domingo, 3 de junio de 2012

ENIGMÁTICO 8

En los años 80' la Argentina se convirtió en un polo de atracción para los productores televisivos de Puerto Rico. Con el dólar a favor, todo les resultaba barato. Tenían a su disposición los estudios independientes con la tecnología necesaria para hacer un producto de nivel, listo para ser emitido en cualquier parte del mundo. Y en materia de actores, tenían para elegir entre figuras y talentos en bruto.
Los actores eran muy conscientes que si su labor se destacaba, se les abría la posibilidad de trabajar en el exterior, empezando por Puerto Rico y siguiendo por México, Colombia y otros países de Latinoamérica.
Ninguna de las telenovelas que se hicieron aquí con un mix de actores portorriqueños y argentinos tuvo éxito en la Argentina, pero varias de ellas ocuparon los primeros puestos de audiencia en el país centroamericano.
Los productores que venían de afuera soñaban con un romance en la vida real entre la protagonista de Puerto Rico y el galán de Argentina, como una forma de darle más incentivo a la historia.
Pero no lo consiguieron. Y en dos de las telenovelas por culpa de nuestro enigmático.
Nuestro hombre de hoy, poco conocido aquí en ese entonces y menos aún en el exterior, fue convocado como contrafigura de Antonio Grimau para un culebrón cuyas primeras escenas se grabaron en los alrededores del restaurante "El Mangrullo", en Ezeiza.
Aunque Grimau estaba casado, en la producción aspiraban a que tuviera un acercamiento íntimo con la protagonista, muy linda, muy joven y recién divorciada.
Sin embargo,  la chica cayó rendida a los brazos del actor secundario, que estaba casado pero como dicen en estos casos "no castrado".
En Argentina, los medios de Espectáculos prácticamente ignoraron el romance. "No son conocidos", decían los jefes en las redacciones. En cambio en Puerto Rico, la noticia explotó. Todos querían saber quién era el galán que había conquistado el corazón de la actriz que había roto recientemente su matrimonio.
Como yo trabajaba como corresponsal de la revista "Vea", de ese país, su director me tenía loca pidiéndome datos de nuestro "rompecorazones". Todas las semanas salían notas, comentarios o chimentos sobre él. Es que estaban muy interesados en saber si la relación con su estrella tenía futuro.
A la par que crecía su popularidad en Puerto Rico, aumentaba su protagonismo en la tira. Nunca advertí el disgusto de Antonio Grimau, pero me imagino que no debe haber estado muy conforme con el notable crecimiento de su contrincante en la ficción.
El romance con la actriz "boricua" duró lo que duró la telenovela, es decir unos seis meses. Sin embargo, los productores quedaron muy interesados en ese joven, que además de conquistador ya daba muestras de ser un buen actor, que es en lo que se convirtió con el tiempo. Es más, estuvo como candidato en la última entrega del Martín Fierro, pero no ganó y tampoco estuvo presente en la fiesta en el Hotel Hilton.
Al año siguiente de la telenovela de Grimau, los portorriqueños eligieron a nuestro actor como protagonista de su nueva tira. Como compañera de rubro optaron por una exuberante y muy simpática actriz y cantante del país centroamericano.
Seguramente pensaron que nuestro galán fijaría sus ojos en ella y que sería correspondido, para darle más difusión a la historia que llevaba el nombre de una mujer. Pero se equivocaron. Pese a que se llevaban muy bien trabajando juntos, ninguno se interesó de manera personal por el otro. Al contrario.
Para desilusión de los productores, la chica comenzó un romance con Jean-Pierre Noher, quien tenía un papel secundario en la tira. Y nuestro enigmático, siempre a espaldas de su esposa de entonces, inició un affaire con otra actriz secundaria del envío, hija de un conocido artista plástico y en algún momento relacionada sentimentalmente con Joan Manuel Serrat.
La "amistad" con esta chica no se conoció públicamente, porque nuestro enigmático me pidió por favor que no lo diera a conocer en la revista de Puerto Rico. Para él era una historia pasajera y no quería seguir sumándole conflictos a su ya conflictivo matrimonio.
Nunca supe en qué quedó esa relación, aunque supongo que no duró demasiado como las anteriores.
Desde que los portorriqueños levantaron vuelo para no volver, no me encontré nunca más con nuestro actor. Yo dejé de trabajar para la revista "Vea" porque me costaba horrores cobrar los cheques en dólares y un tiempo después entré en el noticiero "Nuevediario", y dejé el vínculo con el Espectáculo en el pasado.
Después me enteré que se enamoró de una actriz, a quien yo había entrevistado en varias oportunidades con otro marido. Y al parecer, el amor fue más fuerte, porque siguen juntos hasta ahora. Y según lo han declarado de ambas partes en distintas notas, son muy felices. Qué bueno, nuestro actor encontró paz en su corazón inestable...

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Nadie acertó al actor del enigmático y eso que es un tipo muy conocido en la actualidad. Tal vez estuve muy mezquina con los datos. Pero vayan por el lado de los unitarios y las películas. Y además, su figura cambió bastante con los kilos que aumentó en los últimos años.