miércoles, 31 de octubre de 2012

EL FIERRO DEL TAXISTA


Fui protagonista secundaria de un incidente que podría haber terminado con mucha sangre...
Iba en colectivo hasta mi casa, luego de salir de canal, cuando en el viaje me sentí muy agotada y vencida por el sueño. Como temía pasarme de largo, decidí bajarme en Plaza Once para tomarme un taxi.
Por la plataforma del medio, donde se detuvo el 151, caminé hasta la esquina de Avenida Pueyrredón y Bartolomé Mitre. Es común que baje en esa parada y luego tome un taxi por Pueyrredón. No podía suceder nada extraño. Pero sucedió.
Cuando se abrió el semáforo, me dispuse a parar al primer taxi que estuviera libre.
Pasó uno y no se detuvo, pese a que iba vacío. No me preocupé demasiado porque estimé que alguien lo había convocado por teléfono. Así que esperé al siguiente, que sí paró.
Le indiqué al conductor la dirección. Pero en ese momento observé que de un taxi que estaba a la derecha, pegado al cordón, apareció por la ventanilla un ofuscado taxista, muy molesto con el que me llevaba a mí.
No sé si fue el que había pasado antes y no me vio, y después se dio cuenta y se quedó esperando que me acerque. Es lo que se me ocurrió en ese momento, porque si no fue el mismo, a éste nunca lo registré. Yo paré al que venía primero. No elegí.
El hombre seguía muy enojado, insultaba al taxista que me llevaba, acusándolo de "haberle robado el pasajero". Pero no sólo eso, trató en principio de cerrarle el paso, siempre a los gritos.
Cuando llegamos a Pueyrredón y Rivadavia, mi taxista, que ya había empezado a enojarse también, estuvo a punto de chocarlo. Ahí pegué un grito: "No, por favor, no avance".
El otro taxi había pasdo, antes que el semáforo se pusiera en rojo y se detuvo a esperarnos frente a la pizzería que está en la esquina.
Cuando pasamos Rivadavia, me llevé una terrible sorpresa. El otro taxista se bajó de su auto, fue hasta el baúl y sacó un fierro de medio metro de largo. Y así, amenazante, se vino hasta la ventanilla del taxista que me llevaba.
Seguía recriminándole que "le había robado el pasajero" y que le iba a "romper el auto". Entonces, pese al miedo que tenía, me acerqué a la ventanilla para decirle que yo lo había parado y que no le había robado el pasajero, porque a él yo no lo había visto. Y si era el que había pasado antes, no me di cuenta que había parado. Pero él seguía enojado con mi taxista, diciéndole que aún con sus 60 años, era capaz de pelearse con él.
Temiendo lo peor y con la intención de dejar constancia del posible ataque, saqué mi cámara y grabé este video. Allí se alcanza a ver el fierro en su mano y cómo, después de mi intervención, optó por volver a su auto y volver a guardar el fierro en el baúl.
Debo reconocer que el taxista del fierro nunca se enojó conmigo por no haberlo elegido. Su bronca estuvo dirigida todo el tiempo hacia su colega. Creo que si se hubiera dado cuenta que alcancé a filmarlo, los insultos se hubieran dividido y una parte me hubiera tocado a mí.
Mi corazón latía de miedo y ni la charla posterior por teléfono que tuve con mi mamá, sin mencionarle el incidente, logró recomponerme. Recién se me pasó cuando llegué a casa.
Después de lo ocurrido, le pregunté al taxista si conocía a su adversario por el odio tan manifiesto. Y me respondió que nunca lo había visto, pero que "locos así hay varios en el gremio".
Es cierto, hay gente muy alterada en esta bella Buenos Aires. Y a mí me tocó "el tachero del fierro"...

