La chica de la imágen es sólo como referencia para lo sucedido madrugadas atrás con una mujer que ví frente a Canal 9, en la esquina de Dorrego y Cabrera.
Eran cerca de las 3.30 y yo venía de bajar del colectivo en Jorge Newbery y Conde, cuando ví de lejos a una mujer que caminaba apurada desde Dorrego y se detuvo en medio de la calle, frente a un restaurant llamado "El Timón, en ese lugar donde Cabrera pasa a llamarse Conde.
Me llamó la atención lo nerviosa que estaba. Daba la impresión, al menos de lejos, que hablaba sola. También llevaba un palo de un metro de largo en la mano y estaba vestida con un short. Le calculo unos 58 o 60 años.
Yo tenía que pasar más o menos cerca de ella, porque antes de entrar al canal, le doy de comer a un par de gatitos que están en un galpón sobre Dorrego, al lado de una carnicería.
La mujer parecía que esperaba un taxi. Sin embargo, cuando pasó uno, no lo tomó.
Empecé a creer que le "faltaban unos jugadores", cuando tomó el palo e hizo como si hiciera sonar una trompeta.
Ahí me dije: "sonamos, esta me ve y se me viene encima y me pega con el palo".
No sé si no me vió o no me tuvo en cuenta, pero pasé inadvertida.
No sucedió lo mismo con un hombre de entre unos 65 y 70 años, que venía por Dorrego, por la vereda del canal e iba aparentemente hasta la Avenida Niceto Vega.
Cuando lo vió, la mujer se fue hasta donde él iba pasando.
Yo hasta eso, había llegado al frente del galpón y les estaba dando de comer a los gatitos. Pero seguí atenta a lo que sucedía en la esquina.
Comencé a escuchar que discutían. Cada vez más fuerte. Sólo que no entendía lo que se decían. Esto porque soy un poca sorda del oído derecho.
Supongo que la mujer le pidió dinero y el hombre se negó. Es lo que se me ocurre.
Porque lo gracioso fue la reacción de la mujer.
Comenzó a pegarle con el palo y el pobre tipo gritaba: "¡Loca, loca, pará!". Eso sí me llegó a los oídos, porque gritó a toda voz.
La víctima empezó a correr y la mujer lo siguió. Iba detrás de él con el palo en alto.
Fue tan divertido, que sólo le faltaba la música de Benny Hill, para que se pareciera a una escena de película o de serie cómica.
El desafortunado cristiano se tuvo que esconder en un estacionamiento que está frente al Mercado de Pulgas y la mujer siguió con su palo en alto hasta la avenida. Allí la perdí de vista.
Me hubiese encantado haber tenido una cámara para filmarlo. Porque realmente fue desopilante.
Esto me hizo empezar la jornada de trabajo con un sonrisa. Todo gracias a la señora, o mejor dicho a "la loca del palo".
2 comentarios:
El gilastro que ligo los golpes debe estar muy satisfecho de saber que gracias a su involuntaria participacion,vos comenzaste el dia con una sonrisa!
Sergio: Si no lee mi blog, no lo sabe. Si lo llego a encontrar alguna madrugada, le voy a sugerir que lea mi relato. No todo los días se puede ser protagonista de una historia. Breve, pero historia al fin. Me gustó la brevedad graciosa de tu comentario.Saludos.
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