domingo, 26 de agosto de 2012

LA TV QUE TORTURA, ES HIPÓCRITA...Y MATA

Con 23 años en producción de noticiero de televisión, es decir que conozco un poquito del medio, me siento con derecho de escribir sobre lo que me emociona, me hace reír, me informa, me obliga a pensar, me entretiene y me produce rechazo en la pantalla chica. Conozco lo que vale el "Dios Rating" y lo que son capaces de hacer los poderosos de la tele con tal de mantenerlo alto y a favor.
Toda esta perorata que para muchos puede resultar inútil, es para referirme a lo que me produjo rechazo, tirando a asco, al ver lo sucedido con Verónica Perdomo entre el viernes 17 y el 20 de agosto en los programas "Showmatch" y su sucursal "Este es el show".
Descubrí que hay allí un manifiesto canibalismo, impulsado o no por Marcelo Tinelli, porque podría ocurrir que intenten ser más papistas que el propio Papa. Pero vi gente ensañada con hacer daño, con destruir al otro, porque de última "no es más que un juego", tal cual se justifican cuando se les va la mano con las agresiones.
Lo vi a José María Listorti pidiendo disculpas, cuando en el día anterior, como conductor del programa de la tarde, tendría que haber frenado el sufrimiento que se le estaba ocasionando a esta chica, sobreviviente de un accidente cerebro vascular.
También vi a Marcela Coronel, avergonzada de su actitud prepotente, al empeñarse en ser la mejor discípula de Marcelo Polino, "buscando la verdad a cualquier precio". Una verdad que tenía que ver con las dudas sobre si el modo de hablar de Verónica, con un acento extranjero luego de haber aprendido a hablar de nuevo, era exagerado para beneficio propio en el programa.
Es cierto, hubo disculpas, sumadas a las de Marcelo Tinelli, cuando decidió que Perdomo abriera "Bailando por un sueño" del día martes 21 de agosto. Pero aunque la chica las haya aceptado, el daño ya estaba hecho. Y es un papelón para "Ideas del Sur".
Ella misma dijo que necesitaba trabajar y por eso habrá optado por darle un corte a la situación. Sin embargo, quién le quita su dolor y el dolor de los que padecieron un ACV y aún sufren las secuelas. Como le pasó a Cristina Tejedor, quien por twitter me expresó que de esta afección le quedaron algunas secuelas, que a simple vista son imperceptibles y no opacaron su labor como actriz. Fue una de las cientos de personas que se sintieron indignadas.
La misma posición adoptó María Valenzuela, quien por teléfono en el programa "Intrusos", se mostró molesta porque su hija Malena, aún conserva secuelas.
Basta con verlo a Carlín Calvo, tratando de sobreponerse de dos ACV. El actor tiene dificultades en sus extremidades y en el habla. Y es casi imposible que vuelva a actuar como una persona normal.
También me imagino la angustia, oculta por un velo de coraje, de Lilian Clark, la mamá de Gustavo Cerati, al verlo tendido en una cama de un centro asistencial del barrio de Núñez, en un coma profundo desde hace dos años y tres meses.
No recuerdo una explosión tan fuerte de repudio en las redes sociales como esa tarde. Apenas comencé a escribir mis impresiones sobre lo que sucedía en pantalla en mi cuenta de Twitter, tuve una respuesta inmediata de mucha gente, varios de ellos amigos. Pero más de gente que no conozco. El enojo se generalizó y con toda razón.
Era lamentable ver a Verónica, llorando a mares, tratando de convencer a una soberbia Marcela Coronel, que ella no simulaba su manera de hablar. Que si hablaba bien era porque lo había ensayado mucho y que si tenía que improvisar, le costaba hilar las palabras o encontrar las adecuadas para expresar un pensamiento. Muy cruel todo. Y encima, José María Listorti, en lugar de compadecerse de la invitada y ponerle coto a la agresión, decía que le daba la razón a las dos. ¿Cómo a las dos?. Esto daba a entender que él también tenía las mismas dudas y avalaba el atropello, porque el ráting iba en aumento.
Ese día sentí vergüenza de pertenecer a la televisión, aunque no estuviera de acuerdo con lo que estaba ocurriendo en el piso de Canal 13. Se me hizo un nudo en la garganta y no pude evitar las lágrimas, porque me acordé del drama de Gustavo Cerati. Me fui a dormir llorando, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Mi bronca se centró primero en Marcelo Polino, por quien siento un gran respeto por su profesionalismo. Sin embargo, esta vez la pifió al poner en tela de juicio el modo de hablar de Verónica, porque gente de la producción de "Ideas..." y algunas bailarinas se lo habían comentado.
Él que siempre se vanagloria de estar muy informado y de preocuparse por documentar cada una de sus denuncias o llamados de atención, esta vez no lo hizo. Ya que en lugar de darle a crédito a las chicas que de levantar la patita saben un montón, pero no saben nada de Medicina, tendría que haber recurrido a algún neurólogo para que le explique si una persona que sufrió un ACV, puede tener variaciones en el habla. No lo hizo y sólo se ocupó de sembrar la duda, y dejarla muy mal parada a Perdomo, quien comenzó a "abatatarse" y a hablar cada vez peor, embargada por una angustia inevitable.
Polino tendría que entender que ser periodista no es sinónimo de impunidad. Un periodista no es Dios. El Periodismo es una profesión hermosa que requiere preparación, empaparse en el tema del que se va a hablar o escribir, ejercerlo con respeto y no utilizarlo para destruir al que está enfrente, en este caso "los participantes", como él llama a las parejas de bailarines del concurso televisivo.
A veces da la impresión que está tratando con criminales, narcotraficantes, ladrones, sentados en el banquillo de acusados, y él erigido en un fiscal dispuesto a hacerlos confesar sus faltas. Porque como suele justificarse: "yo soy periodista y quiero saber la verdad".
La misma actitud asumió Marcela Coronel al día siguiente. Esto los transformó a ambos con absoluta razón en "los malos de la película". Tal vez no se esperaba, en el caso de Coronel, porque Polino ya está acostumbrado a producir irritación, el cúmulo de insultos y comentarios adversos que le iban a llover de todos lados.
Desconozco si fue por influencia de la producción del programa o por propia iniciativa, que optó al otro día por pedirle disculpas a Verónica. Listorti fue el primero en adoptar el rol de víctima por los miles de improperios que recibió en su cuenta de Twitter y se vio obligado a pedir disculpas. Pero no noté sinceridad en ninguno de los dos. "Cortenla muchachos, que no matamos a nadie", fue lo que dijo con la cámara sólo ocupando su rostro. Menos mal que no "mataron" a Perdomo...