lunes, 29 de octubre de 2012

LA PERSONA QUE MÁS QUIERO: MI MAMÁ


Elegí esta foto para homenajear a mi mamá porque es desde hace 10 años, se la ve más joven y porque fue tomada en Centro Forestal, la pequeña barriada en las afueras de Palpalá, en Jujuy, donde viví en mi infancia y adolescencia y por la cual ella aún sigue sintiendo un cariño entrañable.
Fue en la fiesta patronal de San Judas Tadeo, a la que mi mamá asistió para renovar los votos de afecto por el santo y el lugar. Porque así de sentimental es. A alguien tenía salir yo, siempre con los sentimientos a flor de piel.
No importa que esto lo haya escrito fuera del Día del Madre. Porque para mí todos los días son el Día de la Madre. Es decir que mi homenaje es eterno hacia la persona que me dio la vida hace más de 50 años.
La misma persona que me contagió la Fe en Dios y en la Virgen María.
La misma que me enseñó el amor por los animales. Mi mamá fue la inventora en casa de ponerle vida humana a nuestros gatos. Todos tenían sus voces y sus personalidades muy definidas. Hemos tenido gatos hinchas de clubes diferentes a los nuestros. Tuvimos uno de Independiente, como "Nino" y otro de Boca como "El Ovejuna Gran Siete". Hemos tenido también gatos peronistas, radicales y hasta un desarrollista. Y todo a partir de la "locura linda" de mi madre.
Ella también me inculcó el orden y la limpieza. Valores muy importantes para cualquier ser humano.
La misma que supo ponerle humor, aún a las situaciones más complicadas. Con mi mamá y mis dos hermanos, nos hemos reído mucho cuando éramos chicos y después, cuando nos juntábamos en las vacaciones.
La misma que me hizo hincha de River y va a ser el equipo de mi vida hasta que me muera, porque fue mi elección cuando fui creciendo.
A mi mamá le debo mis abultadas cuentas de teléfono, que son de las pocas que pago con agrado. Porque no podría estar más de dos días sin hablar con ella. Aunque en nuestras charlas, es mi mamá la que más habla.
Yo la entiendo, está muy sola en este momento y no puede sincerarse con la gente como lo hace conmigo y con uno de mis hermanos, con quien se comunica sólo los domingos en la tarde-noche. Entonces la llamo, la saludo y ella empieza a hablar y hablar, y a veces ni se entera si me pasa algo. Pero me digo, ¿para qué amargarla si ella necesita comunicarse?. Y eso es lo que vale.
Mi mamá es sinónimo de comidas ricas. Lo máximo son sus pizzas. Crocantes y livianas, para chuparse los dedos. Para mi gusto, le gana a cualquier pizzería. Y no lo digo yo solamente. Cuando éramos chicos, cada vez que había pizza, siempre había amigos que se agregaban sin que los invitemos. Pero siempre había un plato disponible para un nuevo comensal.
Otra de sus especialidades son los pastelitos. Pero yo prefiero sus tortas fritas, aunque hace un montón de tiempo que no las pruebo. Como mi mamá las hacía cuando éramos chicos cuando llovía y en Jujuy los tabacaleros no dejan llover en Primavera y principios del verano, destruyendo las nubes con misiles, la mayoría de la veces me quedo con las ganas de comer unas deliciosas tortas fritas.
De chica, me gustaba comer hasta la masa. Recuerdo que me metía abajo de la mesa cuando mi mamá amasaba y cuando se descuidaba, le sacaba un pedacito. No entiendo cómo me puede haber gustado eso que a la distancia me resulta horrible.
Los locros son otro logro de mi mamá. Porque los hace tan ricos y livianos, que no viene mal repetir. En mi niñez y adolescencia, solía comerme dos platos, cuando el invierno era duro y había que calentar el estómago. Eso explica por qué era más gordita en esa época. La cocina de mi mamá era la culpable y mi boca, por supuesto, por no cerrarse a tiempo.
Mi mamá nunca puso palos en la rueda, cuando le manifesté mi intención de estudiar Periodismo. A ella le hubiera gustado que hiciera mi carrera en Jujuy, pero en los años 70'/ 80', no había Ciencias de la Comunicación. La Universidad Católica, en Salta, sí contaba con esta carrera.
Aunque mi deseo era estudiar en Buenos Aires, por mi mamá fui un día a averiguar los requisitos a Salta. No me acuerdo si fue porque era muy cara o por otro motivo, pero finalmente dejé de lado esa universidad y opté por una escuela de Periodismo en la Capital Federal, donde además me quedé a vivir. Y mi mamá, en silencio, tuvo que soportar mi decisión.
Mi mamá nunca me dijo nada respecto a mis desilusiones amorosas, como así también tampoco me dijo antes que tal o cual persona no me convenía. Siempre valoré su apoyo tácito, cuando me tocó el tiempo de las lágrimas.
Ahora, que ya no hay amores, ciertos ni platónicos, es un problema menos para mí y por supuesto también para ella, que no tiene que sufrir por verme desahuciada.
Lo que lamento es no haberle dado un nieto. Pero yo lamento más no haber sido madre. Pero es así. Nunca encontré a la persona ideal para formar una familia y tener un hijo porque sí, nunca estuvo en mi proyecto. Siempre soñé con un hijo con madre y padre. Así que me quedé con esa deuda, insalvable, de por vida.
Tengo tanto para decir de mi mamá, pero no quisiera exponerla demasiado.
Sólo voy a señalar que la quiero con toda mi alma. Que es la razón de mi vida. Es la persona en la que pienso cuando estoy muy agotada y me cuesta levantarme para ir a trabajar. Es la primera con quien comparto mis alegrías y la última en participar de mis tristezas, para que no sufra estando tan lejos.
Gracias mami por ser mi mamá...

