sábado, 17 de noviembre de 2012

VÍCTOR LAPLACE Y SUS DOS SUECAS



Cuando la popularidad de la sueca Alexandra Larsson trascendió tras su participación como una eximia futbolista en "Showmatch", era obvio que si tenía "algún muerto" en el ropero, se iba a saber. No pasó demasiado tiempo en que comenzó a hablarse de un video hot con su ex novio y tres jóvenes más.
Seguramente por estar en un programa de corte familiar, no quedaba muy bien ese antecedente. Había que limpiarlo o al menos suavizarlo, porque como siempre digo "el ráting es Dios". No sólo se hizo intervenir a la Justicia, que allanó el departamento del ex novio y se quedó con el video, sino que hicieron aparecer como víctima a la chica.
La mayoría de la gente se lo creyó. Es que no se podía dudar de una jovencita tan linda, con una carita tan dulce y que hace feliz a Tinelli y a los hombres por sus dotes con la redonda. Y sin necesidad de hacerse la mujer fatal con el "1" de la tele o cualquier otro famoso.
Pero aunque a mí me cae bien porque es muy simpática, no le creo nada respecto al video en el que fue "obligada" a hacer lo que no quería. Porque desde que tengo uso de razón, siempre supe que las mujeres y hombres de nacionalidad sueca viven su sexualidad con total libertad.
Es decir que para ella debe haber sido algo muy natural tener relaciones con cuatro hombres a la vez.
Esto me trajo a colación la entrevista que le hice a Víctor Laplace, allá por 1988, cuando protagonizó una coproducción argentino-sueca, que al principio se llamó "Extrañas exploradoras" y finalmente le pusieron "Extrañas salvajes".
Se trataba de una película clase "B", olvidable para cualquier artista tildado de "serio". Pero el dinero no venía nada mal. Fue así que se formó un elenco con grandes actores argentinos, como Laplace, Emilia Mazer, Ana María Giunta, Manuel Callau, entre otros, y cinco chicas suecas muy lindas y no mayores de 22 años, como para justificar la coproducción.
Los suecos, además de las chicas, pusieron al libretista y se hicieron cargo de la mitad de la producción, y de poner buena parte del dinero.
La filmación fue en una zona boscosa de Tigre, que encontraron como el escenario ideal para la historia del antropólogo que aparece en una isla, rodeado de unas amazonas rubias.
Víctor fue siempre un seductor y a sus pies no sólo cayeron argentinas, sino también varias extranjeras que vinieron a trabajar a la Argentina, tal fue el caso de la española Charo López.
 Para nuestro galán el idioma sueco no fue ningún impedimento para conquistar no a una, sino a dos integrantes del elenco de aquel país. Pero a la vez. Porque para las chicas era lo más normal del mundo compartir un hombre. Y Laplace se sintió por eso en el mejor de los mundos.
En la charla previa con el actor, salió a la luz el trío amoroso y tanto a mí, como a mi fotógrafo, Miguel Ángel De León, nos pareció divertido jugar con eso.
Ese día se hicieron las fotos de algunas escenas de la película y quedamos con Víctor y sus dos chicas en hacer el resto de las fotos en el hotel donde ellas se alojaban, y con un vestuario más formal.
En el reportaje, ambas chicas me dijeron que estaban encantadas con Víctor, que les había gustaba el desenfado para conquistarlas, que no eran celosas entre ellas y que las dos le habían propuesto casamiento.
Todo muy irracional, pero a su vez atractivo. Sin embargo, cuando volví a la revista "La Revista", el director Rubén Tizziani, que era amigo de él, me obligó a darle una vuelta a la historia, porque así como era en realidad, no podía publicarse.
Entre las dos chicas había que elegir a una como la novia de Víctor Laplace. Y la otra debía quedar indefectiblemente afuera, como si no existiera. Me dio mucha pena porque la descartada se vistió para la ocasión y posó para todas las fotos que Miguel Ángel le pidió que posara.
Entre las dos, mi jefe eligió a María Edstrom, de 18 años, para el papel de única novia del actor. De modo que en la entrevista eliminé todo lo dicho por la otra chica, que no recuerdo cómo se llamaba, y quedaron sólo las declaraciones de María y de Víctor.
En la nota con los tres, me gustó la naturalidad de todos de vivir el momento, sin pensar en el mañana, porque era obvio que una vez terminada la filmación de película, no se verían más. Y así fue.
Aunque Laplace dejó guardado en su placard esta película, por no estar a la altura de la mayoría de sus trabajos, en lo personal, no creo que se olvide de haber dormido con dos suecas muy lindas y a las que doblaba en edad.

3 comentarios:

Sergio dijo...

Pelicula mala,e vero!,pero reconozco haberla visto al menos dos veces,por tv,en los 90.....tal vez a alguien le parezca curioso,pero de todas,la que mas ratones me producia era Emilia Mazer,especialmente en la escena donde vestia minusculo shortcito con un radiograbador!

Yayi Villegas dijo...

A mi me bastó con ver la filmación, que ya era un adelanto de que iba a ser una película de cuarta categoría. Gracias Sergio por leer mi escrito.

Yayi Villegas dijo...
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