Por el lado de Marcela Coronel, no logró conmover con sus lágrimas de cocodrilo. Ni siquiera al pedirle perdón a Verónica mirándola a los ojos. Y quedó de manifiesto en la frase: "Si te ofendí, te pido mil disculpas". Quien dice: "si te ofendí", es porque aún sigue creyendo que la otra persona es la que está en falta. Y al mencionar "mil disculpas", es porque se intenta tapar con mucho un arrepentimiento que no es tal. Cuando se  está realmente arrepentido de un error, basta con decir: "Perdón, me equivoqué, actué mal, no me informé lo suficiente y te herí de manera injustificada". Esas hubieran sido las mejores palabras para convencer a la gente que como yo, lo mirábamos del otro lado de la pantalla.
Nadie podía imaginarse que el maltrato a una participante, como sucede de manera habitual en "Showmatch" por parte del jurado, iba a provocar un vendaval de críticas, insultos y expresiones de repudio. Aunque el videograph de "Este es el show" decía: "Todos dudan de Verónica Perdomo", se descubrió después de los cuestionamientos a la joven, que tendría que haber dicho: "Todos le creen, admiran y aman a Verónica Perdomo".
Para Tinelli este fue un golpe muchísimo más duro que perder en el Ráting con las telenovelas "Graduados" y "Dulce amor", de TELEFE. Porque fue un cachetazo a la bandera de la igualdad, de la reivindicación de los derechos de los diferentes, que se trató de imponer desde el año pasado con la inclusión de Noelia Pompa. Y este año con la chica con Síndrome de Down, Ayelén Barreiro, del colombiano que le falta una pierna, Reinaldo Ojeda, de Jennifer, la chica que bajó más de 80 kilos en "Cuestión de peso" y por supuesto Verónica Perdomo, sobreviviente de un ACV.
Espero que lo ocurrido a partir del ataque a esta chica, sirva como una lección para un programa que postergó en parte el humor que lo consagró y se convirtió en una máquina de triturar gente. Un lugar donde se recibe a los participantes con aplausos y muchas veces se los despide llorando, porque la devolución que tuvieron fue más por temas personales que por lo ofrecido en la pista. Un sitio donde si alguien manifiesta su disgusto, siempre aparece algún miembro del jurado que dice: "Es un reality". Y en nombre del "reality", todo vale.
Discriminar, por ejemplo, como pasó con Reinaldo Ojeda, para quien se utilizó su origen de nacimiento como insulto. "El señor es colombiano...", como si ser colombiano, boliviano, paraguayo, peruano u otro origen latinoamericano, le diera una categoría menor. En ese sentido, me sentí tocada, porque por el sólo hecho de haber nacido en Jujuy, una provincia argentina, también fui discriminada.
La sinceridad de Reinaldo al decir que se había llevado mejor bailando con Adabel Guerrero que con Valeria Archimó, cuando tuvo que suplantarla, fue su peor pecado. Lo "mataron". Aún después que el entuerto se arregló con la bailarina y coreógrafa. Y esto fue lo que al final ocasionó la renuncia de Archimó del programa. Pese a que algunos integrantes del jurado, consultados por la prensa, quisieron echarle la culpa a Reinaldo. Entonces fue la propia Valeria, quien salió a aclarar que no le gustó que quisieran volver a enfrentarla con su bailarín. Ella dijo que detesta las peleas y que sólo iba a bailar al programa. Por eso decidió dar un paso al costado.
Me pareció muy buena su decisión, porque dejó al descubierto nuevamente la "mala leche" de la mayoría de los integrantes del jurado y de la producción misma del programa.
No se puede seguir maltratando a la gente en nombre del "Dios Rating". Tendrían que contagiarse de la postura del "Soñando por cantar", un producto también de "Ideas del Sur", que se volcó a destacar y respetar la figura del participante.
Que un "duro" como Oscar Mediavilla, cambiara su forma al dar sus devoluciones, haciéndolo de un modo más comprensivo, más didáctico, fue el mejor acierto. Y el resultado se notó en la respuesta del público. Porque el programa había sido pensado para un breve período y fue necesario extenderlo varios meses más. Por algo volverá en enero de 2013.
Este escrito me llevó casi una semana. Más allá del poco tiempo para escribir fuera del canal, quise registrar la enorme respuesta que tuvo en los medios y en la sociedad argentina el caso Perdomo. Sirvió para  desnudar la hipocresía, la agresión gratuita y la falta de conocimiento sobre una afección tan terrible como el ACV.
No hubo sanciones para los periodistas que lanzaron sus dudas sobre el modo de hablar de Verónica. Pero sí un llamado de atención de Tinelli que en cámara los calificó de "mala leche".
Con respecto al jurado, a lo largo de la semana, se notó que aunque criticaron el baile de algunos participantes, lo hicieron de una manera más respetuosa. Como debiera ser siempre.
Según se publicó en el portal "Ráting Cero", Adrián Suar decidió que no se hable más del caso Perdomo. Ni en "Showmatch", ni en "Este es el show" y "La cocina del show", para ponerle paños fríos a la situación. Y que siga la fiesta, esto lo digo yo.
Sin embargo, no se puede negar que el tema caló tan hondo en la sociedad, que los periodistas de Radio Mitre y de Canal 13, Nelson Castro y Chiche Gelblung, se hicieron eco y no estuvieron ajenos a un comentario. Y aún en contra del monopolio al que pertenecen, lo hicieron a favor de la joven. Nelson Castro, cuya especialidad como médico es la de neurólogo, entrevistó en su programa de la madrugada en Radio Mitre a Verónica y no sólo le manifestó su apoyo, sino que la felicitó por sus progresos para salir adelante de una afección tan grave. Sobre todo en su intención de aprender a hablar con normalidad.
Chiche destacó la integridad de la joven, a quien conocía, porque había trabajado en su programa en Canal 9, antes que sufriera el accidente cerebro vascular.
A Verónica Perdomo hay que reconocerle su don de gente y su aplomo. Porque pese a las dudas planteadas por los Marcelos, Polino y Coronel, sólo se defendió, nunca agredió y con dificultades, pero con claridad, pudo explicar cuáles eran las consecuencias que aún padece del ACV, que casi le quita la saca de este mundo.
Verónica ganó la batalla de la credibilidad y el cariño de la gente. Verónica gana día a día la batalla de la vida y con eso basta y sobra...

