viernes, 7 de junio de 2013

DOS FOTOS, UNA HISTORIA...TENTADA DE RISA CON LA BANDERA


Las fotos son de 1972, de mi último año en la Escuela Primaria "El Brete", de Centro Forestal, en Palpalá, Jujuy, cuando tenía el honor de ser la portadora de la Bandera Argentina.
Como era costumbre, el acto se hizo en el cine del lugar. Un cine enorme donde además de pasar películas y de ser el escenario de diversos espectáculos, se utilizaba para todos los acontecimientos escolares.
Yo adoraba ese sitio. Para ver las dos películas programadas para los sábados, usábamos un abono familiar que se tramitaba gracias al trabajo de mi papá en la fábrica Altos Hornos Zapla.
 Como el cine quedaba apenas a una cuadra de casa, aunque éramos chicos, podíamos ir solos los tres hermanos. Otras veces, concurríamos con mamá y otras lo hacía yo sola.
Todo dependía de las películas. Generalmente iba a todas las funciones, salvo cuando pasaban las películas de chinos, las de artes marciales, protagonizadas en su mayoría por Bruce Lee. No me gustaban para nada y nunca cambié de opinión al respecto.
Ese acto fue el de fin de curso, cuando le entregué la bandera a la escolta segunda, de 6° sexto, que es Gladys Mayo, la chica que estaba a mi izquierda y sonreía para la cámara. La otra chica es Blanca Terán, primera escolta y mi compañera de grado.
Ese día recibí el certificado de séptimo grado, el que me posibilitó inscribirme en el Colegio Nuestra Señora del Huerto, de la ciudad de Jujuy, para continuar con el Secundario.
Si bien en esos actos lo que debía primar era la seriedad, sobre todo si tenía que estar expuesta a la gente, no pude evitar tentarme de risa. Fue cuando subí al escenario con las escoltas.
Todos mis compañeros estaban ubicados en la primera fila, para recibir también ellos el certificado de séptimo grado.
Yo venía muy seria con la bandera, que era bastante pesada. Pero al apoyarla en mi hombro e inclinar el mástil hacia atrás, mientras pisaba con cuidado cada uno de los peldaños, le pegué con la punta en la frente a Elba Nieva, una de mis compañeras.
La chica pegó un grito y yo desconocía el motivo.
Lo supe recién cuando me ubiqué al costado izquierdo del escenario.
En ese momento, Elba se tocaba la frente. De todos modos, se sonreía, lo que significaba que lo había tomado como un accidente y no estaba enojada conmigo. El resto de mis compañeros, en tanto, se reía a carcajadas, pese a que las maestras trataban de hacerlos callar.
Por eso no pude evitar la mueca que se reflejó en la foto, donde la risa se advertía flor de labios. Pero como había que permanecer inmutable, durante el tiempo que duró el acto, tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar yo también la carcajada.
En algunos momentos, cuando pensaba que ya no iba a soportar, me escondía detrás de la bandera para disimular la risa. Mis compañeras de bandera, que habían advertido lo que sucedía, también estaban tentadas de reírse.
Así que para no hacer las tres un papelón, tratábamos de no mirarnos entre nosotras.
Yo también evitaba mirar a Elba, a quien ya le había empezado a salir un chichón rojo, y a mis compañeros, que supongo, deseaban hacerme reír a toda costa.

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Pese a que nadie hizo un comentario sobre esta anécdota, hubo algunos que pusieron su calificativo. A todos ellos, muchas gracias.