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miércoles, 8 de febrero de 2012
GRACIAS FLACO POR TU MÚSICA, TU POESÍA Y TU DON DE GENTE
No imaginé que me iba a sentir tan dolida por la muerte de Luís Alberto Spinetta. Dolida como para llorar de tristeza.
Será tal vez porque tiene que ver con mi adolescencia. Con el despertar a una música y una poesía diferente a lo que conocía. Melodías únicas, maravillosas, que hicieron que lo ubicara entre un ramillete de músicos talentosos.
Lloro además porque se fue una gran persona. Un tipo que se sumó a la lucha de los familiares de los chicos que murieron en el accidente del Colegio Ecos para manejar con cuidado, sin alcohol encima. Un ser libre que hizo la suya sin joder a nadie.
En mi humilde homenaje, voy a repetir la anécdota que escribí en este blog en octubre del año pasado, que lo pintaban como un hombre encantador. Gracias Flaco por todo...en el cielo están de fiesta, otro genio acaba de llegar para brindar su música...
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Cuando trabajaba en la revista "Casos" de la Editorial Perfil, allá por los años 83' y 84', llegué a tener una columna sobre Rock que se llamaba "Rockasos".
No era originalmente mía, sino de un chico que renunció a la revista y como en los últimos tiempos, antes de que se fuera, la hacíamos juntos, por lógica, la heredé.
Al principio sólo se daban noticias de músicos, comentarios de discos, de recitales, y no más de eso. Pero yo le dí un vuelo diferente. No sólo amplié el panorama musical al blues, la balada, el candombe, el folklore, sino que comencé a incluir mini-reportajes a los músicos.
Eso fue lo que más me gustó. Porque pude conocer a varios artistas que admiraba por su música y que de otro modo no hubiera tenido la posibilidad de llegar a ellos.
Uno de esos músicos era Luís Alberto Spinetta, un señor del rock y por quien tenía una tremenda admiración.
Así como Charly García me daba la imagen del "loco", del "músico loco", más terrenal, más cercano a sus seguidores, el "Flaco" Spinetta representaba para mí "un prócer", distante, inalcanzable.
Por eso, conseguir una entrevista con él para mi humilde columna, se convirtió en todo un acontecimiento. Tampoco era un tipo de dar muchas notas, aún hoy es así. Entonces, era una gran oportunidad para aprovechar el tiempo que me iba a brindar.
Además, no era nada fácil enfrentar a un ídolo. Y él lo era para mí entre los músicos argentinos.
Recuerdo que pese a haber leído bastante sobre él para tener claro qué preguntarle y no quedar en ridiculo, me sentía muy nerviosa y temerosa de "meter la pata", cuando me dirigía a entrevistarlo en "Abraxas", la productora que lo representaba.
Tal vez por preocuparme demasiado por las preguntas que le iba a hacer, me olvidé de un detalle muy importante: las pilas del grabador. No reparé en que estaban gastadas y que les quedaba muy poco tiempo de uso. Casi nada.
Spinetta me recibió con mucho respeto y para no hacerlo perder tiempo, dejé de lado los comentarios triviales, normales en cada reportaje, y me dispuse a hacerle la entrevista.
Saqué el grabador y no había terminado de hacerle la primera pregunta, cuando el aparato se detuvo en seco. Yo me puse pálida. Me quería morir allí mismo.
Lo más razonable en estos casos, y más aún él que era una estrella, que me dijera: "muchas gracias y hasta luego". Pero Spinetta me sorprendió.
Tal vez lo conmoví al verme tan desvalida en ese instante. No lo sé. Con mucha paciencia me pidió que "me tranquilice, que lo sucedido no era nada del otro mundo y le podía pasar a cualquiera".
Pero no fue lo único que hizo por mí el señor Spinetta. Me anunció que iba a acompañarme a un kiosco a comprar pilas, y después volveríamos a la oficina a seguir con la entrevista. Y eso fue lo que pasó.