domingo, 12 de agosto de 2012

ANA STOLLAVAGLI, EXCELENTE PROFESIONAL Y MARAVILLOSA PERSONA



De todas las mudanzas que tuve en el noticiero de Canal 9, debo reconocer que la última fue la mejor.
No voy a renegar de la gente con la que estuve en distintos momentos, porque siempre me quedé con algunos o varios compañeros a los que luego elegí como amigos.
Pero el último cambio, aunque no me gustó en un principio por eso de que detesto las mudanzas, lo elegí porque no sólo fui derivada para una tarea para que la nací, la de escribir, sino porque me encontré en ese pequeño cubículo con gente encantadora. Entre ellas Ana Stollavagli. Anita para todos.
Separadas por las tareas, ya que a mí me tocó por muchos años estar en Satélite, recibiendo el material de los corresponsales de las provincias y ella siempre en la Redacción, nunca habíamos tenido la oportunidad de conversar. Creo que una de las pocas veces fue cuando intervine en una charla que ella tenía con María Contartese, donde hablaban de ir a tomar clases de Salsa. Y después, nada. Hasta estos últimos dos o tres años.
Conocí en este tiempo a una periodista y productora increíble, que resuelve de taquito las notas que le encomiendan. Me sorprende cada día su velocidad para meterse en el tema, conseguir los datos, las imágenes y a veces hasta la música adecuada para la historia. Pero lo que es más, sus notas además de ser informativas, tienen un sello "Anita", que es el vuelo narrativo y cuando el tema lo amerita, una carga justa de emotividad.
No por nada los productores le piden las principales notas de los noticieros del Amanecer y del Mediodía. Lo mismo sucedió cuando estaba de tarde y se destacaba con sus notas en el noticiero de las 19.
Recuerdo que una vez recibió un premio muy importante por un informe que hizo sobre el corazón. Verdaderamente se lo merecía porque fue un excelente trabajo.
En los últimos días, por el caso de las joyas desaparecidas en Paraguay, donde está involucrada Moria Casán, Ana se empapó tanto del tema, que no sólo fue haciendo una fascinante cronología de los hechos, sino que los productores decidieron que estuviera en el piso del noticiero. Tanto del Amanecer como del Mediodía, para analizar en vivo los videos que comprometen a la artista.
La mayoría de los videos y las fotos que acompañan este escrito tienen que ver con la presencia de Anita en el noticiero del Amanecer, junto en el piso a Daniel Navarro, Romina Lachmann y Alejo Rivera, que al decir de ella misma, "la trataron muy bien".
El primer día que estuvo en el piso, el jueves 9 de agosto, coincidió con su Cumpleaños, por lo que además de sentirse honrada para hablar del caso estrella de las últimas semanas, se la vio feliz por las muestras de afecto que iba recibiendo a lo largo de las horas.
Después vino un momento de distensión en nuestro cubículo, donde Gabriela Zagordo y Alejandra Maroto, optaron por inmortalizar el instante de cariño con la cámara fotográfica de sus telefónos celulares. Las otras fotos que aparecen son del año pasado, donde Ana posaba para mi cámara con Ale Maroto y Paz Morel Quirno.
Así como admiro su talento periodístico, me conmueve lo buena persona que es. En un lugar tan chiquito en el que estamos, es imposible no escuchar los diálogos amorosos con sus hijos. Cuánta ternura para consolarlos en los malos momentos y para enseñarles a ser responsables en sus estudios y a ver la vida. Una auténtica madraza.
Estoy muy agradecida con Anita por su acompañamiento cuando me descubrí una dureza en una axila y pensé que tenía cáncer. Fue la primera persona a la que se lo conté. Su contención fue muy valiosa. No sólo se ocupó personalmente de conseguirme a quien luego fue mi ginecóloga, sino que me alentó para hacerme todos los estudios y sobre todo el último, el más difícil. Y juntas festejamos, cuando los resultados indicaron que estaba libre de la cruel enfermedad.
El día que hice el sorteo para "Celebrar la vida", porque Dios me había dado otra oportunidad de vida, me alegró un montón que Ana resultara una de las 30 personas ganadoras. Si eso no hubiese sucedido, le compraba aparte un regalo. Era lo menos que podía hacer.
A falta de familia cerca, ella se convirtió en la hermana que nunca tuve. Y es bueno tener como amiga a una de las personas más queridas y respetadas del noticiero.
Soy bastante insegura respecto a lo que escribo en mi blog, aunque me siento absolutamente libre al encarar cada uno de los temas. Sin embargo, si hay alguien que siempre tiene una palabra de aliento, le guste o no, esa persona es Anita.
Toda vez que termino de escribir en mi blog, es la primera a quien se lo envío por correo electrónico. Y nunca, aunque haya estado sumamente atareada en su casa, dejó de responderme.
Se lo dije varias veces. Pero ella no se imagina cuánto valoro que lea mis escritos. Es el aliciente para seguir adelante con mis aspiraciones de convertirme algún día en escritora.
Vengo de unos días muy difíciles, que incluyeron la preocupación por la salud de mi papá, una gripe que pasé caminando, los nervios al ser derivada a otros sectores del noticiero, el paro del subte que hizo que tardara más tiempo en volver a casa y gastara mucha plata para hacerlo en taxi. Todo eso me agotó demasiado. Y a su vez me dejó en falta con Anita.
Ella me invitó al Cumpleaños que iba a festejar el 11 de agosto en su casa de Pilar, pero tuve que decirle que no podía ir, porque mi cuerpo no daba para más. Así fue que nació regalarle este escrito. Bueno o malo. No importa. Simplemente cargado con el afecto hacia una nueva amiga, valiosa por donde se la mire. Y que se merece toda la felicidad del mundo.