viernes, 12 de octubre de 2012

LA BANDERA MÁS LARGA Y LA MEJOR, ES DE RIVER



La presentación de la bandera de River, me reconcilió con una parte muy genuina mía, la de la hincha fanática, que disfruta estar al lado de gente con los mismos sentimientos por esta camiseta con la banda roja cruzada en el pecho.
Me trajo el recuerdo de los años 90', cuando seguía a River de local y de visitante, siempre y cuando no pasara del Gran Buenos Aires, donde mezclaba mi rol de periodista con el amor indeclinable al equipo.
Una época donde dar vueltas olímpicas era cosa de cada seis meses o como sucedió en el tiempo de Ramón Díaz como director técnico, en 1996, que River dio tres vueltas olímpicas en apenas una semana. Soy bastante tímida cuando no trabajo, pero ese mediodía del 8 de octubre pasado, ya en el colectivo 102 que me llevaba a Palermo, intercambié sonrisas con la gente que iba vestida con camisetas del "millo", remeras o camperas identificatorias.
La primera sonrisa me la regaló un nenito de no más de 2 años que iba en brazos de su padre y que se disponía a bajar en el mismo lugar que yo, en Avenida Las Heras y Tagle. Cuando vi esa sonrisa cargada de inocencia y ternura, le pregunté: "¿Vos también sos de River?". Y el pequeño me respondió "Sí", mientras me mostraba el autito de juguete que llevaba en su mano.
Fue el mejor puntapié inicial para un momento maravilloso, que aunque no pude completar en el Monumental porque al otro día tenía que trabajar muy temprano, disfruté cantando con los hinchas y filmando, y fotografiando lo que sucedía, hasta pasadas las 14 horas.
Me ubiqué primero en la rampa de la Televisión Pública, frente al camión donde estaban los conductores de la fiesta y con una visión ideal para registrar las imágenes de una hinchada colorida y bulliciosa, instalada frente a la puerta principal del canal, y para tener un panorama de todo lo que allí acontecía.
Cuando comenzó la marcha con la bandera de 7.829,74 metros, caminé por la Avenida Figueroa Alcorta, donde la llevé en dos oportunidades con una emoción indescriptible, y luego me instalé a esperar su paso en un pequeño escenario que se había levantado para un homenaje a Guillermo Brown, en la plaza que está en el cruce con Salguero.
Allí, ya con poca batería en la cámara, registré los últimos videos y fotos. Y cuando pude cruzar por debajo de la bandera, me fui hasta la Avenida del Libertador donde tomé un taxi para volver a casa.
Muchos agoreros intentaron enturbiar la alegría de River. Y no me refiero sólo a los hinchas de Boca, sino a todos los que arrojaron sus energías oscuras.
Los aguafiestas, con un dejo o mucho de envidia, se burlaron porque no merecíamos la bandera por haber pasado en 2011 en la "B".
Se rieron porque en un tramo del recorrido la bandera se cortó y hubo que unirla de emergencia.
Llenaron de cargadas, insultos y burlas las redes sociales, utilizando como de costumbre, de manera peyorativa el término"gallina".
 Se ocuparon con suma paciencia de buscar otras banderas más largas para decir que a la de River no le correspondía ingresar en el Libro Guinness de los Récords.
Recurrieron al creador en Rosario del proyecto "Alta en el Cielo", para que critique al club de Núñez, cuando es bien sabido que la bandera argentina que desfiló hasta este año, tiene un largo impresionante y no puede ponerse a la altura porque no es de un club de fútbol, con los cuales River sí compite.
Cuando quedó aclarado este tema, se fueron al otro del planeta para decir que en Marruecos existe la bandera más grande del mundo y en la India hay un club que sí tiene la bandera más larga del mundo, con más de 50 mil metros de largo.
Sin embargo, con todas esas refutaciones, no pudieron lograr romper la magia de este encuentro gigantesco de hinchas "millonarios". Porque eso tuvo esa reunión multitudinaria de 70 mil, 80 mil, 90 mil, 100 mil hinchas, o un promedio de esas cifras.
El encuentro por el Día del Hincha de River atrasado tuvo también camaradería, emoción, espíritu familiar con padres acompañados por sus hijos, incluso bebés. Y una alegría imposible de disimular por las goleadas de las dos últimas fechas, ante Arsenal y Godoy Cruz.
 La bandera, en definitiva, fue una excusa para el abrazo gigante que nos debíamos los hinchas por haber estado en el fondo y haber resucitado. Si eso no es un motivo valedero para festejar, es porque nos quedamos sin sangre en las venas.
 Nada más alejado de la realidad. Tenemos la sangre caliente y estamos con todas las pilas para seguir dando batalla en Primera y hasta aspirar a pelear los primeros puestos del Torneo Inicial.
Les digo "basta" a los intolerantes. Y enarbolo la bandera de la esperanza y del amor incondicional por River. Con eso es más que suficiente.
 Les dejo mis videos y mis fotos de la gran fiesta...