Bajamos a la calle, buscamos un kiosco cercano, yo compré las pilas, cargué el grabador y retornamos para proseguir con la nota.
Con mucha vergüenza le hice las preguntas y esto fue lo quedó de aquella experiencia teñida por el papelón:
"Con la serenidad que lo caracteriza, Luís Alberto Spinetta habló. Habló de sus 33 años de vida, de los 20 con la música, de su hogar apacible en una quinta de Castelar, de la libertad que no tuvo...de "la libertad que no tenemos desde hace 50 o 60 años", como dice. Habló también de su censura, de cómo fue reprimido en su adolescencia, por el sólo hecho de ser rockero. Expresó su bronca, pero también se mostró optimista. Con ustedes Luís Alberto Spinetta...
- Empecemos con "Bajo Belgrano", el elepé que estás grabando en este momento con Jade.
- Elegí el Bajo Belgrano porque es un lugar donde hay guardadas un montón de imágenes poéticas y sentimientos de libertad. El disco no cita lo geográfico, cita los sentimientos que allí fueron surgiendo.
- ¿Qué relación tiene con vos esa zona?
- Yo nací en Núñez, que está muy cerca del Bajo Belgrano y siempre lo recuerdo como una zona romántica.
- Hace algunos meses cambiaste el ruido de Buenos Aires por la tranquilidad de Castelar. ¿Qué fue lo que te impulsó a eso?.
- Yo antes vivía en Olivos donde no tenía tanto ruido. Pero más que nada quería un poco de verde.
- ¿Esa tranquilidad ayuda más a la inspiración de un músico, que estar rodeado de los problemas de la ciudad?.
- Pienso que no se puede estar ausente de los problemas y menos viviendo con una familia con hijos, donde hay siempre pequeñas cositas. Lo que creo es que aislándose y estando bien uno se consigue un grado de paz diferente. Los amaneceres o atardeceres te ayudan a reflexionar.
- Tengo entendido que tu hijo Dante sigue tus pasos en la música...
- Hice un tema que no está incluido en ningún disco, donde canta él. Pero mi intención es producirle un álbum donde pueda satisfacer todas sus inquietudes. Dante es muy rockero, le gustan los grupos de heavy metal. Ahora estoy esperando que aprenda a leer un poco mejor (tiene 6 años), para que yo le pueda escribir letras o lo haga él directamente.
- ¿Quiénes más integran tu familia?.
- Patricia, mi mujer, Catarina, de cuatro años y medio, y el más chiquito, Valentino, que va por los tres.
- ¿Cómo es la vida del Spinetta hogareño?.
- Muy normal, aburguesada, me levanto generalmente temprano, tipo 9, depende de cómo haya terminado la noche anterior, y como tengo los instrumentos y equipos en casa, allí me reuno a tocar con Jade. Fuera de eso, a veces veo televisión, escucho radio, pongo música, dibujo, la ayudo a mi mujer en algunos quehaceres, juego con los chicos. Es totalmente tranquila, sin delirios.
- Volvamos a la música...¿por qué le pusiste "Mondo di Cromo" a tu elepé solista?.
- Porque es una forma de decir "perro mundo" o "qué mundo pesado", nada más que dicho en italiano, suena mucho más "pasta molle". Lo hice pensando en la fuerza rítmica y con letras incisivas.
- Hay gente que dice que lo tuyo es más bien surrealista, que te alejás de la realidad y no ve denuncias en tus temas. ¿Qué les respondés?.
- Eso lo dicen los tipos que no han leído bien mis letras, porque desde hace bastante tiempo he venido denunciando cosas, sólo que de una manera sutil. "Las golondrinas de Plaza de Mayo" o "Jaguar herido", son temas de denuncia. Tampoco es mi intención denunciar, porque a mí me gusta la música que habla de algo sublime y a veces las vilezas pueden llegar a estropear una melodía. Pero hay un compromiso con la realidad, a través de un lenguaje depurado.