viernes, 27 de julio de 2012

LOS OVNIS QUE VI EN ESTOS DÍAS

Siempre creí que los seres humanos no éramos los únicos en el universo. Y a partir del 28 de junio de 2012, que descubrí en el cielo de Buenos Aires, unas luces extrañas que me llamaron la atención y pude registrarlas con mi cámara, lo creo aún más. Hay seres extraterrestres dando vueltas por nuestra galaxia y me atrevo a decir, en son de paz. De lo contrario, con todo su poderío, ya hubieran terminado hace rato con nosotros, los débiles hombres y mujeres. No sólo son 15 videos hasta ahora los que grabé desde ese día. Hay más. Sólo que son éstos los que elegí subir a YouTube, más el de la entrevista que me hicieron en el noticiero "Telenueve", en el cual trabajo, para que explicara mi posible avistaje.
La foto del comienzo no es mía. Es sólo de referencia. En cambio, el video, sí me pertenece y es en el que mejor se puede apreciar la "luz rara", porque lo grabé cuando estaba amaneciendo, a las 7.45, y se tiene la referencia de los edificios y la enorme distancia en la que estaba, a la altura del Río de la Plata. Lo titulé en inglés "UFO in the morning", porque quería mantenerlo más privado, pero recibió numerosas visitas, aunque me imagino que deben haber sido del exterior. Este fue el primer OVNI que grabé. Esa noche, 28 de junio, lo vi entre las 11.00 y la 1.30. No lo podía creer. Porque en otro momento que había visto la luz extraña, cuando iba a buscar la cámara y hasta que volvía al balcón, ya había desaparecido. Era imposible que fuera un avión, porque además de permanecer largo tiempo detenida, cuando se desplazaba lo hacía de manera lateral y era una luz sola que titilaba agrandándose y achicándose. En cambio, si fuera un avión, como son los que veo siempre más o menos a esa altura, tendría que haberse desplazado de modo oblicuo, que es lo que sucede cuando se produce el despegue y el aterrizaje en el Aeroparque Jorge Newbery.Y un avión tiene varias luces a su alrededor. Este video lo grabé entrada la madrugada del día siguiente, una hora y media más tarde que el primero. Me sorprendió el mucho tiempo que se mantuvo detenido en el cielo y cómo poco a poco comenzó a moverse de manera lateral, hasta quedar fuera de mi alcance, detrás de los edificios. Quise ponerle "Platillo volador en la ciudad", pero me equivoqué y le puse "volar" por "volador". Aún así, recibió varias visitas. Ese fin de semana no vi nada en el cielo, pero el lunes estaba tan entusiasmada con comentar lo que me había pasado, que no sólo lo hablé con mis amigos más cercanos del noticiero, sino que decidí mostrarle los videos a Emilio Giménez Zapiola, el director de noticias de Telenueve, un fanático de los OVNIs. Quería tener su opinión. Si era posible creer que había sido testigo de un fenómeno fuera de lo común. Él me dijo: "dejamelos, que por ahí hacemos algo". Yo pensé que se los iba a mostrar a un algún experto en OVNIs, que hubiera sido lo correcto. Sino que me hizo llamar a casa, para decirme a través de Marcelo Antín, el productor ejecutivo de Telenueve de las 19, que fuera yo la entrevistada, contando lo que había visto y de dónde exactamente lo había observado. Al principio no estuve de acuerdo, porque no me gusta la exposición, pero por tratarse de un tema en el que particularmente estaba interesada y que me iba posibilitar el acercamiento de algún conocedor del tema, acepté la entrevista. Cerca de las 16, llegaron el cronista Ricardo Breottini y el camarógrafo Sergio Castro, dos amigos, que me hicieron sentir muy cómoda y cuidaron bastante mi "escenografía" personal, donde muchas cosas están destruidas por las uñas de mis gatos. Lo que no pude evitar que saliera, porque no lo tuve en cuenta, fue el almohadón, al lado de la mesa de la computadora, gastado por las uñas y las largas siestas de mi gato "Cocó".
Al parecer fui bastante convincente con mi relato, porque al día siguiente, me llamaron al noticiero de un programa sobre OVNIs de la radio Décadas, que va los sábados a las 19. Querían hacerme una entrevista el sábado siguiente. Hasta que llegó el día de la comunicación con la radio, ya había vuelto a tener dos avistajes. Uno de ellos, de día, a las 17.30 y el otro, nuevamente alrededor a la medianoche. Me pusieron en contacto con un experto en OVNIs, que no recuerdo su nombre y como estaba tan nerviosa, me olvidé de preguntárselo. El hombre se interesó por saber la distancia desde donde yo lo veía hasta donde se encontraba. Pero no supe decirle. Sí que estaba sobre el Río de la Plata, detrás de Canal 7 o el Barrio Parque. Él me confirmó que había habido avistajes de OVNIs en ese lugar en los últimos días. Entonces le dije: "menos mal, porque mucha gente allegada a mí, a pesar de las imágenes, ya me estaban creyendo un poco loca". La misma noche que me hicieron la entrevista, pude ver a dos objetos raros en el cielo. Uno más pequeño, que se mantuvo más quieto que el otro, que hizo el mismo desplazamiento horizontal de siempre. Tres noches diferentes volvió a aparecer la extraña luz, siempre detenida por un tiempo y luego desplazándose de manera lateral, hasta perderse detrás de los edificios. Pero quería verla de día... El gusto de ver la luz rara de día se me dio no sólo el 14 de julio, según lo documento en el video al principio de mi escrito, sino también el sábado 21 y el domingo 22. Pero de todos, el que más destaco es el último del domingo, porque eran las 7.55 y el brillo del objeto era impresionante. Y eso, doy fe, avión no era. A esa hora es muy fácil distinguir un avión y un helicóptero. El último video lo grabé el 25 de julio. Allí volvió a observarse a otro objeto más pequeño. Sé que seguiré viéndolos más adelante, porque creo que son seres de otros planetas que están muy cerca de la humanidad. Tal vez, tienen un refugio bajo las aguas del Río de la Plata. Por eso aparecen en esa dirección.
Tal vez por la influencia de la película "E.T.", de Steven Spielberg, y de la serie "Alf", donde los alienígenas eran muy simpáticos y cargados de ternura, es que me encantaría tener un "encuentro cercano del tercer tipo". O al menos ver una nave extraterrestre de una distancia más próxima. Una amiga me preguntó el otro día si no me daría miedo ver en persona a un extraterrestre. Y le respondí que no. Porque después de haber sido apuñalada por uno que se cree humano, para robarme, qué me podrían hacer estos tipos que están adelantados años luz que nosotros. Y que nos deben observar como si fuéramos hormigas.
Sé que este no será mi último escrito sobre mis experiencias celestiales. Pero la próxima vez, escribiré sólo de ocurrir algún hecho extraordinario. Estén atentos, entonces...

