lunes, 22 de agosto de 2011

WIND CAR, VIENTO, TIERRA Y UN VIAJE MUY DIVERTIDO







Esa chica cubierta de tierra de pies a cabeza, soy yo en Pampa del Leoncito, una extensa planicie de arcilla, que alguna vez fue un lago, en El Barreal, a 180 kilómetros al sur de la ciudad de San Juan.
Pese a la mugre y a tener que estar todo el tiempo con un pañuelo a modo de barbijo, este fue el mejor viaje que realicé como periodista.
No por lo que fui a cubrir, sino porque nunca me divertí tanto. Me hice de un grupo de periodistas tan alegres y dispuestos a pasarla bien, que vivimos momentos de chistes y risas, realmente inolvidables.
Sucedió en enero de 1989, en ocasión del XI Campeonato Marlboro de Wind-Car (en el título de la revista está mal escrito, decía "Wind-Carts").La empresa de cigarrillos invitó a la revista "La Revista" a realizar la cobertura y tuve la suerte que me enviaran a mí.
Como compañero de tareas fue Pablo Escribano, devenido fotógrafo, ya que en la revista no cumplía esa tarea, pero como su tío era el director, le regaló el viaje. A decir verdad, cumplió muy bien con su nuevo rol y resultó un grato acompañante.
Después de viajar en avión a Mendoza y de allí en combi hasta El Barreal, porque queda en el límite entre las dos provincias cuyanas, llegamos al hotel.
Traté de dejar atrás los problemas con el novio de entonces, a quien le había descubierto que tenía otra mujer. Y decidí tomarme un respiro. Por eso en este viaje estaba muy distendida y dispuesta a dejarme llevar por lo nuevo de la aventura.
Al llegar esa noche al hotel, se produjo el primer motivo para reir a carcajadas.
En la lista para las habitaciones, a mi me tocó con "Paula" Escribano.
-No es Paula Escribano, es Pablo - le dije a la encargada de asignar los lugares.
-¿Cómo Paula? - me preguntó la chica extrañada.
-Es Pablo, ¿no ves que es un muchacho?
Cuando todo se aclaró, me asignaron como compañera de habitación a la cronista del noticiero del desaparecido canal VCC. Con esta chica rubia, delgada y de la cual no recuerdo su nombre, desde el primer momento nos llevamos bárbaro.
Al día siguiente, luego de salir a la madrugada a trotar por los alrededores y hacer después una rutina de ejercicios, me bañé y bajé a desayunar con Pablo.
A uno de los integrantes del equipo de VCC lo ví muy parecido a mi amigo Carlos Montero, hoy conductor en CNN, y me acerqué a la mesa a preguntárselo. Era su hermano. Sólo que no lo conocía porque vivía en Estados Unidos y hacía poco que estaba de vuelta en Buenos Aires.
Sus compañeros, Rubén Saiegh y Oscar Obregón, se presentaron y nos invitaron a Pablo y a mí a compartir la mesa con ellos. De ese instante formamos un grupo muy unido y con el que pasamos momentos muy divertidos.
La gente de Marlboro prácticamente ignoraba a los periodistas. Para ellos, sólo importaban sus invitados VIP. Y era obvio que eso sucediera.
Estaban María Marta Rivero Haedo de Pacheco, una paqueta de aquellas, figura infaltable en todas las reuniones sociales de alta alcurnia y figura repetida en todas las ediciones de la revista donde yo trabajaba.
También Luisa Zuberbüler, Carlos Travers, la ex modelo Tini de Bocourt, su novio de entonces Juan de Álzaga, Ignacio Viale del Carril, marido aún de Marcela Tinayre y padre de Juanita y Nacho, Enrique Olivera, en esa época Secretario de Turismo de la Nación y quien fue en la presidencia de Fernando De la Rúa, Jefe de Gobierno Porteño, y su hija Soledad.
Además, el rugbier de "Los Pumas", Rafael Madero, junto a su esposa Patricia y su pequeño hijo Benjamín. Y entre otras modelos, Bárbara Durand y Fabiana Shaffer.
Con mi grupo la pasamos genial y todos los que nos ignoraban, terminaban dándose vuelta para tratar de entender de qué nos reíamos a más no poder.
La tarde de la competencia de wind-car o carrovelismo como también se lo llama, me encontré de pronto en medio de una superficie plana e ilimitada, con un polvo y vientos insoportables, y ante una carrera totalmente desconocida para mí.
Más allá de reirnos con Pablo y mis nuevos amigos, de nuestras caras y prendas sucias, puse en juego mi profesionalismo para hacer una nota interesante para "La Revista".