- Almendra abrió de alguna manera las puertas del rock allá por los 70'. ¿Qué diferencias encontrás con aquella apertura y ésta en materia musical?.
- Pienso que ahora las cosas están mucho más claras, medio como que el rock se incorporó a la gente, sobre todo a la gente más joven. En aquel momento estábamos tratando de hacer barullo para que nos dieran bola, en cambio ahora estamos en una posición de poder dar mejores cosas, que no sea solamente ruido para que nos escuchen. Creo que este es un momento de plenitud, que se va a afianzar más con el cambio político.
- ¿Alguna vez fuiste censurado?.
- Sí, un par de veces me censuraron presuponiendo deformaciones, es decir, como que lo que yo decía alteraba la moral y las buenas costumbres. Como ser un tema que se llama "Elementales leches", donde a algún degenerado censor se le ocurrió que traía algún tipo de acción colateral. Pienso que las restricciones que he tenido han sido sin importancia, porque justamente las cosas sutilmente puestas, no han podido ser descifradas por esos tipos.
- En este momento existe como una "fiebre" de los músicos argentinos por irse al exterior, caso Charly García. ¿Estás vos también con la misma intención?.
- Ahora no, pero yo hice un longplay en el año 79' en Estados Unidos, absolutamente todo en inglés. O sea que yo no estoy en contra de las aperturas hacia otros horizontes, porque por más que me vaya siempre voy a volver de alguna forma y es tal cual lo que va a hacer Charly. Para mí, el prototipo del argentino es el tipo innovativo, que no le gusta pasar vergüenza si sale de su país y no aquel que dice defender lo nuestro y no aporta nada nuevo, quedándose con las premisas del pasado.
- ¿Qué pensás de esa juventud que mira con tantas ganas la libertad, después de haberse criado bajo un proceso?.
- Los pibes que han vivido 6 años de represión ahora tienen 18 y entonces no han sido verdaderamente protagonistas de represiones, más que las represiones familiares. En cambio, si me hablás de 50 o 60 años de proceso regresivo, te puedo contar que cuando yo tenía 17 años me llevaban en cana porque se les ocurría. Es decir, que todos hemos vivido con las mismas ganas de libertad, porque han sido años y años de proscripciones, sin mencionar a la Guerra de las Malvinas, que afectó a la nación en su totalidad. En ninguna época en estos 50 o 60 años respiramos libertad. Me acuerdo que yo tenía 5 años cuando en el 55' bombardearon la Plaza de Mayo y estaba horrorizado al escuchar el ruido de los aviones. Por eso es hora de poner un límite definitivo a esa gente que quiere destruir este país. Son traidores a la vida, porque de esos tipos los ha habido en la Alemania nazi, en la Italia fascista, en la revolución rusa, en la revolución cubana, en la Asamblea del año 13'...siempre. Yo creo en el potencial espiritual del hombre que es lo único que verdaderamente derribará la maldad..."
Nunca más volví a entrevistar a Spinetta. Pero su actitud humilde, de un grande de verdad, no me la olvido más. Me quedó la imagen de un hombre recto, de muy bajo perfil, consciente de la realidad, pero sin ánimo de tirar petardos para hacer ruido.
Cuando hace cinco años, hizo su aparición como un simple padre, comprometido con la causa del Colegio Ecos porque uno de sus hijos estudiaba allí cuando se produjo el trágico accidente en Santa Fe, donde murieron varios alumnos y una docente, no me sorprendió. "El Flaco", doy fe, más allá de su talento como artista, es un ser humano excepcional.
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1 comentario:
Agradezco a Dios haber tenido la oportunidad, al menos una vez, de entrevistar a un enorme músico como Spinetta. Lo digo porque escuché a gente muy conocida de los medios que le quedó como una asignatura pendiente. Es que el Flaco no era muy afecto a los reportajes. Un tesoro entonces que guardo en mi corazón.
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