sábado, 14 de julio de 2012

ATAHUALPA YUPANQUI, UN CRIOLLO DE CARÁCTER DIFÍCIL

Tuve el privilegio de entrevistar alguna vez a Atahualpa Yupanqui. Hombre difícil don Ata, pero cuánto talento condensado en una sola persona...
Nacido como Héctor Roberto Chavero Haram el 31 de enero de 1908 en la ciudad bonaerense de Pergamino, adoptó el seudónimo de Atahualpa Yupanqui, que en quechua significa "el que viene de tierras lejanas para decir algo". Y vaya que le hizo honor al nombre artístico, al llevar su música y su poesía por toda la Argentina y el mundo.
Proponer en la revista La Revista una entrevista a este señor, que me la aceptaran y que el protagonista también lo hiciera, fue para mí muy reconfortante y a su vez una gran responsabilidad. Personajes como don Ata suelen ser  muy exigentes. Y él no fue la excepción.
Me resultó antipático que dudara de mi profesionalismo. En esa época, estoy hablando de octubre de 1987, no existía la información cibernética como ahora que ponés en Google un nombre y te aparece la historia y características de la persona al instante.
Me pasé varias horas leyendo entrevistas en los principales diarios, además de estudiarme un cuestionario, sujeto a modificaciones, de acuerdo a como se fuera dando el reportaje. Pero eso él no lo sabía. Seguramente le habían tocado varios periodistas ignorantes de su figura y por eso actuaba a la defensiva.
Fui al departamento de Chavero en la calle Benito de Palermo, muy cerca del Hipódromo, sabiendo quién era mi interlocutor. Por eso me dolió cuando me miró y me dijo: "¿Usted sabe quién soy yo?, la veo demasiado joven para conocerme..."
Sin esperar mi respuesta, me dijo que estaba harto de darle a entrevistas a gente "que no tenía la menor idea de mi carrera y se pasaba el rato preguntándome estupideces, y a la espera de que yo le tire una pista para seguir adelante con el reportaje".
Aunque no me consideraba parte de ese grupo, me sentí intimidada y cuestionada por adelantado. A eso hubo que sumarle las fotos, que por costumbre los fotógrafos las tomaban antes de la entrevista.
Yupanqui se negaba a posar y lo que es peor, el lugar era tan pequeño y desordenado, que costaba encontrarle un espacio para que su imagen se luciera.
En el intercambio de preguntas y respuestas me enteré que él vivía con su esposa francesa en Buenos Aires y no en París como siempre se había creído. Pero se pasaba parte del año en el exterior. Esto hacía que el lugar estuviera con las persianas bajas y con olor a encierro, y ¡a caballos!. Lo de caballos era una particularidad de su casa porque aunque en las fotos no se la mostró, en uno de los sillones había una montura. Sí, una montura lista para ser colocada en el lomo de un caballo. Evité preguntarle porque la situación era demasiado tensa y no quería irme sin hacer la nota.
Lo mejor era la biblioteca, con cientos de libros, de autores argentinos y extranjeros. Un pequeño rincón con una vieja máquina de escribir, donde redactaba sus libros y creaba sus canciones. Varias guitarras en sus respectivas fundas, distribuidas por todo el living y un piano.
Cuando leí que tenía registrados unos 1200 temas, me acordé de lo que se contaba en casa cuando era pequeña. La historia la había traído mi abuelo paterno, nacido en Tucumán, donde Atahualpa Yupanqui vivió  mucho tiempo, luego que su familia se radicara cuando él tenía 9 años.
Según lo que había escuchado mi abuelo Pedro, porque nunca lo conoció personalmente, este artista no era muy querido en la zona, sobre todo por los cantores o por hombres que matizaban su trabajo en la caña de azúcar con la creación e interpretación de canciones.
Se decía que don Ata era muy vivo, conocía los entretelones de la música, ya tenía temas grabados y sabía cómo registrarlos. Por eso se comentaba en Tucumán que se aprovechaba de cantores un poco pasados de copas en los fogones y les robaba las melodías de las canciones.
Desde chica siempre tuve como una de mis zambas favoritas a "Luna tucumana". Y me llevé una gran decepción cuando mi abuelo contó que se comentaba que la había robado a un trabajador rural analfabeto.
Pudo haber sido cierto, no lo sé. Lo que sé y el mundo de la música lo sabe, es que Yupanqui realizó una carrera prolífica en el país y en el mundo. Y eso no se roba, se consigue con talento y dedicación.
Cuento esta historia porque más allá de las fronteras de Tucumán, tengo entendido que no se sabía o si se tenía la versión, nadie se había animado a publicarla. Si no es verdad, pido disculpas. Pero como periodista trato en lo posible de que se escuchen todas las campanas. Después, que cada uno saque sus propias conclusiones.
Lo que puede echar por tierra estas versiones que no lo dejaban muy bien parado, son las respuestas que me dio en la entrevista, cuando me habló del homenaje que le hicieron en Tucumán. Nadie le rinde homenaje a un ladrón de canciones. Por lo tanto, me vuelco a que aquella vieja leyenda, fue solo eso, una leyenda de mal gusto, sólo para empañar su figura.
Este es el reportaje que le hice al gran artista y que mis jefes titularon: "Atahualpa Yupanqui: "Ruego que no se me hable de éxito":

"Desde muy joven Atahualpa Yupanqui ha "caminado" el país, adentrándose en las costumbres de su gente. Y lo sigue haciendo, cuando está a punto de cumplir los 80. Porque este criollo, orgulloso de su origen indígena, respetado y elogiado mundialmente, parece no querer detener nunca su veta creativa, a pesar de las 1.200 canciones que ha compuesto, de los poemas y de los ocho libros que lleva publicados, más dos que ya ha entregado a su editor y "Hombres y caminos", que está escribiendo. "Yo quisiera tener salud y claridad de pensamiento para hacerle una canción a cada árbol, a cada piedra de mi país. Pero creo que no me va alcanzar el tiempo..."
Con la misma sencillez y autenticidad que transmite en sus temas, recibe a LA REVISTA en su hogar de Palermo, donde vive hace treinta años, por más que mucha gente crea (por sus constantes viajes al exterior y su matrimonio con una francesa), que su lugar de residencia habitual es París.
Dispuesto a viajar nuevamente, para iniciar una serie de actuaciones en Bilbao, Madrid, Luxemburgo, Hamburgo, Zurich, Munich, Frankfurt y en la Sorbona, en París, donde tocó hace poco en un homenaje a Julio Cortázar. Atahualpa Yupanqui trae sin embargo muy fresco en su corazón el homenaje que recibió recientemente en Tucumán, provincia por la que siente un afecto especial.
"Quiero mucho a mi patria -dice-, pero fundamentalmente a Tucumán, porque se ha portado muy bien conmigo en momentos muy duros de mi vida, en mi juventud, cuando sentía la pobreza y alguna incomprensión. Tucumán me abrió su casa, su puerta, su cocina, su amistad, su cordialidad, su amor. Me ha dado caballos para conocer la montaña, he recorrido mucho, hasta llegar incluso a Bolivia. Cuando me hablaron que querían organizar un homenaje para mí, les dije que no eran ellos a los que les correspondía, sino a mí por todo lo que me dieron. Por ese cariño que les tengo, es que les dediqué 23 zambas, razón por la cual mucha gente me cree tucumano, pero en realidad yo nací en la provincia de Buenos Aires.
- Si tuviera que elegir entre todas esas zambas, ¿cuál preferiría?
- A todas las quiero por igual, como una madre quiere a sus hijos. En tal caso habría que preguntarle a los tucumanos cuál es la que ellos aman más, porque es el pueblo el que elige.
- ¿Lo tomó por sorpresa el hecho de que un tema suyo como "Duerme negrito", grabado por Jairo y la cantante de rock Safo, sea hoy uno de los "hits" en Europa?.
- No, porque "Duerme negrito" se canta hace quince años. Yo lo llevé a Europa en el año 50' y recuerdo que lo cantaba con Edith Piaf, en cuatro conciertos que hicimos juntos. Me parece que en esa época Jairo ni siquiera había nacido, o debía ser muy chiquito. Pero sigo sosteniendo que es al público al que hay que preguntarle sobre el tema. A mí lo que me interesa es que la canción sea auténtica, no que me la hagan famosa porque la disfracen con otro ritmo. A mí no me va a seducir eso, que tal vez ha nacido de una buena intención del músico, o del arreglador musical, o de la empresa que lo ha grabado. Es muy difícil venderle figuritas de marfil a un hombre que ha vivido cazando elefantes en materia de música, de verdad folklórica, de canto popular y no para el disco. De manera que yo ruego que no se me hable de éxito. El "boom" es para las grabadoras o los que viven alrededor de ese clima que no es el mío felizmente, ni lo será jamás. Yo prefiero el silencio y si es posible el olvido, pero ese olvido de la gente que no olvida nunca, como han sido por ejemplo Borges, Walt Whitman, Rubén Darío, García Lorca. Ellos no forman parte del "boom", sino son gente que se tutea con la seriedad de lo posiblemente bello y perdurable que tiene el arte, y es un ejemplo que no debemos olvidar.
- ¿Qué música escucha además del folklore?.
- Me gusta mucho la música popular y también la música sinfónica. Soy un admirador incondicional de Bach. Hace muchísimos años que lo escucho, incluso lo he estudiado y tengo la colección completa de su música religiosa para órgano. Y admiro además a Arturo Rubinstein.
- ¿Cómo es su vida entre Argentina y Francia?.
- Yo vivo en Buenos Aires y tengo una casa de campo en Cerro Colorado, pero voy periódicamente a Francia, donde suelo estar dos meses. Además, no estoy en París continuamente, ya que voy también a Alemania, a Granada, a Sevilla, a Rotterdam, Bélgica y mucho a Madrid, donde estuve una vez un año.
- ¿De qué manera combate usted la nostalgia cuando está lejos de su patria?.
- Yo llevo la patria tan dentro de mí, que ya no tengo nostalgia. Pero por ahí estando en Amsterdam o Helsinki, donde por el idioma no entiendo lo que dice la gente, tomo la guitarra y toco dos o tres zambas y se me acaba enseguida la nostalgia. Y después salgo a la calle orgulloso de ser criollo".

