Dijo que iba al Secundario, cuando salió un día de su casa dispuesta a "jugar" de prostituta. Se cruzó con un hombre que no le gustaba, pero se lo llevó a la cama, disfrutó del momento y le terminó cobrando. Y como ella misma lo resaltó, fue lo que más le agradó de su travesura.
Sólo que no fue una sola vez la que vendió su cuerpo.
Yo conocí a un hombre que le pagó con un auto 0 kilómetro por una noche de sexo. No voy a revelar el nombre de esta persona, pero era el dueño de una concesionaria de autos.
Fue hace unos 28 años, cuando yo trabajaba en la Editorial Perfil. Con el fotógrafo Pato Giacometto habíamos ido a cubrir una nota, no recuerdo cuál, que terminó bastante tarde. Entonces Pato me dijo: "Te invito a comer". Y fuimos al restaurante de Pepe Fecchoría, que estaba en la Avenida Córdoba, donde se reunían todos los artistas, empresarios, futbolistas, periodistas y todos aquellos con aspiraciones a ser famosos.
Pato era una figura destacada en el mundo de los fotógrafos. Conocía a todos y todos lo conocían a él. Es decir, que su llegada al lugar, fue como el ingreso de una estrella. Yo era muy tímida, bastante pajuerana, pero Pato me presentaba como "una periodista, compañera en la Editorial".
Era un placer trabajar con gente tan popular como él, porque te abría puertas, te conectaba con los artistas y eso facilitaba conseguir las entrevistas.
La mayoría de los famosos, le pedían: "vení, sentate aquí". Porque en verdad, daba gusto escucharlo contar sus historias como fotógrafo y algunas intimidades de la farándula.
Sin embargo, esa noche, Pato decidió aceptar la invitación del dueño de la concesionaria, a quien él llamaba "su amigo".Y por estar con él, yo también participé del convite.
Fue en esa cena donde me enteré que la señora vedette, actriz, comediante y dueña de un enorme carisma, había aceptado salir una noche con este hombre, quien según mi amigo Pato, "siempre la había deseado".
La velada de amor para el empresario y de negocio para nuestra enigmática, se pagó con un auto Mercedes Benz, que ella disfrutó por mucho tiempo. Pero eso sí, a pesar de que el hombre quiso repetir la cita, sin dinero ni bienes materiales de por medio, la mujer nunca le respondió los llamados.
Tal vez no pase demasiado tiempo en que para volver a sorprender con sus revelaciones, decida contar cómo se ganó un 0 kilómetro, simplemente por haberse acostado con el dueño de la concesionaria.
2 comentarios:
Gustos son gustos,decia una vieja y comia el puchero licuado!.
Pagar con un Mercedes una encamada con un"travesti de murga",como bien la definio Zulma Faiad.......hay de todo en la viña del Señor!!!!!!
Sergio: ¿Adivinaste quién es?, porque no me dijiste...Saludos.
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