No soy tan extremista respecto a los hombres como Paquita la del barrio, pero para la receta sobre la cura del "mal de amores", vale guardarse algunas de las descripciones maliciosas de la cantante mexicana.
Aclaro que lo mío no es brujería, ni mucho menos. Tampoco soy psicóloga como para recurrir a la sabiduría de Freud o sus continuadores en la materia.
Lo mío está hecho en base a experiencias personales.
Resolví como punto de partida que la mejor manera de no llorar nunca más por un hombre, era hacer todo lo contrario de lo que había hecho en mi vida. Es decir, no amarlos más.
La receta no está dirigida a aquellas mujeres que si bien se sacaron a "un clavo" (esto como sinónimo de hombre malparido) de encima, sueñen con encontrar a otro que valga la pena de ser amado.
Si siguen leyendo, les adelanto que van a perder el tiempo...
La receta es para las valientes, jugadas incluso a quedarse solas para siempre.
No crean que es fácil llegar al objetivo. Todo lo contrario. A mi me llevó muchos años de lucha interna y de litros y litros de lágrimas. Pero ahora puedo decir con orgullo y ninguna cuota de arrepentimiento, que lo conseguí.
Como no soy egoista, quiero transferirle mi humilde solución a las sufridas enamoradas, que se aguantan cualquier cosa con tal de tener a un tipo al lado.
De entrada, hay que pensar que los hombres no son necesarios para vivir. En los tiempos que corren, hasta la maternidad se resuelve con inseminación artificial o adoptando un hijo.
Sin embargo, no quiero ahondar demasiado en el tema de los hijos, porque carezco de experiencia. Mi lado maternal se reduce al trato que le doy a mis gatitos. Aún así, sería una idiota, si intentara comparar esa relación que tengo con mis animalitos con la de una mujer y el hijo de su vientre, o el hijo del corazón.
Vuelvo a la receta.
Tras mi última desilusión amorosa, hace varios años, resolví que "nunca más me iba a volver a enamorar".
Se preguntarán cómo puedo manejar algo tan fuera de control como los sentimientos. Actuando con la mayor frialdad posible.
Con el dolor en el alma, opté por correr el mayor riesgo de mi existencia: el de quedarme sola para siempre. Si lo miro del lado malo, diría que perdí por goleada. Pero desde mi gélida mirada, gané el derecho a manejar mi vida con absoluta libertad.
Siempre habrá un lugar, una canción, una foto, para traer a la memoria al hombre o a los hombres, por quien o quienes se sintió "la cosita loca llamada amor". Ese es el momento crucial para aplicar mi receta.
Consiste en darle una vuelta de 360 grados al buen recuerdo, el de los besos, los abrazos, las risas, los bailes, la música, la felicidad. Y pensar lo peor que tenía esa persona.
Esto es, sus enojos, su indiferencia, sus infidelidades, sus mentiras, su falta de elegancia, sus gestos repulsivos, sus vicios asquerosos como el cigarrillo y el alcohol, sus olores más podridos. En suma todo lo feo que describen las canciones de Paquita la del barrio.
Por arte de magia, a los pocos minutos, el romanticismo se diluye como un terrón de azúcar en el café.
Al principio fue difícil lograr ese cambio repentino. Sin embargo, con el tiempo, me resultó lo más natural del mundo.
Esto hace que sea maravilloso mirar el pasado con tanta impunidad. La misma impunidad, que hasta me permitió mantener en la actualidad una buena relación con las personas que fueron importantes en mi vida. Porque no pretendo ni remotamente reeditar el pasado.
Creo que la edad me ayudó a elaborar esta suerte de panfleto justificatorio. Con 51 años encima, "me siento demasiado joven para morir y demasiado vieja para que alguien se enamore de mí".
Al haber renunciado a esa posibilidad de que alguien se enamore de mí, no tengo que vivir pendiente de un posible llamado telefónico o un correo electrónico. Nada. No hay condicionamientos que me aten.
Entiendo que para alguien que sueñe con una nueva oportunidad en el amor, no es recomendable tomar al pie de la letra mi receta. Pero para las que están dispuestas a no dejarse engañar nunca más, es infalible.
Cuando los recuerdos del amor intenten horadar nuestras mentes, también se puede recurrir a las expresiones de dos famosas: "Salí de acá, no te registro", by Moria Casán. Y "Push, push", by Graciela Alfano. Y a vivir la vida con una sonrisa de oreja a oreja. Porque como decían nuestras madres, tías y abuelas: "mejor sola que mal acompañada".
4 comentarios:
Yayi que pena que pienses asi de los hombres. No todos son iguales. Es hermoso tener una familia con hijos, es una bendicion de Dios para los que la tienen. No todo pasa por lo material. Hay que encontrar el compañero ideal que estará con vos en las buenas o en las malas.
Yo fui una de las persona que te ame de verdad, aunque el final fue muy triste para mi, pues me dejaste con la pierna fracturada y me costo mucho salir adelante. Las mujeres tambien tienes lo suyo, cuando las aman de verdad salen disparadas a un nuevo hombre que tenga status social. Lo mio es tan solo un recuerdo. Pero hay que preguntarse profundamente el porqué uno está solo. Hay que replantearse de veras el comportamiento que tuvo uno para estar así, sola y sin hijos. A veces uno se casa con la profesion y eso no está bien, hay que disfrutar de la vida con todo lo que ella nos da. Incluso para las personas que no registras.
Estoy seguro que no vas a quedarte sola. Eso te auguro. UN ABRAZAO
Disculpame, pero yo no busqué el status social. Yo seguí mis sentimientos y por eso me equivoqué. Pero hay algo que tengo muy claro: creo en el destino. Descubrí que mi vida es no estar con alguien al lado, tengo proyectos que no son materiales, que no hay nadie que esté dispuesto a acompañarme. Y soy felíz como estoy, porque me lloré todo y toqué fondo. Te agradezco tu amor, pero yo no podía ser hipócrita. Algo en mí se había muerto y no podía mentirte. Esa es la verdad. Gracias por volver a escribir en mi blog.
Me gustaría tomar un mate con vos y dialogar sobre lo que escribimo sin ningun tipo de compromiso. Será un placer para mi.
Escribime si lo desea a jorgealicata@fibertel.com.ar
Te mando un beso y agradezco tu sinceridad, ahora lo comprendo bien.
No tomo mate, me hace mal al hígado. Después te escribo a la dirección de correo que me dejás. Pero soy muy clara en lo que escribo. Me parece que no es necesario debatir tanto. Es mi vida y yo decido qué hacer con ella. Saludos.
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