Al final, cuando terminó la entrevista, don Ata, mezquino de sonrisas, pero con notable respeto, me reconoció mi preocupación por saber con quién estaba hablando. Y aunque por ahí la nota no fue una genialidad, me sentí satisfecha con mi trabajo. Además, había dialogado con un representante fundamental de la música argentina, al que seguramente nunca más iba a ver. Y así fue.

domingo, 8 de julio de 2012

"MIRA", LA MÁS BELLA, OTRA "HIJA" QUE PARTIÓ...

"Mira" se me fue de repente. Menos de una semana duró su enfermedad, o al menos los síntomas visibles. Tanto que no me dio tiempo de llevarla al veterinario. Y eso me hace sentir en deuda con ella. Aunque estimo, como en el caso de "Bamby", otra de mis gatitas que se fue en dos semanas, que debe haber padecido un cáncer de páncreas.
"Mira" era tan blanca, tan suave, tan hermosa y tan cariñosa. Me va a costar aceptar que ya no está. Sobre todo cuando me siento a escribir en la computadora, porque ella venía a dormir en mi falda. Y no me importaba que me dejara sus pelos blancos y largos en mi ropa.
También voy a extrañar la entrada a casa, donde siempre encabezaba "el comité de bienvenida". Se acercaba para que le hiciera un mimo y después volvía al lugar donde estaba durmiendo.
Tuve a "Mira" casi 15 años, desde que mi tía me la trajo para evitar que sus hermanos la embarazaran cuando crecieran. Y más que nada fue una especie de venganza por haberle entregado a su mamá embarazada. Sin embargo, eso yo no lo sabía cuando traje a "Luli" de Canal 9.
Cuando en 1997 el canal se mudó de Pasaje Gelly y Salguero, en Palermo, a Dorrego y Conde, en Colegiales, decidí salvar a "Luli". Era tan bella como su hija, incluso con una carita más bonita. Me había encariñado con ella. Le llevaba todos los días de comer y me daba pena dejarla a la deriva.
Nunca supe de dónde vino "Luli", como la bauticé apenas la vi. Mi tía decía que seguramente había sido de un "ricachón" de la zona, que la tiró por haber quedado preñada. Es posible.
Lo cierto es que un buen día apareció en el patio del canal y no sólo yo comencé a alimentarla. Varias actrices también le traían comida. Y lógicamente, ante tanta atención, nunca más se movió de allí. Su raza era Angora Turca, por eso tenía ese pelaje tan suave, largo y de un blanco nieve, que "Mira" heredó, aunque no puedo dar fe si el padre también tenía el mismo pedigree.
Apenas se produjo la mudanza del canal, fui con una jaula a buscarla. Sólo que no esperaba una reacción tan adversa en casa.
Por ese entonces ya tenía a "Pilito", hijo único y celoso. Cuando aparecí con "Luli", se puso furioso conmigo. No sólo le gruñía a ella, sino también a mí. Se negaba a comer y se pasaba la mayor parte del tiempo debajo de la cama.
Ante esta situación insostenible, le pregunté a mi tía si quería recibirla. Ella no tenía ningún gato. Sólo un perro, "Chispa", un animal buenísimo. Al principio se negó, pero cuando vio lo hermosa que era, aceptó llevársela. "Pilito" volvió a comer y a mostrarse cariñoso conmigo como siempre. Sin embargo, mi tía se encontró con  una sorpresa desagradable: la gata estaba preñada.
De ese embarazo nacieron tres gatos y una gata. Y fuera cual fuere la actitud de "Pilito", decidió darme la gata. Como fue la tía quien la llevó, esta vez mi gato no se enojó conmigo, y aunque de mala gana, terminó aceptando que debía compartir el hogar con quien sería para siempre "Mira".
Hasta que mi tía la llevó a castrar, mi chiquita tuvo muy mal humor, incluso conmigo. Pero después de la castración, se volvió sumamente mimosa. Aún así, con el resto de los gatos nunca llegó a ser muy sociable. Mantuvo su rivalidad con "Pilito" hasta que éste murió. Y el enfrentamiento siguió con "Cocó". Se disputaban mi preferencia, pero yo los quería por igual y para apaciguar los ánimos, los acariciaba a la vez.
"Mira" tenía una particularidad que lamentablemente nunca pude fotografiar o filmar, porque lo hacía cuando me acercaba y era pararse en dos patitas y mover hacia adelante las patitas delanteras, para reclamar un mimo. Y nunca se quedaba con las ganas.
Parecía que supiera que era muy linda y que su cola tenía una belleza inigualable. Verla caminar en consecuencia, era como asistir a un desfile de alta costura. Y más se lucía, cuando le decía: "Qué linda, qué cola, ella es la modelo con la mejor cola del mundo".
Su maullido era apenas audible. Pero con sólo mirarla, ella comenzaba a maullar. Siempre en procura de una caricia.
Desde hace tiempo la adopté como cábala, antes de salir de casa, ya sea a trabajar o hacer cualquier otra actividad fuera del hogar. Le hacía un mimo a cada uno de mis mininos y a ella siempre la dejaba última. Porque quería quedarme con su blancura, su pureza en mi mano, para enfrentar la calle. Después tocaba las imágenes de Cristo que tengo y entonces sí, salía al mundo.
Desde que ya no la tengo, me costó retomar la cábala, porque me quedaron dos gatos negros, "Cocó" y "Milly", y una blanca con negro, "Alish". Así que resolví tocarle la parte blanca a "Alish". Y no dejar nunca la despedida a las imágenes religiosas.
Fue todo tan fulminante, que el miércoles 4 de julio cuando volví del canal, la encontré en una especie de coma. Estaba contra la puerta de entrada y cuando la empujé un poquito para ingresar, emitió un maullido fuerte y raro para ella, que sin embargo ya había escuchado lamentablemente en otros gatitos que se me murieron. Y su cuerpito siempre tibio, estaba helado. Allí comprendí que por más que la llevara al veterinario, iba a ser inútil. Le quedaban pocas horas de vida.
La coloqué sobre un felpudo y la llevé cerca de mi cama, donde le coloqué la estufa para darle calor. Dormí muy mal esa tarde, pensando que en cualquier momento se iba a producir el final. Pasó la noche sin novedades, hasta que me tuve que ir al canal en la madrugada.
La abracé llorando, intuyendo que no me esperaría. Y así fue. Cuando el jueves volví a casa, su cuerpito estaba rígido. Seguramente murió esa madrugada, apenas me fui. Mi chiquita bonita se había ido y yo no podía parar de llorar. Así, entre lágrimas, la llamé a mi mamá para contárselo, porque necesitaba una palabra de aliento de algún lado. Lo mismo hice con mi tía, quien también se emocionó, porque casualmente uno de los hermanitos de "Mira", que ya no está, había sido su gatito preferido.
Mucha gente entendió y respetó mi dolor, y me manifestó su apoyo para recomponerme. Ya sea de manera personal como por Facebook y Twitter. Y estoy muy agradecida por eso.
El viernes fue el momento del último adiós. Le agregué una bolsa más a las que ya tenía para cubrirla y un poco en subte y otro tanto en taxi, la llevé al Instituto Pasteur para hacerla cremar.
Con cada dato que le daba al veterinario que me atendió, sentía que me desgarraba por dentro. Salí de esa sala y me quedé un rato llorando en el patio. Cuando logré recuperarme, pegué la vuelta. Opté por quedarme con la imagen en mi mente de una "Mira" viva, radiante, mimosa y la más bella del mundo...