 

domingo, 7 de octubre de 2012

JORGE PORCEL (H),UN PERSONAJE POCO CREÍBLE Y RESENTIDO

La soberbia puesta de manifiesto por Jorge Porcel, hijo, en los últimos días en la televisión y un hecho del cual fui testigo, me hacen pensar que la aparición pública junto a su madre fue armada por él para volver a reclamar la herencia de Porcel padre.
Hace dos semanas cuando el tema recién había salido en el programa "Intrusos", de América, con las imágenes de su madre, Norma de Mauricio, pidiendo limosna entre los autos en Olivos, Junior subió alrededor de las 3.30 a un colectivo 168, donde yo viajaba a Canal 9.
Fue por la avenida Córdoba, entre Almagro y Villa Crespo. Me imagino que debe haber bajado en Olivos, donde vive. Yo en cambio lo hice antes, en Colegiales.
Aunque no lo miré a la cara, porque no suelo mirar a quienes suben por temor a que sea un delincuente que tome represalias conmigo, me llamó la atención que hablara en voz alta con el colectivero para que los pocos pasajeros que viajábamos lo escucháramos.
Desconozco si es amigo del chofer, pero no pagó boleto y se sentó despatarrado en el segundo asiento doble de la derecha.
Hasta ese momento no sabía quién era. Me hacía "ruido" su arrogancia. ¿Quién es este?, ¿de dónde salió?, fueron las preguntas que me asaltaron al escucharlo. Sin embargo, al observarlo de reojo, reconocí que era el hijo de Jorge Porcel.
Lo primero que le dijo al colectivero fue: "¿te enteraste de lo mío en la tele?". El hombre del volante, que seguramente a la hora que va al programa duerme después de trabajar toda la noche, le respondió que no sabía nada.
Porcel, hijo, le comentó entonces que ese día iba a ir a "Intrusos" porque lo habían convocado para hablar de la herencia que le deben de su padre y de la situación de su madre. Y lo invitó al chofer a que lo viera, porque "va a pasar de todo, ya vas a ver qué soy capaz hacer...".
"En la televisión es así -siguió hablando-, tenés que hacer lío para que te tengan en cuenta. Y esta vez no me va a callar nadie..."Y con esta última frase tuve que bajarme. Me quedó de este modo la duda sobre lo que encerraba su nueva aparición ante las cámaras.
Durante el día no tardé en enterarme que habían filmado a su madre rogando por una moneda en la calle para comprar comida y que eso había llamado mucho la atención. Lo que supe unos días después fue  que mientras la mujer mendigaba, el hijo de Porcel, con 41 años, no hacía nada para aportar dinero al hogar que comparten.
Norma dijo en uno de los programas que hacía 10 años que salía a estirar la mano hacia los automovilistas  detenidos por el semáforo. Un triste historial, si se quiere.
Tras las polémicas declaraciones del mal llamado "Jorgito" en la que decía que pretendía ganar 20 mil pesos en un trabajo que en la televisión tenían la obligación de darle porque él era el "hijo de Jorge Porcel" y merecía ganar ese dinero, y que nunca se iba a rebajar a limpiar pisos, no me extrañaría que fue él quien envió a pedir a su propia madre.
Yo creo que con todo el tiempo del mundo que tiene de vivir del aire, este muchacho armó la movida de la lástima para que la Justicia se moviera a su favor. Sólo que con su soberbia, a ambos se le fue de las manos.
Lejos de conseguir que la sociedad se pusiera de su lado para que le entreguen la herencia de Porcel padre que él dice que la viuda del cómico les debe y que algunos periodistas aseguran que ya saldó en departamentos que perdieron y en dinero que madre e hijo dilapidaron, todo se les volvió en contra.
Gracias a la televisión actual con espíritu de Reality, quedó en evidencia que a Jorge y a Norma les gusta vivir de la lástima y no pagar un peso por nada.
Viven en dos locales en Olivos que un peluquero le prestó hace varios años a la mujer porque había trabajado con él en su peluquería y nunca le devolvieron. Y desde que el peluquero murió en 2003, menos que menos.
