

No conforme con eso, fui a hablar con una de las colaboradoras de la iglesia, para ver si podía retirar la mía. Pero me dijo que tenía que esperar para el día siguiente, a eso de las 9 de la mañana, cuando esté la gente de Cáritas.

Como yo no podía pedir otro día franco en el canal, porque ya los había agotado, le pedí a mi tía si podía ir ella a buscar mi bolsa. Mi tía conoce mi ropa y mis pertenencias, de modo que podía reconocerlas de inmediato.

Pero le mostraron cualquier cosa, no reconoció nada mío y el viaje fue inútil. A eso hay que sumarle el maltrato que recibió por parte de esta gente que teóricamente tendría que tener una actitud más respetuosa y solidaria por el lugar que ocupaban en una entidad seria como Cáritas.

A la tarde, cuando volví del canal, fui yo. Pero obviamente, los de Cáritas ya no estaban y las mujeres que allí se encontraban, me dijeron que seguramente a mi bolsa la habían enviado a alguna delegación del interior del país. ¿Por qué?, si yo les había dejado un cartel con advertencias, había estado mi tía y lo más importante: ¿no podían darse cuenta que yo no iba a donar papeles personales, recuerdos y adornos para los pobres?. ¿Qué hicieron con eso?. ¿Mi ropa fue para los pobres o debo pensar que alguna de esas personas se quedó con mis prendas?.

Mi angustia iba en aumento. Y así volví todos los días en busca de noticias, pero nunca tuve ninguna respuesta. Hasta que me cansé, lo dí todo por perdido y no fui más.

Mi mamá me decía que pidiera hablar con el párroco, que era el mismo de ahora, y le contara lo sucedido. Incluso me recomendaba que le dijera a las mujeres de la iglesia, que iba a denunciar el hecho a la Policia. Pero yo estaba tan aturdida y con el ánimo por el suelo, agravado luego con la muerte de "Pilito", el más querido de mis gatos, que nunca me animé a ninguna de las dos opciones.

Cuando el año pasado, el padre Alberto fue asaltado, golpeado y amenazado una madrugada dentro de la iglesia, y una vez que se reintegró a sus tareas, estuve a un paso de acercarme. Quería advertirle que no confiara demasiado en sus colaboradores, contarle lo que me había sucedido seis años atrás, porque detrás del robo que él padeció, podía haber algún entregador. Pero lo dejé pasar. Además, a esa altura ya no había posibilidades de recuperar lo perdido.

Por aquel episodio es que dejé de asistir a Misa por mucho tiempo a esa iglesia, hasta que se me fue pasando la bronca y de vez en cuando estoy allí escuchando la palabra de Dios y ofreciendo mis oraciones.

La Misa del domingo 8 de enero con el Niño Jesús como protagonista, terminó de reconciliarme con el lugar.

Las últimas imágenes que registré, fueron las de la gente haciendo cola para besar al Niñito. Fue el padre Alberto, quien una vez finalizada la Misa, el que invitó a los feligreses a esa ceremonia, con la advertencia en tono de broma: "Vengan a besarlo, pero ojo, no se lo lleven..."

Yo también me fui acercando, sin dejar de filmar. Sin embargo, cuando llegué a él decidí apagar la cámara. Era mi momento personal entre el Niño Jesús y yo. Pero eso sí, antes de retirarme le saqué dos fotos. Y después me fui. Feliz y rogándole a Dios que quien lo robó y luego lo devolvió, se haya iluminado como para intentar convertirse en una buena persona...

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

A veces los temas religiosos son difíciles de tener aceptación. Por eso entiendo que este escrito no tuvo ninguna devolución. Ya escribiré sobre algún puterío y me sentaré a esperar la respuesta...gracias de todos modos a todos los que se tomaron el trabajo de leer mi blog.