sábado, 30 de junio de 2012

BETO BADÍA ESTÁ EN EL CIELO

No es descabellado el título "Beto Badía está en el cielo". Tanta expresión de afecto y agradecimiento al producirse su muerte a los 64 años, no hizo más que confirmarlo. Juan Alberto Badía está con Dios, aunque lo haya descubierto recién en los últimos tiempos de su vida.
Es bueno que eso haya sucedido porque era lo único que le faltaba para recibirse de Cristiano. Ya lo era por su don de gente, el respeto al prójimo, la solidaridad, el apoyo, la palabra justa, la amistad, cualidades que sus allegados, colegas, compañeros de trabajo, subalternos y los que alguna vez tuvimos la oportunidad de tratarlo y de entrevistarlo, como fue mi caso, reconocieron cuando la vida le abrió la puerta a la muerte.
Con los más de 45 minutos que duró su participación en "Sábado Show", cuando entrevistó a Charly García, no sé cuántos habrán reparado en un comentario al respecto que hizo sobre Dios y que lo emocionó, pero de inmediato saltó a otro tema. Por si alguien lo quiere ver, está en el minuto 26.09 del video que incluyo en este escrito.
Badía se refería a una visita que le había hecho a Charly a la quinta de Ramón Ortega. Palito lo llevó a la capillita que tiene en el lugar y Beto lo recordó así: "ahí empecé a rezar por él, por mi y por todos los que queremos". Y la voz se le quebró.
La misma emoción la sentí yo cuando lo escuché y se convirtió casi en llanto cuando se lo conté por teléfono a mi mamá, que es muy creyente.
El cáncer no te perdona, tarde o temprano te lleva. Juan Alberto sabía que su lucha no tenía retorno, pero le ponía optimismo, alegría, trabajo como medicina, tal vez para que no sufrieran sus seres queridos.
La noche de los Martín Fierro fue la oportunidad para despedirse de todos. Yo le miraba los ojos llenos de lágrimas a Tinelli cuando Beto hablaba y en esos ojos podía ver que el final de su amigo y mentor estaba cerca. Quién que más que Marcelo, tan cercano a él,  podía saber que su salud pendía de un hilo.
Me animaría a decir que fue la personalidad más querida de la televisión y la radio. Son muchísimos los profesionales, que hoy tienen un nombre, que le deben algo a Beto. Fue un gran descubridor de talentos. Como así también, le dio vuelo a valiosos músicos a los que nadie antes les había dado una oportunidad. Y en el programa "Badía y Compañía" tenían la posibilidad de lucirse. Era el único lugar en la televisión donde se tocaba en vivo y los artistas sonaban con una fidelidad fuera de serie.
Por eso en la despedida en el cementerio de Pilar había tantos músicos. Patricia Sosa, Oscar Mediavilla, Pedro Aznar, Alejandro Lerner, Jairo, Víctor Heredia, Juan Carlos Baglietto dieron el presente. Y seguramente hubieran estado el Flaco Spinetta, Mercedes Sosa, Facundo Cabral y unos cuantos más que se le adelantaron en la partida al más allá. Y hasta Gustavo Cerati, si no estuviera "dormido" por ese maldito ACV.
En su programa "Sensación térmica" de Radio 10, Adrián Noriega contaba lo mucho que le debía a Badía. Desde su decisión de ser locutor hasta de conectarlo con Fernando Bravo para un trabajo, cuando se quedó sin empleo. Adrián puso al aire un homenaje que Juan Alberto le rindió a sus colegas en el Día del Locutor, en 1993, en su programa "Una buena idea" y en el cual él también fue invitado. Todos fueron leyendo uno a uno una estrofa de "Desiderata", un poema de Max Ehrmann. Me gustó tanto que lo incluyo en este escrito.
Noriega también contó que en el momento de la despedida, Alejandro Lerner le dijo a Pedro Aznar que la mejor manera de despedir a Badía era cantar un tema de Los Beatles. Empezaron a entonar a capella "Let it be" y a ellos se sumó Patricia Sosa. Fue la emotividad al palo.
Lo que siempre me sorprendió de Beto fue el respeto que imponía sin levantar la voz. En los años 80', cuando iba a menudo a "Badía y Compañía", fui testigo del buen clima con el que se trabajaba, a pesar de las exigencias que había para que todo saliera perfecto. Mientras su hermana Marisa era una caldera, Juan Alberto daba órdenes tranquilo, con pausa, como si tuviera todo el tiempo a su favor.
Ambos se adoraban, pero se peleaban por trabajo. Eran los únicos que se sacaban chispas en la producción del programa. Pero siempre terminaban abrazados.
Recuerdo cuando llevaron a Silvio Rodríguez para un reportaje. Sólo eso, porque Silvio cuando venía a Buenos Aires, siempre se negaba a cantar en televisión. Yo estaba presente en el estudio. Marisa con el resto de los productores se había ocupado de preparar una biografía con fotos del cubano cuando era pequeño. La idea era poner el video, sin decir de quién se trataba. Así lo debía presentar Juan Alberto. Pero   éste se adelantó y presentó directamente a Silvio. Como no estaba preparado, cuando se abrieron las puertas del escenario, se veía a los músicos de otro grupo preparando los instrumentos para su próxima actuación y desde el control, Marisa ordenó el cierre inmediato. Entonces Badía, de manera manual abrió las puertas y lo hizo entrar al músico. Un blooper poco común en el programa.
Cuando la entrevista terminó, Marisa bajó del control para "matar" a su hermano. Fue la única vez que los vi a ambos muy enojados. Sin embargo, a los pocos minutos, el orden había vuelto a reinar. Así eran los hermanos Ramón Badía, unos perfeccionistas sin remedio.
La moderación de Juan Alberto terminaba con su fanatismo por River. Era un "enfermo" por la blanca y roja. Él mismo lo contaba en una radio, que sufrió más el descenso del "Millo" a la "B", que enterarse del cáncer de mediastino.
Él siempre había apostado a una reunión de Joan Manuel Serrat con Joaquín Sabina. Y cuando ésta se concretó y los músicos vinieron a presentar el espectáculo a la Argentina, Badía no fue a verlos porque era en la cancha de Boca. "Es que es la cancha de ellos", en referencia a los xeneizes, fue la explicación del animador.
A pesar de las veces que lo entrevisté y lo vi en "Badía y Compañía", cuando asistía a los recitales de los músicos que me interesaban, no fui amiga de Juan. Pero aún así, su muerte me tocó. Desde la noche que comenzaron a decir que había muerto, primero por error y luego cuando realmente se produjo su deceso, no paré de llorar. 
Me conmueve la gente que es capaz de lograr que un auditorio se levante al unísono para aplaudirlo, como sucedió con Badía en la noche que le dieron el Martín Fierro a la Trayectoria. Porque esa gente vale oro. Y Beto lo valía.
Juan conmovía en su último tramo de vida. Daba cátedra de cómo enfrentar la adversidad, siempre con una sonrisa y enseñando a ser mejores personas. Es que era bueno. Muy bueno. Y por eso hoy está en el cielo.