Allí nunca pagaron un impuesto. Según la prensa, deben más de 100 mil pesos en expensas, Rentas, luz y gas, que está cortado el servicio hace mucho tiempo. Con ese ritmo de vida de indigentes, es imposible que se muevan de ese lugar, aunque a veces se inunden por ser una zona baja.
Porcel hijo pretendía, como lo dijo esa madrugada en el colectivo 168, llamar la atención. Lo consiguió.  Pero le salió al revés de sus aspiraciones. Sólo que la culpa fue suya y de nadie más.
¿No sabía acaso que la televisión actual es una trituradora de carne que si no sabés cómo moverte, te termina destrozando?. Él terminó destrozado porque se dejó ganar por la soberbia y dejó al descubierto una vagancia irremediable, de lo cual los medios sacaron el máximo provecho.
Hubo burlas, es cierto. Pero él hizo mucho para quedar en ridículo y ganarse el repudio de la gente.
No estoy de acuerdo con los términos discriminatorios hacia él por ser obeso. Como así también que, como él lo reafirma, haya sido excluido del afecto y los bienes de su padre. Ahí lo defiendo.
No lo defiendo en cambio, cuando pidió que le den un trabajo por no menos de 20 mil pesos, sólo por ser "el hijo de Jorge Porcel".
Después dijo que nunca "se rebajaría a lavar pisos". Está bien, que no lave pisos, pero podría pedir trabajo como administrativo en alguna oficina o buscar cualquier otro empleo donde no tenga "ensuciarse las manos".
Lo peor de él apareció con el paso de los días, cuando todos los medios se sumaron a su búsqueda porque se había transformado en un personaje atractivo para hacer estallar la pólvora en cualquier momento.
En una radio, dejó al descubierto su lado "facho", al declarar sin anestesia que "en la Argentina deberían volver los militares para que haya 20 millones de desaparecidos". Una barbaridad para un país, donde el tema de los desaparecidos es una herida que aún permanece abierta. Y además, como si la sociedad fuera culpable de sus miserias.
En la última entrevista que concedió a Radio 10, dijo que "los ingleses tendrían que haber invadido todo el país, no sólo Las Malvinas". Porque según él, de ese modo "seríamos más educados". Qué poco sabe de Colonialismo y de historia este muchacho...Y tampoco respetó la sangre derramada por varios chicos que fueron enviados a la guerra en 1982.
En su ambición desmedida, ahora dice que demandará a todos los medios que "se burlaron de él". Asegura que les sacará mucho dinero porque encontró a unos abogados deseosos de ganar plata como él, que harán lo imposible por ganar el pleito.
Más vale que eso suceda, de lo contrario, ¿cómo les pagará sus honorarios, si nunca paga nada?.
Este hombre dice que todos los abogados que puso en procura de su herencia, recibieron dinero de Olga Gómez, la viuda de Porcel, y se pusieron en su contra. ¿No será que no les pagó y por eso se fueron?. Porque un abogado que no cobre, no va a encontrar...
También le escuché decir que Olga Gómez le había pagado a los medios para que lo dejen mal parado. Que yo sepa, nadie tuvo contacto con esta señora. De lo contrario, habría salido al menos un comentario suyo. ¿A qué programa no le gustaría entrevistar a la verdadera viuda del cómico, la que se bancó su enfermedad hasta la muerte y sobre todo los "cuernos"?.
Así que a Jorge Jr. cada vez le quedan menos argumentos para justificar su aparición pública,  con el único objetivo de obtener más dinero para seguir viviendo sin trabajar.
Él sabe que en cualquier momento, su madre ya no podrá salir a mendigar y entonces no tendrá a nadie que le lleve las monedas para el puchero de cada día. Porque él quiere seguir siendo el campeón mundial de lanzamiento del martillo...cuanto más lejos una herramienta de trabajo, mejor...