Mi entrevistado fue el organizador y campeón de wind-car, Jaime de Lara "El Gringo", para todos, quien además de estar en cada uno de los detalles, cumplió con su rol en ese momento de subsecretario de Deportes de San Juan. No voy a negar que fue varias veces el blanco de nuestras risas, por eso de hacer todo y ganar encima la competencia, pero fue muy amable y didáctivo.
Así me enteré que el deporte lo trajo en 1974 un piloto belga llamado John Byttbebier. El tipo se quedó fascinado con el terreno, cuando sobrevoló la Pampa del Leoncito y como se hizo amigo de de Lara, juntos comenzaron a fabricar los primeros carros.
En este momento la pista de San Juan es una de las mejores del mundo. Y se hacen campeonatos internacionales.
Además de la carrera, todos los integrantes de la delegación tuvimos la posibilidad de elegir entre hacer una cabagalta o ascender al Cerro El Tontal, de 3.700 metros de altura y el más alto de la provincia.
Mientras mis amigos eligieron el paseo a caballo, yo preferí subirme a una "guanaquera", un jeep preparado para estos menesteres, e ir a conocer con Tini de Bocourt, Juan de Álzaga y Enrique Olivera, la cima del cerro.
La experiencia fue maravillosa. Pasamos del calor al frío en lo alto de la montaña, pero estábamos preparados con abrigos para afrontarlo. Sin embargo eso no fue un impedimento para disfrutar de un paisaje inigualable, donde lo más destacado es que se podían observar a lo lejos las cumbres nevadas del Cerro Aconcagua.
La última noche del viaje se cerró con un baile de disfraces en un boliche. Sólo que nosotros los periodistas recién nos enteramos en las horas previas que había que tener un disfraz y iba a haber un premio para el mejor.
Mientras los invitados VIP cumplieron a rajatabla con el vestuario acorde con el "dessert-look", nosotros tuvimos que arreglarnos con lo que teníamos a mano. Las chicas no usamos disfraces, nos vestimos de manera normal, pero Pablo junto a los chicos de VCC cargaron las sábanas del hotel y se disfrazaron de camello.
Inolvidable ese camello por lo original y gracioso. Fue muy divertido verlos chocarse con todo, porque debajo de las sábanas no veían nada.
Estábamos seguros que íbamos a ganar el primer premio. Pero claro, éramos los "kelpers" del viaje y se lo dieron a otro.
Aún así esa noche la pasamos de primera, bailando y riéndonos de cualquier estupidez.
Si bien nos intercambiamos teléfonos, nunca volvimos a reunirnos en Buenos Aires como lo habíamos planeado.
De la periodista de VCC no tuve jamás ninguna noticia. En cambio con Pablo Montero seguimos siendo amigos y hasta estuvo en uno de mis Cumpleaños. Después se volvió a Estados Unidos y perdí el contacto.
De Rubén Saiegh escuché hablar varias veces en su calidad de productor de noticieros en distintos canales. Siempre mal. La gente me hablaba pestes de él y yo no podía hacer coincidir esos comentarios con el tipo simpático y amable que había conocido en El Barreal. Es más lo defendía.
Eso hasta que llegó en un momento a ocupar el cargo de Director de Noticias en Canal 9 y lo tuve como jefe. Fue tan triste para mí, porque con sus humillaciones, me defraudó de cabo a rabo y tuve que terminar dándole la razón a sus detractores.
No sucedió lo mismo con Oscar Obregón. En el viaje era el más callado, pero nunca desentonó. A él lo volví a ver en Canal 9, cuando estuvo como productor del programa "De 9 a 11", que conducían Maby Wells y Guillermo Mazzuca, y cuando se fue éste, Claudio Albarenque. Ahora lo tengo como jefe y no es por quedar bien, porque en este blog no me privo nunca de decir la verdad, pero se comporta muy correcto y es muy profesional en su cargo. Tampoco tengo mucho trato con él, ya que llega una o dos horas antes que me retire. Pero es armoniosa la convivencia. Tenemos además una coincidencia, nos seguimos mutuamente en "twitter".
Más allá de los buenos momentos, a la larga fue muy especial este viaje, ya que fue él último que hice para "La Revista", porque me despidieron en julio. Y el último como redactora de gráfica porque después entré al noticiero "Nuevediario" a trabajar como productora. Realmente, hermoso San Juan...

1 comentario:

Yayi Villegas dijo...

Los dólares del fondo son para comprarle la comida a mis gatos y a los gatos de la calle. Está cara la vida gatuna...