domingo, 24 de junio de 2012

RIVER DESPERTÓ DE UN ACV

Casi como decía el cartel en la tribuna del Monumental: "me pasé 363 días esperando volver a Primera". Se hizo larga y dura la espera desde aquel fatídico 26 de junio de 2011, cuando Belgrano de Córdoba no hizo más que dar el empujoncito final, en una caída sin retorno.
Había que tocar fondo para dar el gran salto o quedarse un año más en una divisional nueva y con palos en la rueda. Y se volvió, jugando muchas veces mal y otras bien, pero siempre con el objetivo puesto en el ascenso.
Lo que para varios era un desacierto, yo lo vi como un acierto de Daniel Passarella que le encomendara a Matías Almeyda la nada fácil tarea de conducir el equipo a lo largo de 38 partidos. Porque así como decidió  volver a calzarse la blanca y roja, cuando en verdad ya no lo necesitaba, y convertirse en el jugador símbolo por su temperamento, dedicación y talento, la misma entrega iba ofrecer como director técnico.
La explicación es que el Pelado ama a River. Y River, en un momento tan difícil, necesitaba a alguien del paño, que dejara la vida por el club. Almeyda se puso el equipo al hombro y lo importante es que el equipo entendió el mensaje, y no lo dejó solo en la patriada.
Otros que vinieron a ofrecer su corazón riverplatense, dejando contratos millonarios en Europa, fueron Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez. Por más que cometieron errores, algunos de ellos garrafales, los hinchas los eligieron ídolos indiscutidos. Comparto con los hinchas esa postura. Como comparto que se haya erigido a David Trezeguet en el preferido de todos. Otro grande, campeón del mundo con Francia en 1998, figura de la Juventus, que con humildad y goles fundamentales, como los dos últimos ante Almirante Brown, fue uno de los artífices de la vuelta a Primera.
Fue muy difícil este año con River en la B. Creo sin temor a equivocarme, que muchas de las arrugas que aparecieron en los últimos tiempos en mi cara, se deben a eso. Fue un golpe tan fuerte, que dañó la salud física y mental de unos cuantos, y no me siento exceptuada. Había que ser muy fuerte para aguantar la andanada de burlas del otro lado de la vereda. Lo veía como si una estuviera velando a un ser querido en la habitación y en el patio los vecinos estén organizando un asado con música y baile.
Era una maldición. Mientras River lloraba por el descenso, Boca daba la vuelta olímpica en el siguiente campeonato, el Apertura 2011. No podía ser peor.
Así como lo hice aquel horrible 26 de junio, fueron numerosas las ocasiones en que lloré de impotencia. River sufrió una especie de ACV y tenía que despertar.
Cuántos insultos me tragué, cuántos puños cerrados escondí en el bolsillo para que no se convirtieran en trompadas. Hubo varios, casi todos "bosteros", que estuvieron a punto de sacar lo peor de mí. A veces llegué a envidiarle al "Tano" Pasman su facilidad para putear uno a uno a los culpables del descenso. Sólo que en mi caso, esas expresiones nada amigables las quería lanzar contra los que se burlaban de mi desgracia. Y aún siendo familiares y amigos.
La imagen que también tenía era la de varias personas riendo a carcajadas a mi alrededor. Porque al fin de cuentas era lo que sucedía. Boca tenía muchos motivos para reír y nosotros más para llorar.
Todo, como en un hilo macabro, los favorecía para seguir pateándonos en el suelo. Su primer festejo, ya con River en el torneo de la B, fue que nosotros perdiéramos con los insufribles de Boca Unidos. Los de la ribera se apoderaron del triunfo con voces altisonantes y sus asquerosos afiches, hirientes y sin ninguna pizca de gracia.
Hasta más allá de la mitad de sendos campeonatos, la buena fortuna favoreció a Boca.
Se propusieron salir campeones en tres torneos y casi lo consiguieron. En la Copa Libertadores están a dos partidos de lograrlo. También pueden ganarle a Rácing, que nos sacó a nosotros por penales, en la Copa Argentina. Sin embargo, se quedaron con las ganas de repetir en el Clausura. Arsenal, con dignidad, se alzó con la copa y Boca terminó encima derrotado por All Boys.
No podían continuar las burlas sin ningún castigo. Ya era demasiado. Pero como en la vida todo vuelve, en este tiempo preferí callar y esperar, como se dice siempre, "que pase el cortejo de mi enemigo".
Estoy feliz con mi equipo y no quiero imitar a los rivales en materia de burlas. Sólo que no puedo evitar imaginarme  el supuesto destino de los miles de afiches que habrán hecho sobre un River aún en la B y ellos, en contrapartida, dando la vuelta olímpica.
Yo sabía que la tortilla tenía que darse vuelta algún día. No se podía seguir sufriendo tanto y sin argumentos para responder. Admiro por eso enormemente a Almeyda y a sus jugadores por hacer oídos sordos a las burlas. Cuánto tuvieron que aguantarse en este tiempo, al perder con equipos que no les ganaban a nadie, tal es el caso de Atlanta, que encima descendió y se agrandaban como si fueran el Barcelona ante River. Eso explica por qué el técnico y los futbolistas lloraron tanto al terminar el partido. Era un desahogo por tanto sufrimiento contenido. Y los hinchas se conmovieron con ellos. Los que tuvieron la suerte de estar en el Monumental, como los que en mi caso, lo vimos por televisión.
Parece increíble que una pelotita pateada por 20 tipos y atajada por dos, trastoque los sentimientos, modifique el carácter amable por el violento de una bestia salvaje, y haga envejecer diez años.
Lo que no pude decir, lo dejo a cargo de Ignacio Copani, un fanático del "Millo" que ha sabido pintar como nadie los buenos y malos momentos del club. Elegí los temas: "Ahora más que nunca " y "El vals del olvido. Yo simplemente le digo "Gracias River por salir campeón, subir a Primera y devolvernos la alegría a los hinchas".